Los motivos de Pogacar para no intentar un triplete histórico en La Vuelta: "Lo destruiría"
Preguntado por Relevo, el ciclista esloveno ya advirtió en la última jornada de descanso del Tour que sería "99% imposible" verle en la ronda española.

Nadie desde 1998 había conquistado el Giro de Italia y el Tour de Francia en una misma temporada. Aquel año lo logró el difunto Marco Pantani. Ahora, más de un cuarto de siglo después, lo ha conseguido Tadej Pogacar, que lejos de conformarse con un hito al alcance de solo ocho corredores en toda la historia, apunta ya a los siguientes objetivos.
Entre ellos, para desgracia de muchos aficionados al ciclismo, no figura La Vuelta a España que comienza dentro de 28 días en Lisboa. "No iré al 99%", advirtió el campeón esloveno hace menos de una semana en la rueda de prensa correspondiente a la segunda jornada de descanso del Tour de Francia. Tampoco irá Jonas Vingegaard, como él mismo ha confirmado: "No, este año no iré, necesito descansar. Volveré en el futuro".
Ahora bien, ¿por qué? ¿Cuáles son los motivos del mejor ciclista del mundo para no intentar el ansiado triplete, algo nunca antes logrado por ningún corredor? La ciencia y la sangre del esloveno tienen la respuesta.

"En el ciclismo profesional todo está medido en macrociclos, no se improvisa nada en función de los resultados que vaya consiguiendo un ciclista", asegura Chema Arguedas, preparador, experto en nutrición deportiva y autor de nueve libros relacionados con la planificación física del ciclista.
"Someter al organismo a un estrés oxidativo tan bestia, con tres vueltas de 21 días de competición, significaría acortarle la vida deportiva a largo plazo", añade al otro lado del teléfono. "Piensa que los ciclistas profesionales se quedan muy debilitados después de una gran vuelta, sus defensas bajan, están más expuestos a infecciones... Ir a por las tres grandes vueltas en una misma temporada me parece excesivo".
"Ir ahora a La Vuelta podría acortar la vida deportiva de Pogacar"
EntrenadorEn la misma línea se muestra Antonio Campos, entrenador del Polti-Kometa. "Es que es algo que le puede fastidiar la carrera", explica el técnico jienense a Relevo. "Al final, lo vas a machacar a nivel hormonal, lo vas a destruir, y las consecuencias pueden ser fatales. Le afectaría a nivel fisiológico, pasaría a descansar menos, sufriría los primeros síntomas del sobreentrenamiento... Y cuesta mucho recuperarse de eso".
La respuesta, más allá de lo que dicta la ciencia, está en la sangre del esloveno. "Todo depende de lo que marquen sus analíticas", añade Campos. "Al final, la mente se acostumbra al bucle continuo de etapas, pero a los dos o tres días de terminar una gran vuelta, el cuerpo sufre un bajón importante, y eso se ve en el hemograma".
"El hierro, los glóbulos rojos, la hemoglobina y otros muchos valores relacionados con la oxidación y el transporte sanguíneo se ven afectados durante una gran vuelta", sostiene. "Eso no se recupera de un día para otro a base de suplementación. Tarda varias semanas. Este mismo año, por ejemplo, tuvimos a un chico que acabó muy bien el Giro de Italia, mostrándose incluso en la montaña, y al terminar, le vino tal bajón que su cuerpo no respondió en diez días".
Disputar las tres grandes vueltas es posible, incluso en el más alto nivel, como hizo Sepp Kuss el pasado año; otra cosa muy distinta es acudir a a todas ellas con intención de ganar. "La presión influye muchísimo", sentencia el entrenador del Polti-Kometa. "Está demostrado que, hormonalmente, tu cuerpo cambia cuando te ves sometido a ese estrés. Si las afrontas de forma más relajada, dejándote llevar el día que no vas o que te pilla un abanico, la presión cambia, pero tener que ir en cabeza cada día durante tres grandes vueltas es muy, muy, muy complicado".
Los números de Pogacar en 2024
Más allá de las victorias, 20 en lo que va de curso, Pogacar acumula ya más kilómetros en sus piernas en 2024 que los recorridos en toda la temporada anterior. Este año, el esloveno suma 51 días y 8713 kilómetros de competición. En 2023, el ya tricampeón del Tour de Francia completó 8301 kilómetros en tan solo 49 jornadas.
Por delante, y salvo enfermedad o caída inesperada, el flamante vencedor del Tour tiene asegurada su presencia en cinco pruebas: la contrarreloj de los Juegos Olímpicos (27 de julio), la prueba en ruta de París (3 de agosto), el GP de Québec (13 de septiembre), el GP de Montreal (15 de septiembre) y el último monumento del año, el Giro de Lombardía (12 de octubre).

Entre medias, el esloveno tiene entre ceja y ceja el Mundial de ciclismo en ruta que se disputa en Zúrich el próximo 29 de septiembre. "A Van der Poel le queda muy bien el maillot arcoíris pero vamos a tratar de arrebatárselo", ha reconocido en Niza nada más bajarse de la bicicleta con la que ha sellado su tercer Tour. El perfil de la carrera, además, favorece la idea de abordar el sueño: 274 kilómetros y casi 4.500 metros de desnivel.
Por tanto, La Vuelta y sus 3265 kilómetros totales —además de la preparación previa— parecen no tener cabida en un año repleto de competiciones para el esloveno. "Este año sería poner en riesgo su físico", sentencia Antonio Campos. "Otro año, sin Juegos o un Mundial tan acorde a sus características, creo que sí puede intentar ganar las tres grandes vueltas. Si desde dentro llevan el control a nivel analítico y, sobre todo, a nivel anímico, creo que puede ser factible. Al menos intentarlo. Conseguirlo, eso sí, me parece casi imposible".