LA VUELTA

¿Por qué un árbitro de La Vuelta pedía ayuda a los aficionados para hacer la clasificación?

Por insólito que pueda parecer, la inmensa mayoría de carreras del mundo toman los pasos por puntos intermedios tirando de ojímetro.

Los aficionados muestran sus grabaciones al comisario de carrera./RAÚL BANQUERI
Los aficionados muestran sus grabaciones al comisario de carrera. RAÚL BANQUERI
Fran Reyes

Fran Reyes

Barcelona.- Castillo de Montjuic. Segunda etapa de La Vuelta 2023. La subida a este punto mítico de la Montaña Mágica se corona a 3,6 kilómetros de meta y está considerada como puerto de tercera categoría. En esa calidad, reparte 3, 2 y 1 puntos para la clasificación de la Montaña; y, de manera excepcional, 6", 4" y 2" de bonificación para la general. Se los llevarán los tres primeros en cruzar por una línea blanca pintada en el suelo. El encargado de identificarlos es un árbitro (también llamado comisario) que sigue la carrera en moto y se detiene a tomar los dorsales de los primeros en pasar.

Éste es el procedimiento habitual en cualquier carrera ciclista del mundo. Los pasos puntuables dispersos por el recorrido, ya sean sprints intermedios o puertos de montaña, ya sea en una prueba UCI WorldTour o en una cadete, son tomados a 'ojímetro' por el comisario, del mismo modo que el árbitro de cualquier deporte juzga lo sucedido en la cancha con sus cinco sentidos.

Es cuando el paso no está claro, cuando existen dudas, que se recurre a la verificación por otros medios. Algunos comisarios graban el paso motu proprio. En la mayoría de casos, se tira de la ayuda de la televisión, de los fotógrafos o incluso de otras personas presentes sobre el terreno, como personal de organización o aficionados que puedan haber grabado con sus móviles el paso por esa línea blanca pintada en el suelo. Por lo tanto, lo sucedido en el Castillo de Montjuic no es extraordinario: sólo un árbitro ejerciendo su oficio con honestidad y verificando en un vídeo lo que ha percibido con la vista.

Carreras determinadas sí que recurren a sistemas de 'foto finish' o a los 'transponder' para verificar mediante chip los pasos intermedios; no obstante, es muy inusual. En las metas, en cambio, sí que prevalecen las clasificaciones automatizadas. Aun así, existen las figuras del cronometrador y el juez de meta, que juntos confeccionan las clasificaciones a base de ojímetro para contrastarlas con los datos captados por los 'transponder'. Una más de las muchas complejidades propias del ciclismo, un deporte cuyo terreno de juego es el mundo.