El único maillot arcoíris de un "buen caballo" llamado Yevgeniy Fedorov
Inmerso en unos años de depresión, el histórico equipo Astana de Alexandr Vinokurov encuentra un motivo para la esperanza en el sorprendente campeón del mundo Sub-23.

Es gigante. Piernas como troncos y rostro inocente, con risa pícara y ojos curiosos. No está acostumbrado a las entrevistas, y se nota por cómo se remueve durante las preguntas y por cómo tensa los músculos mientras su jefe de prensa nos traduce. La distancia cultural es equiparable a la geográfica. Él se ha criado en una ciudad del este de Kazajistán, Taldykorgan, sita a menos de 100 kilómetros de la frontera china. Yo, en cambio, soy de la Almería de los invernaderos. Y sin embargo respiramos el mismo aire. Nuestro lenguaje común es el pedaleo.
Resulta que en Taldykorgan, cerca de Almaty, antigua capital de Kazajistán y ciudad más poblada del país del águila esteparia, ha nacido una hornada de prodigios ciclistas. Nosotros estamos sentados con Yevgeniy Fedorov (2000), pero en el efectivo del equipo Astana figuran también Gleb Brussenskiy (2000) e Igor Chzhan (1999). "Yo empecé en la bicicleta por lo típico, porque varios amigos de mi cuadrilla se apuntaron a la escuela ciclista de la ciudad", nos explica nuestro protagonista. "Gleb era uno de ellos". En cuanto a Igor, desde noviembre comparte piso con él en Benidorm después de dos años viviendo solo. "Así me aburro menos".
¿Por qué Benidorm? "Porque hace buen tiempo y puedo entrenar bien todo el año". No le está sirviendo para aprender español; Yevgeniy sigue hablando ruso, y solo ruso, "porque en la Costa Blanca hay muchos rusos y ucranianos, y no salgo de esa burbuja". A ella le atrajo Alexey Lutsenko, su compañero de equipo, el líder de Astana Qazaqstan, el heredero del mítico Alexandr Vinokurov (a veces transliterado Alexandre Vinokourov). Viven a 200 metros el uno del otro; entrenan juntos a diario. Según Bici.pro, fue Lutsenko quien recomendó al actual representante de Fedorov inscribirlo en su cartera. "Buen caballo", le definió.
La esperanza de Vinokurov
La historia de amor de Kazajistán con la bicicleta empieza y acaba con Alexandr Vinokurov. Fue él quien puso en el mapa del ciclismo a la república exsoviética, con sus victorias de etapa en el Tour de Francia y la Vuelta a España, su triunfo en la general de la gran ronda rojigualda por delante de Alejandro Valverde, sus affaires de dopaje y sus dos medallas olímpicas: plata en Sidney 2000 y oro en Londres de 2012. Es él quien mantiene en las carreteras desde junio de 2006, heredando la estructura del mítico ONCE de Manolo Saiz, a ese equipo Astana con el que Alberto Contador, Lance Armstrong, Fabio Aru o Vincenzo Nibali firmaron algunas de sus actuaciones más memorables.
Al igual que Vinokurov, Fedorov cuenta con un oro olímpico en su vitrina: lo consiguió en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, en la prueba por parejas, junto a su colega y paisano Brussenskiy. "Vinokurov es una persona muy famosa y respetada en Kazajistán", cuenta. "Cuando éramos pequeños, mis amigos de la escuela ciclista y yo nos juntábamos para ver sus carreras para televisión. La primera vez que estreché su mano fue cuando firmé el contrato para incorporarme al equipo en 2021. Hasta entonces, fue un ejemplo; desde entonces, es mi jefe".
🇦🇺 REPORT: @wollongong2022
— Astana Qazaqstan Team (@AstanaQazTeam) September 23, 2022
Yevgeniy Fedorov talks about his huge victory today at @UCI_cycling World Championships:
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📷 @GettySport pic.twitter.com/ecsn6wAW7n
Vinokurov es consciente del declive de su equipo, víctima de mil vicisitudes económicas y políticas, internas y externas: Astana siempre ha vivido en la convulsión, y los últimos años han sido alucinantes en sus tramoyas. En la palestra, han pasado de acumular 37 victorias en 2019 a sólo 5 en 2022; de ser el 5º mejor equipo del mundo según el UCI World Ranking, al 21º. En este contexto, la aparición de un ciclista capaz de proclamarse campeón del mundo sub23 sorprendiendo a los talentos más reputados de la escena es agua de mayo. Lo reconoció en entrevista con Cyclingnews: "Ha sido muy importante para Kazajistán, nos da esperanza".
“No sé qué tipo de corredor quiero ser”
Que el arcoíris de Fedorov fuera sorprendente no significa que fuera casual. Ya se había exhibido en el calendario asiático, manteniendo a raya a pelotones enteros para imponerse en solitario con un ciclista tailandés asfixiado a su rueda. Ya le habían alineado dos veces en la París-Roubaix, y dos en el Tour de Flandes; en uno de estos últimos, de hecho, había sido descalificado por enzarzarse en una lucha de codazos y frenazos con Otto Vergaerde en cabeza del pelotón.
#RVVmen Fedorov and Vergaerde have to stop racing. And this is the reason for their disqualification. #RVV21 pic.twitter.com/LOlr5KWZ4S
— Ronde Van Vlaanderen (@RondeVlaanderen) April 4, 2021
Astana Qazaqstan creía en Fedorov, que ya se había proclamado campeón nacional kazajo con sólo 21 años. En una concentración en el Teide, sus números habían impresionado tanto que le habían incluido en el 'ocho' para el Tour de Francia. Sólo la Covid-19 le impidió ser de la partida y le condujo a correr La Vuelta, una feliz casualidad que le permitió llegar a los Mundiales de Wollongong en un estado de forma óptimo, y saborear las mieles del éxito. "Me ha hecho más famoso", nos cuenta. "Me dieron 30 maillots arcoíris, y los he regalado a patrocinadores, a amigos de Kazajistán… Pero me he guardado uno, el del podio, que es el más importante".
En su evolución, Fedorov identifica una figura clave: el mentado Alexey Lutsenko, que como él se proclamó en su día campeón del mundo sub23 en Valkenburg 2012. "El equipo le ha pedido que me cuide, y efectivamente me está ayudando un montón. Entrenamos juntos a diario y me da consejos para todos los aspectos de mi vida deportiva. Es algo más que un profesor. A veces, un buen compañero y amigo puede hacer más que un entrenador".
U23 World Champion 🌈 Yevgeniy Fedorov extended his contract with Astana Qazaqstan Team for 2023 and 2024:
— Astana Qazaqstan Team (@AstanaQazTeam) November 25, 2022
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Tanto Lutsenko como Vinokurov ven en Fedorov un futuro especialista en clásicas del norte. Su 1,93 de planta así lo indica. El interesado, por su parte, prefiere no encasillarse: "No sé qué tipo de corredor quiero ser; pueden cambiar muchas cosas. No quiero pensar demasiado en el futuro. Por lo pronto, esta temporada empezaré en el Tour de Omán y competiré de corrido hasta la Paris-Roubaix". ¿Con qué objetivo? "Mis cifras hoy son mucho mejores que el año pasado por estas fechas. He progresado. Quiero subir al podio de alguna clásica, y estar en el top10 de algún Monumento". Desde Benidorm, y Taldykorgan, Fedorov busca el Olimpo.