El ciclista checo residente en Motril que se está revelando en Alicante: "Apunten su nombre"

Benifato. - Lidl-Trek acaba de ganar la contrarreloj por equipos inaugural de la Volta a la Comunitat Valenciana en Orihuela, emotivo homenaje al centenario Bernardo Ruiz, oriolano ganador de una Vuelta y podio en un Tour. 34 kilómetros casi planos donde los motores de gran cilindrada como Jonathan Milan, Daan Hoole o el prometedor sueco Jakob Söderqvist se han impuesto con un amplio margen, de 45 segundos para arriba, a Jayco-AlUla, UAE Team Emirates, Red Bull-Bora-Hansgrohe, Ineos Grenadiers y Movistar Team. El conjunto estadounidense está al alza y eso se nota tanto en su rendimiento como en el eufórico abrazo en el cual se funden sus siete ciclistas y en la amplia sonrisa de su director, Michael Schär.

"Es su momento para despegar". Schär lo pronuncia mirando a Mathias Vacek (2002, Beroun), que ha cruzado la meta en primera posición y con ello se ha vestido de líder. "El año pasado acabó segundo en tantas carreras…" Entre ellas: la crono inaugural de La Vuelta, en Lisboa; la etapa de la gran ronda española en Córdoba, batido al sprint por el magnífico Van Aert; y la prestigiosa París-Tours, cayendo en el mano a mano con Christophe Laporte. "... Tantas veces segundo, que queríamos darle esta pequeña victoria para que sintiera que todo su trabajo de este invierno ha servido".

Vacek es ciclista de cuna por inspiración fraternal. Su hermano mayor, Karel, era el gran rival de Remco Evenepoel cuando el prodigio belga arrasaba en juveniles. Sin embargo, su trayectoria tomó derroteros erráticos y ha acabado retirándose este invierno tras una campaña anónima en el ProTeam español Burgos BH. No obstante, su ascendente sobre Mathias es notable. Por ejemplo, en el hecho de que ambos residen juntos durante buena parte del año en Motril (Granada). "Sin más, buscábamos un sitio cálido y alquilamos un primer apartamento a ciegas", cuenta el pequeño, "pero nos gustó y ahora hemos buscado uno más grande…"

"Todavía estamos descubriendo cuál es su auténtico potencial", confiesa Michael Schär sobre su ciclista. "Sabemos que es versátil, que rinde bien en las clásicas, y en las contrarrelojes, e incluso en los sprints porque es potente. Creemos, incluso, que puede pelear generales en vueltas pequeñas". ¿Y podrá mantener el maillot amarillo este jueves, en las duras rampas de Benifato? "Son cuatro kilómetros muy empinados", previene el técnico suizo. "Con la condición física en la que está y la motivación de ir vestido de amarillo, lo peleará hasta el final. Además, cuenta con la ventaja que hemos conseguido en la crono".

La carretera de Benifato hasta la Font de Partegat, en las faldas de la Sierra de Aitana, efectivamente apunta hacia el cielo; pero también lo hace la moral de Vacek. Mientras Pello Bilbao, João Almeida, Carlos Rodríguez o Santiago Buitrago se baten el cobre ligeros, el checo sufre "hasta el límite" arrastrando sus 75 kilos. Primero se agarra al grupo y después se agarra al segundero de los cronometradores, a quienes obliga a revisar sus clasificaciones durante varios minutos hasta hallar un dictamen definitivo: ha logrado mantener el maillot amarillo por dos segundos sobre Almeida.

"Sentía mucha confianza en mí mismo, porque si mantenía mi propio ritmo sin hacer caso a los ataques de los demás podía hacer valer mi renta". Le quedan tres días para defender su liderato: dos jornadas quebradísimas en Alpuente (viernes) y Morella (sábado), y otra plana y expuesta al viento en Valencia (domingo) donde su Lidl-Trek podrá rodar de nuevo a placer.

No obstante, los objetivos de Mathias Vacek no se limitan a Valencia. Después disputará la Volta ao Algarve y cambiará el chip para pensar en las clásicas con Omloop Het Nieuwsblad, Kuurne-Bruselas-Kuurne, Strade Bianche, E3 Harelbeke, Gante-Wevelgem, Tour de Flandes y París-Roubaix… y, de nuevo, vestirse con otra piel para acudir al Giro de Italia como adlátere del poderoso Mads Pedersen. Un programa intenso que, si rinde como este jueves en Benifato, puede ser sensacional. "Lo único que puede decir a los aficionados es que apunten su nombre", advierte Michael Schär. Y su pupilo le carga de razones.