Remco Evenepoel estalla contra La Vuelta, pero ¿tiene razón?: "Me está tocando un poco las pelotas"

En el alto de Arinsal, a más de 1.900 metros de altitud, Remco Evenepoel ha brillado este lunes por encima de todos los 'cocos' de La Vuelta. El belga, flamante campeón del mundo de contrarreloj y vigente monarca de la ronda española, ha dejado atrás a Vingegaard, Ayuso y al resto de favoritos en un rush final incontestable. Eso sí, con fatal desenlace.

Metros después de cruzar el arco de meta, el belga de 23 años, pequeño Caníbal, ha vuelto a tomar el manillar para, de forma inexplicable, embalarse en la rampa descendente hasta chocar con violencia contra una comunicadora de la Policía de Andorra, presente en línea de meta. Hombre y mujer al suelo. Y la cara del ciclista, ensangrentada.

"Había una curva 50 metros después de la meta", ha lamentado el corredor del Soudal Quick-Step, muy serio ante la prensa. "Una vez más, es una cuestión de seguridad. No es normal... ¡y me está tocando un poco las pelotas!".

Es conveniente aclarar que las metas de los finales en alto son un marasmo de centenares de personas, con tres o cuatro auxiliares por equipo confundiéndose con personal de organización y de los medios de comunicación, amén de autoridades.

Cuando el ciclista llega, lo normal es que pierda velocidad o incluso frene para ser recibido por su 'staff', que le cobija, le abriga y le avitualla. En este caso, el fondo tras la línea de meta era relativamente breve —unos 150 metros— y picaba hacia abajo. Eufórico por su celebración, Remco no frenó y acabó por estrellarse contra la mujer.

Las consecuencias para Remco han sido leves: apenas un pequeño corte sobre la ceja derecha que, pese a sangrar copiosamente, no revestía gravedad. Tras un primer examen de los médicos de carrera, rehusó suturarlo. Fue tras el podio cuando sí aceptó que le pusieran unos puntos adhesivos. La mujer, en cambio, sí quedó levemente conmocionada y se hizo daño en la muñeca derecha, por lo que fue evacuada en ambulancia.

"No había espacio tras la línea de meta y me fui contra las cámaras", contó el ciclista en su primera rueda de prensa como líder de La Vuelta 23, ya menos alterado y sin apenas restos visibles de la caída en el rostro. "Nada especial ni preocupante: sólo un poco de piel perdida y una pequeña brecha".

No es, en cualquier caso, la primera queja ostensible de Evenepoel en lo que va de carrera. En la jornada inaugural, contrarreloj por equipos en las calles de Barcelona, el vigente campeón de la ronda española lamentó que su equipo (Soudal Quick-Step), el último en partir, había completado el recorrido de noche, casi sin luz.

"¡Es ridículo!", denunció nada más bajarse de la bicicleta, mirando de frente a las cámaras de televisión. "¡Mirad a vuestro alrededor! ¡No se ve una mierda! Sé que voy a recibir críticas por decir esto, pero es una cuestión de seguridad. Lo que hemos hecho hoy es peligrosísimo. ¡No somos monos de feria!".