El viaje espiritual del 'ex Movistar' Matteo Jorgenson: "Ahora creo que puedo ganar una gran vuelta"
El estadounidense debuta este fin de semana su segunda temporada con Visma | Lease a Bike, donde se ha convertido en un pilar y le propusieron ser líder en el Giro.
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Es un ciclista moderno: alto, con 1,90 metros de altura, y de complexión fuerte, con 69 kilos de peso cuando está en plena forma física repartidos entre unos hombros de nadador y unas piernas poderosas. Es un hombre renacentista: inteligente y reflexivo; cocina, escribe y dibuja; se ha atrevido toda la vida a remar a contracorriente, buscando márgenes de mejora fuera de las estructuras en las que competía e informando a los rectores de los mismos de lo que él creía que estaba mal. Es un deportista con determinación: valiente para salir del cascarón, resuelto para tomar decisiones, osado para encarar objetivos.
Matteo Jorgenson (1999, residente en Boise, EEUU) llegó al pelotón profesional con Movistar Team sin una vitola especial y, después de cuatro años de evolución constante hasta convertirse en un ciclista clave sobre la bicicleta y también en el autobús, dio el salto a Visma | Lease a Bike. Con ellos se ha instalado en la clase noble del pelotón mundial: ya es 12º del ránking UCI, con una victoria en París-Niza y otra en A Través de Flandes antes de rubricar un excelente Tour de Francia (8º, apoyando a Jonas Vingegaard).
"Estoy muy agradecido a mi paso por Movistar", asevera. "Allí aprendí muchísimo y recibí un montón de oportunidades cuando todavía no era un gran ciclista. Si hubiera empezado directamente en Visma, por ejemplo, mi carrera no se hubiera desarrollado igual. En Movistar pude revelarme como líder. Haber dispuesto de unas cuantas ocasiones menos para brillar me podría haber colocado en una trayectoria totalmente diferente".
La trayectoria de Jorgenson es uno de los asuntos más fascinantes del ciclismo actual; también para él mismo. "Está siendo una especie de viaje espiritual", reconoce. "He conseguido cosas que creía que estaban fuera de mi alcance. Nunca pensé, por ejemplo, que fuera capaz de ganar una París-Niza. Después de aquella victoria, me metí en un período de reflexión existencial. ¿Qué vendrá después? Pues, en realidad, muchas cosas. Porque si hay algo que me ha llevado hasta donde estoy, es marcarme objetivos que yo consideraba irrealizables".

Cuando pertenecía a Movistar Team, el estadounidense se asesoraba con profesionales externos. Entre ellos, un nutricionista que le decía que su peso suponía un gasto calórico tan enorme en las etapas de alta montaña que era imposible que su cuerpo asimilara todos los nutrientes necesarios para recuperarse del esfuerzo: que, en definitiva, jamás sería un ciclista de grandes vueltas a causa de su envergadura. Y sin embargo el pasado Tour lo acabó en el top10 tras varias exhibiciones cuesta arriba, hasta el punto de que su compañero Jonas Vingegaard le considera capaz de ganar una ronda de tres semanas y el Visma le ofreció ser líder en el próximo Giro de Italia.
"No tengo miedo de decir que sí, que es un objetivo a largo plazo", asegura. "Yo creo que no puedo imponerme en una 'grande', pero la gente a mi alrededor dice que sí. Me costará un tiempo conseguirlo. Le he pedido tiempo al equipo; querían que fuera al Giro como líder, pero yo creo que no estoy preparado y prefiero acudir un año más al Tour para ayudar a Jonas y de paso progresar, ser más regular. Hubo tres días en los que perdí muchísimo tiempo, y si pudiera completar el Tour con menos días malos este año sí que podría pensar en convertirme en un líder para la general".
Y sin embargo las grandes vueltas son sólo una de las dimensiones de Jorgenson. "Llevo toda la vida resistiéndome a que me encasillen, y me ha salido bien. Soy el tipo de ciclista que puede rendir en varios terrenos, y creo que competir en las clásicas del norte, en el pavé, en esos muros que hay que saberse de memoria y en situaciones tácticas mucho más complejas que las que se te presentan en grandes vueltas me beneficia a la hora de rendir mejor en las pruebas por etapas. Son dos caminos distintos, y quiero recorrer ambos".
La temporada pasada, el idahonés fue un pilar para Visma en una campaña de clásicas por demás desafortunada. En este 2025, repetirá rol: tras prepararse con mimo durante un mes de concentración en el Teide, este fin de semana disputará el 'Opening Weekend' belga (Omloop Het Nieuwsblad, el sábado; Kuurne-Bruselas-Kuurne, el domingo) para después disputar E3 Harelbeke, A Través de Flandes y Tour de Flandes junto a Wout van Aert, Tiesj Benoot, Dylan van Baarle y compañía: "Cuantas más bazas tengamos para anticiparnos a Van der Poel y Pogačar, mejor". Entre medias, buscará revalidar victoria en París-Niza. Inmerso en su viaje espiritual, puede llegar muy lejos.