TOUR DE FRANCIA

Adam Yates vence a su hermano en Bilbao y es el primer líder del Tour de Francia

El británico del UAE se impone en una jornada marcada por el ambiente festivo y el abandono de Enric Mas tras una caída con Richard Carapaz.

Adam Yates celebra la victoria por delante de su hermano este sábado en Bilbao. /AFP
Adam Yates celebra la victoria por delante de su hermano este sábado en Bilbao. AFP
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En Bilbao, epicentro del ciclismo mundial, al menos durante unos días, el británico Adam Yates ha reinado en el ambiente más especial jamás visto en la etapa inaugural de una gran vuelta y se ha impuesto a su hermano, Simon, en la primera etapa de un Tour de Francia único. No por nada es la 25ª ocasión en la que la carrera ciclista más importante del planeta comienza su recorrido fuera de las fronteras galas.

Allí, entre los vítores de una afición vasca entregada y el verdor reinante a poco que uno sale de la capital vizcaína, el espectáculo, aplazado un puñado de días en otras ediciones, saltó a escena a las primeras de cambio, cuando a 30 kilómetros de meta de la primera etapa, en el puerto de Vivero, sol acuciante, aunque sin bochorno, el todopoderoso Jumbo elevó la marcha y, con Van Baarle, Van Aert y Vingegaard en cabeza, comenzó a dejar víctimas por el camino.

Con el ambiente cada vez más caldeado y la afición ciclista cegada por la grandeza de la cita, como en una ensoñación, un jarro de agua fría despertó a todos. Enric Mas y Richard Carapaz se fueron al suelo y el español, principal baza nacional para el podio en París, por qué no incluso algo más, se vio obligado a abandonar tras varios minutos de conversación con Chente García Acosta y los médicos del equipo Movistar.

Mal fario sin precedentes para Mas, que, como los otros 13 corredores españoles en liza, llegaba con más ganas que nunca a la casilla de salida de la Grande Boucle, tres primeras jornadas por suelo español. "Tenemos una buena oportunidad para luchar por el podio", aseguraba el balear días antes de subirse a la bicicleta en Bilbao.

No pudo llegar Mas, por tanto, a la fiesta de Pike Bidea, la rampa infernal reservada para el tramo final de la etapa, a tan solo nueve kilómetros de meta, y que, con sus 1.200 metros al 12,3% de pendiente media, recuerda al Muro de Huy, el Roche-aux-Faucons o cualquiera de los puertos más explosivos del ciclismo internacional.

Allí, entre bengalas, humo y un ruido ensordecedor, salieron a bailar, como siempre, las dos bestias, Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard, máximos favoritos al triunfo final y nombres propios de la rivalidad más potente de las últimas décadas. Con ellos, Victor Lafay, Adam Yates, compañero del esloveno en el UAE, y el otro Yates, Simon.

Los gemelos británicos, nacidos hace 30 años en Bury, a las afueras de Manchester, juntos y revueltos, obligados a entenderse, como durante toda su infancia, trataron de acelerar el ritmo en el descenso de Pike Bidea y tomaron una mínima ventaja sobre el grupo de favoritos.

Pese a defender intereses muy distintos, uno, Adam, los colores del UAEflamante fichaje para la cuadrilla de Pogacar—, otro, Simon, el de los Jayco Aula, los dos avanzaron de la mano hacia la meta. Entonces, a 400 metros para la conclusión, Adam dejó atrás a su hermano y, ya en solitario, levantó los brazos para sellar el triunfo, primero del equipo de Matxin, y el primer liderato del Tour de Francia.

Por detrás, con Simon Yates ya en meta, justo detrás de su hermano, Pogacar se impuso en el esprint de los favoritos y, exultante, no solo por llevarse la bonificación de cuatro segundos, sino por la victoria de su nuevo gregario, levantó los brazos en una primera jornada para recordar. Queda mucho Tour, sí, pero el inicio, con todos sus altibajos, ya ha estado a la altura.