CICLISMO

La carrera ciclista que se decide en un túnel a 212 metros bajo el nivel del mar: "Pierdes la perspectiva"

La Arctic Race of Norway, disputada este año enteramente por encima del Círculo Polar Ártico, afronta su etapa definitoria este domingo en el Cabo Norte.

Kristoff liderando el Tour de Francia en 2020./Archivo/Getty
Kristoff liderando el Tour de Francia en 2020. Archivo/Getty
Fran Reyes

Fran Reyes

Hammerfest. - En pleno mes de agosto, hay una carrera ciclista en la que sus participantes pasan frío y pedalean en condiciones de miseria, con frío y viento; donde no existen las cimas más allá de los 500 metros de altitud, y sin embargo cada subida parece un puerto de primera categoría… y cada escenario, un decorado de película. "Disfruto mucho viendo los paisajes", apunta Guillaume Martin, ciclista y filósofo de Cofidis. "Esto es lo bonito de la bici", valora Marc Brustenga, quien dejará Lidl-Trek este invierno. "No estamos encerrados en un estadio, ni en una piscina: competimos por todo el mundo".

Hablamos de la Arctic Race of Norway, carrera celebrada íntegramente por encima del Círculo Polar Ártico cuya cuarta y definitiva etapa concluirá este domingo en el icónico Cabo Norte, uno de los puntos más septentrionales de Europa. En lo deportivo, el reto no se limita a ascender hasta los 306 metros de altitud del promontorio helado, ni en sobrevivir a la siempre cruda meteorología. Antes hay que acceder a la isla de Magerøya, donde se ubica el Nordkapp, mediante un túnel de 6,9 kilómetros que llega a circular a 212 metros por debajo de la superficie del mar.

Todavía en vísperas de la carrera, sentados en un caldeado centro turístico a las orillas del Río Alta por el que nadan salmones de hasta 25 kilos, los noruegos Tobias Halland Johannessen y Frederik Dsvernes charlan tranquilamente. Son los líderes del emergente gran equipo local, Uno-X, que tras debutar con moderado éxito en el Tour de Francia ahora aspira a conquistar una de las dos vueltas que se disputan en su país. Llevados por la conversación, tratan de imaginar cómo será la resolución de la carrera.

"El último día puede ser una locura", razona Dsvernes. campeón nacional y motor de alta cilindrada. "Sobre todo, el paso por el Túnel del Nordkapp. Quedarán 50 kilómetros para meta pero, si quieres, puedes reventar la carrera allí". Ninguno de los dos conoce este túnel submarino en concreto, pero sí saben cómo es competir bajo el agua. "Lo hicimos una vez, en la Vuelta a Noruega que se disputa en mayo", cuenta Johannessen. "La aerodinámica es totalmente diferente. Prácticamente no existe el rebufo". "Y luego está el tema de la luz", tercia Dsvernes. "Los túneles están oscuros; apenas se ve nada. La tensión es muy grande y el pelotón tiende a romperse; bien por caídas o bien porque no te enteras de los ataques".

Quien sí conoce el Túnel del Nordkapp es August Jensen. "Yo participé en la edición de 2014, en la que también acabamos una etapa en el Cabo Norte", explica este veterano ciclista noruego que compite en el Human Powered Health estadounidense. "Los túneles submarinos son por lo general bastante empinados, y en ellos pierdes la perspectiva. Bajas muy rápido y después subes muy lento. Sin embargo, no te das cuenta de a qué velocidad vas realmente. Al menos la ventilación es buena y se puede respirar con normalidad". Una experiencia diferente. ¿Merece la pena? "No sé… La verdad es que a mí no me gusta", juzga jocoso.