Merlier se lleva el triunfo tras la enésima locura de Pogacar

Comenzó la tercera etapa del Giro de Italia con una tranquilidad que sonrojaba a cualquiera al otro lado del televisor. Risas, charloteo y mucha parsimonia en una jornada reservada a los sprinters, la primera de esta ronda italiana. No era de extrañar después de una primavera tan exigente y, sobre todo, un inicio de Giro marcado por dos recorridos más propios de clásicas que de una gran vuelta.

No obstante, a 80 de meta, justo antes de llegar al puntuable sprint intermedio, todo se rompió. Se formó una fuga de renombre, integrada por muchos de los mejores velocistas de la presente edición. Groves, Milan, Kooij, Merlier. Estaban todos. Por detrás, el pelotón, donde Pogacar estrenaba un maillot rosa mezclado con culotes 'ciclamino' —de lo poco que se le puede criticar al esloveno—, apretó cuando sintió la amenaza y neutralizó al grupo a poco más de 40 de meta.

Desde ahí, el ritmo aumentó considerablemente con la mente puesta en el triunfo de etapa. El terreno picaba ligeramente hacia arriba e Ineos comenzó a tirar cuando las vallas comenzaban a anunciar la cercanía con la meta y, ante la sorpresa de todos, Pogacar respondió al ataque de Mikkel Frølich; y no tardó en sumarse Geraint Thomas.

En los dos últimos kilómetros, ya en el llano, Pogacar apretó los dientes, pidiendo unos relevos que no llegaban e intentando a la desesperada, sofocón mediante, su segundo triunfo de etapa consecutivo. No pudo ser, pues el pelotón frustró su intento a poco más de 200 metros de meta y Tim Merlier se impuso a Jonathan Milan, segundo, y Simon Carr, tercero, en el sprint final.

Pese a la enésima locura de Pogacar, la clasificación general se mantiene sin cambios, con el esloveno de rosa, con 45 segundos de ventaja sobre Geraint Thomas (Ineos) y Daniel Felipe Martínez (Bora), y 54 sobre Cian Uijtdebroeks (Visma - Lease a Bike) y Einer Rubio (Movistar Team).