Cómo Felipe Orts está conquistando el ciclocross, deporte rey de los belgas
El alicantino de La Vila Joiosa lidera el crecimiento de España en esta especialidad invernal del ciclismo que es religión en Bélgica y Países Bajos.

"No me preguntes por qué, pero en La Vila Joiosa hay mucha gente que practica ciclocross desde hace años". Ahí, a 1900 kilómetros de Amberes. "Organizábamos carreritas los viernes con todos los críos, y ellos las disputaban con el cuchillo entre los dientes". Google empezó en un garaje, y la edad de oro del ciclocross español lo hizo en una campa que miraba al mar.
Hace 15 años 'Manolet' Francés sólo era "un ciclista de los malos" con pasión por el ciclocross; y "por eso" ahora es mecánico del Movistar Team femenino. Él conoció a Felipe Orts (1995, La Vila Joiosa – Alicante) cuando era Alevín de 2º año, "y desprendía una soltura que se notaba". Las tardes de invierno. "Como los futbolistas buenos, que no sueltan el balón de pequeños, Felipe no soltaba la bicicleta. Se pasaba las horas muertas haciendo trial en la casa de campo que su familia tiene en La Vila; antes de cenar, y también después, haciendo derrapes, con un interés constante por ir a la misma curva o el mismo obstáculo y repetir hasta que el paso le saliera a la perfección".
Fue en Cadetes que 'Manolet' y Felipe empezaron a ir juntos a las carreras de ciclocross, una disciplina del ciclismo a medio camino entre el 'mountain bike' y el moderno gravel: dar vueltas, y vueltas, y vueltas, por un recorrido trazado en una campa, parque o playa, marcado por cintas, en el cual se afrontan subidas, bajadas, puentes, túneles, saltos sobre tablones, bancos de arena… y barro, mucho barro, que traiciona la tracción y decora los rostros como si fuera una pintura de guerra. "Nosotros montamos un equipo pequeño en mi pueblo, Moixent, porque había varios chavales que andaban muy rápido y merecían la oportunidad de competir fuera", relata.

El primer paso fue subir los fines de semana al País Vasco, "a demostrar que los del Levante también sabíamos andar con barro". El segundo, peregrinar a La Meca del ciclocross, nada menos que Bélgica, donde cada invierno Wout van Aert le disputa la corona al Rey Philippe. "Fue el último año de Felipe como juvenil. A través de una marca de bicis alquilamos una casa en Oudenaarde. Creíamos que íbamos a estar solos, pero resultó que compartíamos alojamiento con un equipo Continental paraguayo y con la selección de Burkina Faso". Se pensaron regresar a Alicante. "Pero los chicos dijeron que no, que nos quedábamos. Limpiamos entre todos la casa y nos pasamos todo el mes por ahí, dando codazos y llenándonos de barro hasta las orejas. Fue una experiencia de locos".
Aquella plata en Bieles
"Felipe Orts es un ciclista que nunca habíamos tenido". Así lo define Pascual Momparler, seleccionador nacional de ciclocross desde hace más de una década y organizador de la Copa del Mundo de Ciclocross UCI – Benidorm Costa Blanca 2023. Él puso su granito de arena en su crecimiento cuando aquella generación de jóvenes 'crossers' se abría paso "a codazos", y convocó a Felipe Orts a todos los Campeonatos del Mundo que pudo disputar como sub23 hasta que en el cuarto y último, disputado en Bieles (Luxemburgo), cayó el premio: una medalla de plata tras el neerlandés Joris Nieuwenhuis, el mejor resultado histórico de un español en ciclocross.
Histórica medalla de plata para Felipe Orts en Bieles https://t.co/aOMSnQVatw @felipeorts15 @Momparler @RFECiclismo pic.twitter.com/cYzRNegkTb
— Rueda lenticular (@ruedalenticular) January 29, 2017
"Y cómo lloraba 'Manolet'", evoca Momparler. "Yo no estaba", recuerda con sentimiento el aludido. "En aquella época trabajaba en un equipo japonés, el Team Ukyo, y andaba de concentración con ellos. Por la mañana me llamaron Felipe y 'Mompa' para vacilarme, diciendo que íbamos a ganar y tal. Vi la carrera en el asiento de atrás del coche, durante el entrenamiento. Y grité, lloré… Fue una emoción incontenible". Pero no fue un llanto de frustración por perderse la ocasión, sino de resarcimiento. "Llevábamos una temporada de mierda, con mil pinchazos y caídas, con resultados que no reflejaban el nivel de Felipe".
Hoy por hoy, "el nivel de Felipe" es ser el 8º mejor 'ciclocrossman' del mundo según el UCI World Ranking. Figuran por detrás de él titanes como Wout van Aert o Mathieu Van der Poel, que no realizan completa la temporada de barro, y también especialistas de enjundia. Tras completar la temporada de carretera con Burgos BH, esta campaña lleva dos victorias y cuatro podios; se ha clasificado sexto en el Campeonato de Europa, y también entre los siete primeros en dos pruebas de la Copa del Mundo, la competición más prestigiosa en la cual los españoles, hasta ahora, sólo aspiraban a terminar. Eso está cambiando con Felipe, y no sólo para él.

«Él enseña que es posible»
La competitividad salvaje del ciclocross no sólo se vive en el circuito: también en los 'boxes' por los que pasan los ciclistas dos veces cada vuelta en un frenesí comparable al de la Fórmula 1. "Ahí hemos vivido de todo", recuerda 'Manolet'. "Gente que nos pinchaba o deshinchaba las ruedas, por ejemplo; o que me cogía de la cadera mientras le estaba entregando la bicicleta a Felipe". Tan difícil es ganarse el puesto como el respeto ajeno. "Se lo tiene que granjear el mecánico, en boxes, y también el ciclista en la pista, demostrando que su presencia delante no es cuestión de una carrera, sino una constante". A lo largo de los años, el alicantino ha crecido también en ese aspecto hasta el punto de que la mayor leyenda de la historia, Sven Nys, le trata con cariño y le llama "vecino".
"Felipe se lo ha currado", asevera Momparler. "Unos cuantos le hemos ayudado, sí, pero él es quien ha pasado Navidades enteras en Bélgica para correr. No ha tenido un maestro al lado que le diga: "Traza por aquí". Ha sido ensayo-error toda la vida. Ha creído en él. Y a nosotros, que nos creíamos muy pequeñitos, nos ha demostrado que es posible evolucionar. Ha incentivado a las federaciones, a los organizadores de carreras, a los otros ciclistas… para dar un paso más. Está abriendo puertas para todos". Y es que el ciclocross en España está creciendo a pasos agigantados, y no sólo por la cita que traerá a los mejores del mundo a Benidorm el próximo 22 de enero: también por los Campeonatos de Europa que acogerá Pontevedra en 2024. "De repente hay más fechas internacionales que nunca, surgen 'challenges' en lugares como Murcia o Castilla-La Mancha donde no las había… y hay más ciclistas y más afición que nunca".

"Yo conocía a Felipe desde juveniles, que ya despuntaba", recuerda Miguel Ángel Ortega Sanchis, organizador del Ciclocross Ciutat de Xàtiva, "y decidí hacer mi carrera internacional para que pudiera sumar puntos UCI y tener mejor puesto en las salidas de la Copa del Mundo". Él ha sido un testigo privilegiado de la revolución que Orts ha supuesto, con "una habilidad técnica a la altura de los mejores" que ha inspirado a toda la generación actual y posterior. "No sólo está Felipe", apunta Ortega; "también Lucía González, o Kevin Suárez. Y, en el escalón inferior, crecen chavales como David Ivars, Carlos Gámez o Alex Casanovas que están llamados a grandes cosas". Él, Felipe, un perfecto embajador siempre dispuesto a apoyar cualquier iniciativa que surge en el ciclocross español, les ha enseñado que "es posible".