CICLISMO

Jan Ullirich y la asunción del dopaje como una biela más en el ciclismo de principios de siglo: "Estaba por todas partes"

El alemán aplaude la actual política del ciclismo en la lucha por mantener limpio el deporte.

Jan Ullrich por delante de Joseba Beloki en Alpe D'Huez./Efe
Jan Ullrich por delante de Joseba Beloki en Alpe D'Huez. Efe
Guillermo García

Guillermo García

Conviene empezar por el principio. Para explicar la figura de Jan Ullrich desde los ojos de un aficionado al ciclismo que creció viéndole ascender el Alpe D'Huez peleando codo con codo con Lance Armstrong hay que hacerlo desde la admiración. La que sentía por un ciclista estratosférico que puso el deporte del pedal en pie con grandes gestas en las rampas de los Alpes y los Pirineos. Hasta que todo explotó.

Ullrich se incorporó al entonces emblemático Telekom en 1995 y se convirtió en el primer corredor de su país en ganar el Tour de Francia dos años después. Una gran vuelta a la que unió en 1999 su triunfo en la Vuelta a España y un año después el oro en los Juegos de Sydney… antes de dar positivo por un dopaje que, por desgracia, se convirtió en nota común en el pelotón.

"El ciclismo, en aquella época, estaba fuertemente influenciado por la presión y las expectativas de muchos: aficionados, patrocinadores, la televisión, fabricantes. El dopaje era el mundo en el que teníamos que movernos, el mar en el que teníamos que nadar, estaba en todas partes", ha confesado el ciclista alemán en una entrevista concedida en La Republicca italiana.

Una entrevista en la que Ullrich aplaude la actual actitud del ciclismo para luchar contra lo que en su época se convirtió en una lacra. "El ciclismo ha aprendido mucho de aquellos años. Los sistemas de control son mejores ahora, están más profesionalizados y los ciclistas están más conscientes, más sensibilizados e informados. Creo que esa era en la que, lamentablemente, viví no volverá jamás".

De aquella etapa se queda con los duelos que vivió contra su hoy amigo Lance Armstrong ("compartimos un pasado complicado y nuestra gran amistad se ha forjado con el tiempo. Me ha ayudado a afrontar mejor los desafíos de la vida") y con el malogrado Marco Pantani.

"Marco era un ciclista excepcional, uno de los escaladores más talentosos que el ciclismo ha visto jamás. Sus cualidades en la montaña eran casi mágicas. Marco era un gran amigo y lamenté mucho que no encontrara el apoyo que necesitaba. La pérdida de un talento tan singular es uno de los capítulos más tristes de la historia del ciclismo, que ha conocido tantas muertes y tragedias. El nuestro es un deporte magnífico y trágico. Diferente a todos los demás", concluye el alemán.