Las cinco respuestas a las preguntas de La Vuelta: sí, la clave era Evenepoel
La gran ronda española concluye marcada por el dominio de Jumbo-Visma, pero deja varias conclusiones que van más allá del crack neerlandés.
Después de tres semanas dominando por España, primero capeando y finalmente apabullando, Jumbo-Visma vio atardecer desde Cibeles. Nunca un equipo había logrado ganar Giro, Tour y Vuelta en un mismo año; sólo una vez, en 1966, ocurrió que un equipo (el mítico Kas) acaparara todo el podio final de La Vuelta. La actuación es histórica, pero lo cierto es que esta edición de la gran ronda española ha dejado bastante más tela por cortar. Como muestra, las respuestas a las cinco preguntas que planteábamos en el primer día de descanso, después de la extraña resolución de Caravaca de la Cruz.
¿Era Remco Evenepoel el eje de esta Vuelta?
Sí, lo fue. Remco Evenepoel era el campeón saliente de la gran ronda española, lo cual justifica por sí solo su papel central en el relato. Un intangible le aupaba al protagonismo: su carisma desbordante, su personalidad arrolladora, su aura de leyenda en potencia, su agresividad y brillantez en competición. Por si todo esto fuera poco, la etapa de Xorret de Catí confirmó que era el único rival a la altura de los Jumbo-Visma, que se aprestaron a derribarle en los Pirineos… y lo consiguieron a las primeras de cambio, en el Col d'Aubisque. No obstante, Remco no se resignó a un papel secundario sino que resurgió al día siguiente en Belagua y fue protagonista en la semana final, incluyendo una victoria en La Cruz de Linares y una insurrección en Madrid. El belga es un ciclista especial que condiciona cualquier carrera en la que participa.
¿Con quién quería ganar la general Jumbo-Visma?
Nunca lo sabremos con certeza. Una vez eliminado de la ecuación Remco Evenepoel, todos los hombres del conjunto neerlandés se expresaron en favor de Sepp Kuss, empezando por un Primoz Roglic y un Jonas Vingegaard que, en palabras de Robert Gesink, le debían "muchísimo" y estaban ante "la mejor ocasión posible para devolvérselo". Sin embargo, una reunión en el segundo día de descanso repartió carta blanca para las tres bazas de Jumbo-Visma, que se embarcaron en una lucha caníbal. El cénit fratricida llegó en el Angliru, donde el ritmo de Roglic descolgó a Kuss y Vingegaard se quedó a ocho segundos de arrebatarle el liderato. La sangre de La Roja no llegó al río y algo cambió en el seno del conjunto neerlandés, que a partir de entonces sí se volcó en el simpático escalador estadounidense.
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— Team Jumbo-Visma cycling (@JumboVismaRoad) September 17, 2023
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¿Era Juan Ayuso la mayor esperanza española?
Sí, en esta Vuelta lo era. De hecho, ha sido el mejor clasificado en la general final: cuarto y mejor joven, con 19" sobre Mikel Landa (Bahrain Victorious) y 56" sobre Enric Mas (Movistar Team) en el particular certamen rojigualda. Si el alicantino de UAE Team Emirates ha sido el español más brillante es debatible, y subjetivo: lo cierto es que su Vuelta ha sido bastante más seria que el brillante ejercicio regalado la pasada temporada en un contexto menos condicionado que el presente, y sin tantos contratiempos físicos previos. Dicho esto, son 21 años cumplidos el sábado: cualquier juicio negativo peca de riguroso. Landa se mostró alegre e incisivo, de menos a más; Mas, afectado por una preparación muy corta, se diluyó y sufrió en la semana final. Allende de los hombres de la general, Marc Soler, Juan Pedro López, Pelayo Sánchez o Cristian Rodríguez estuvieron muy presentes en carrera y Jesús Herrada firmó la única victoria española en la Laguna Negra de Vinuesa.
¿Merece la pena traer un velocista a La Vuelta?
Sí, sin duda. 6 de las 21 etapas de la gran ronda española se dirimieron en una llegada masiva, premiando a tres equipos cuyos ciclistas no alzaron los brazos en otros terrenos (Alpecin-Deceuninck, con tres muescas de Kaden Groves en Tarragona, Burriana y Madrid; UAE Team Emirates, con Sebastián Molano en Zaragoza; y TotalEnergies, con Geoffrey Soupe en Oliva) y a un cuarto (Team dsm-firmenich, con Alberto Dainese en Íscar) que sólo lo había hecho de forma sorpresiva en la crono por equipos inicial. Conjuntos como EF Education-EasyPost (con Marijn Van den Berg), Caja Rural-Seguros RGA (con Orluis Aular) o Lidl-Trek (con Edward Theuns) sólo rondaron la victoria en los sprints. El nivel relativamente bajo de los velocistas de La Vuelta abre una importante ventana de oportunidad para los equipos más débiles.
¿Son evitables los momentos de caos?
En cierta medida, sí; no obstante, el terreno de juego del ciclismo es el mundo, y en el mundo suceden imprevistos insondables. En lo controlable, es un hecho que el listón de exigencia para los organizadores ha subido: la actividad de la Asociación de Ciclistas Profesionales en pro de la seguridad de los corredores y de la Unión Ciclista Internacional velando por su salud hace que ya no valga todo en términos de recorrido o meteorología. Toca trabajar en 'planes B', como ya hacen otras carreras punteras, y tomar decisiones con mayor anticipación. Por otra parte, las complicaciones logísticas de las metas innovadoras de La Vuelta (como, este año, la Cruz de Caravaca, la Laguna Negra o la Cruz de Linares) llevan la logística al límite, algo que pierde su sentido cuando estos finales en alto se usan y descartan tan rápido que no dejan poso. Las cimas más icónicas del ciclismo mundial, como los Lagos de Covadonga, el Alpe d'Huez o el Mont Ventoux, se han hecho un nombre gracias a la repetición… que es factible porque es relativamente asequible montar una meta allí arriba.