CICLISMO

"Prácticamente un milagro": la resurrección de Egan Bernal… ¿justo a tiempo para el Tour?

Un año y medio después de la durísima caída que casi acaba con su vida deportiva, el colombiano se sorprende de su propio rendimiento en el Critérium du Dauphiné.

Egan Bernal, durante una etapa del Critérium du Dauphiné 2023. /INEOS GRENADIERS / @GETTYSPORT
Egan Bernal, durante una etapa del Critérium du Dauphiné 2023. INEOS GRENADIERS / @GETTYSPORT
Fran Reyes

Fran Reyes

Transcurre el Critérium du Dauphiné, "un concentrado de montaña" como acertó a definir su propio organizador a una prueba por demás conocida como antesala del Tour de Francia, entre sorpresas y confirmaciones. Sucede una epidemia de calambres provocada por una humedad altísima que deja ateridos los músculos recién descendidos de la seca altitud. Sucede el dominio de un Jonas Vingegaard que, recién firmada una victoria de etapa que le comporta el maillot amarillo, asevera que "el ciclismo no importa", compungido por los apuñalamientos de Annecy. Sucede la resurrección de un Egan Bernal por fin redivivo, por fin cerca de aquella mejor versión que le valió para anotarse un Giro de Italia y un Tour de Francia.

Fue el 24 de enero de 2022 que Egan Bernal (1997, Zipaquirá) se estampó contra la parte trasera de un autobús que se había detenido a recoger pasajeros sin que él, acoplado en la bicicleta de contrarreloj, lo advirtiera. Fue un golpe franco, violento, que le fracturó varias vértebras, y un fémur, y una rótula; tan despiadado que le tocó incluso dos pulmones. "Por poco muero, por poco me quedo en una silla de ruedas", enunció con voz calmada este mes de enero en una serena y escalofriante entrevista con Eurosport; "y, en esos momentos, lo último en lo que pensaba era en si volvería a montarme en la bicicleta otra vez. Sólo quería vivir, recuperar una vida normal, y estar con mi familia".

"Tuve que aprender a caminar, que fue muy complicado; lograr comer, lavarme los dientes, bañarme solo…" Y sin embargo, ya el 16 de agosto se puso un dorsal para correr la Vuelta a Dinamarca. Desde entonces, una progresión con estructura de equilibrio puntuado: pasos firmes hacia delante y tropezones que le estancaban; ser 4º en el final en alto de la Vuelta a San Juan y retirarse al día siguiente por un golpe en la rodilla que le tuvo nada menos que dos meses en el dique seco. Así hasta que encadenó dos prestaciones sólidas en las gélidas vueltas a Romandía y Hungría, de las cuales salió con una fuerte gripe y la sensación de haberse reencontrado con la competitividad.

"Sinceramente, lo sucedido con Egan, su recuperación de un accidente tan grave, es prácticamente un milagro". Lo resumía así Steve Cummings, director de su Ineos Grenadiers, en vísperas del Critérium du Dauphiné. "Sabemos que todavía le queda un poco de camino por andar. Pero, si hay alguien capaz de andarlo, ése es Egan: por su mentalidad, por la persona que es, porque es un tío realmente especial. Es difícil medir y prever cuánto le costará volver a su nivel de antaño, pero sabemos que es capaz y que lo está haciendo fenomenal". En L'Équipe, el propio técnico británico fue un paso más allá: "Su presencia en el equipo es muy importante. Aporta un altísimo nivel de liderazgo y profesionalidad".

En el Dauphiné, Bernal partió con un papel de ciclista protegido, guarecido tras Dani Martínez (ganador de la carrera en 2020) y Carlos Rodríguez (el talento sexitano de progresión fulgurante). El paso de las etapas ha acabado por confirmarle a la altura de sus dos compañeros, o incluso un punto por encima. En el quinto parcial, mientras Vingegaard se exhibía en cabeza, llegó a ensayar un ataque en solitario desde el grupo de favoritos.

Egan Bernal, rodando por los Campos Elíseos con el maillot amarillo que le acreditaba como líder (y futuro ganador) del Tour de Francia 2019.  @GETTYSPORT
Egan Bernal, rodando por los Campos Elíseos con el maillot amarillo que le acreditaba como líder (y futuro ganador) del Tour de Francia 2019. @GETTYSPORT

"Esto de verme otra vez entre los mejores es nuevo para mí, y ha sido una sorpresa", contó Egan Bernal a los reporteros televisivos presentes en el Dauphiné. "Cuando [Vingegaard, Richard Carapaz y Julian Alaphillipe] atacaron, me sentía con buenas piernas… pero no me atreví a saltar con ellos por miedo a reventar. Me faltó confianza". Y, tras la autocrítica, la humildad: "Todo esto forma parte del aprendizaje". Como si tuviera que aprender de nuevo a ser ciclista del mismo modo que hace sólo año y medio tuvo que aprender a andar.

Ante su rendimiento en este último mes y medio, la pregunta es inevitable: ¿está Egan Bernal preparado para disputar el próximo Tour de Francia? "Depende", contestó el interesado en L'Équipe. "Lo sabremos este domingo por la tarde, cuando acabe el Dauphiné. Pero yo no quiero ir si no estoy en la condición física necesaria para afrontarlo: el Tour no es la mejor carrera para sufrir. Si no estoy al nivel adecuado, me concentraré en preparar a fondo la Vuelta a España". Las dos etapas finales de este fin de semana, con ascensiones a colosos alpinos como Madeleine, Croix-de-Fer o Granier, nos contarán más sobre la milagrosa recuperación de Bernal… y la tremenda superioridad de Vingegaard.