GIRO DE ITALIA

Un mano levantada, una votación y un (des)acuerdo: así se cocinó la última polémica del Giro de Italia

La organización de la 'corsa rosa' accede a la petición de los ciclistas para dejar la etapa del viernes en 74 kilómetros, evitando subir el Gran San Bernardo.

Carlos Verona lidera la fila de Movistar Team en una etapa lluviosa del Giro de Italia 2023. /MOVISTAR TEAM / @GETTYSPORT
Carlos Verona lidera la fila de Movistar Team en una etapa lluviosa del Giro de Italia 2023. MOVISTAR TEAM / @GETTYSPORT
Fran Reyes

Fran Reyes

Está siendo un Giro de Italia cruel. La última semana natural ha puesto a prueba la moral de los ciclistas con etapas eternas, mal tiempo, incidentes, caídas, enfermedades atacando los organismos de individuos que, por excesivamente entrenados, se presentan en la línea de salida con su salud limada hasta la mínima expresión. Es el alto rendimiento, preñado de gloria y superación, yermo de misericordia. Finalmente, el pelotón no ha querido poder más y ha rechazado disputar la 13ª etapa del Giro de Italia sobre el recorrido previsto, que prometía lluvia desde la salida sita en Borgofranco d'Ivrea.

Originalmente, la etapa debería haber constado de 207 kilómetros con el Gran San Bernardo (Cima Coppi, 2.469 metros sobre el nivel del mar), la Croix de Coeur (1ª, 2.174) y meta en la estación de esquí de Crans Montana (1ª, 1.456). El riesgo de avalanchas ya impelió a RCS, organizador del Giro de Italia, a renunciar a la cresta del Gran San Bernardo: el pasado martes se resolvió llegar sólo hasta la cota 1.878, y bajar desde allí hasta La Châble, pie de la Croix de Coeur.

El jueves por la tarde, sin embargo, los ciclistas levantaron la mano. "Convocamos una reunión", explicaba Carlos Verona (Movistar Team) en la mañana del viernes, "y 19 de los 22 equipos estábamos a favor de cambiar el recorrido". 90% de votos a favor según el presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales, Adam Hansen. "La propuesta que formulamos fue eliminar el segundo puerto, para evitar tener dos descensos largos: poder abrigarnos bien en el descenso del San Bernardo, hacer el valle y terminar la etapa". La Croix de Coeur, su largo descenso potencialmente helado sobre una superficie irregular, era el objeto de la discordia.

La contrapropuesta de RCS, sin embargo, fue eliminar el Gran San Bernardo y partir desde La Châble. "Las condiciones no son las más favorables", comentaba con resignación Mauro Vegni, máximo responsable del Giro de Italia. "No tanto por la lluvia sino las condiciones de los descensos, por el frío y el peligro que comportan. Nos encontramos en una situación particular este año y debemos cuidar de los ciclistas para que puedan llegar a Roma. Por eso hemos llegado a este acuerdo, escuchando sus peticiones sin renunciar al desarrollo de la competición. Escalaremos la Croix de Coeur íntegra y acabaremos la etapa en Crans Montana".

El nuevo recorrido con 74,6 kilómetros con dos ascensiones de entidad y un descenso comprometido fue aceptado… con división de opiniones. "No entiendo esta decisión", protesta el australiano Jack Haig (Bahrain Victorious). "Una de las principales razones por la que no queríamos hacer el segundo puerto era porque la superficie de la carretera en el descenso podía ser peligrosa y porque no íbamos a poder abrigarnos en su cima. Y, a final de cuentas, vamos a salir desde el pie del puerto; subiremos a tope y luego, en una bajada que sabemos peligrosa, medio pelotón estará persiguiendo al otro medio tras quedarse descolgado subiendo, sin tiempo para ponerse una chaqueta".

Más allá todavía iba el siempre controvertido Gianni Moscon (Astana Qazaqstan) en declaraciones a TuttoBici. "Hace mal tiempo, pero yo creo que se podía correr. Si alguno se podía parar, podía hacerlo. No somos ciclistas porque nos obligue el médico: si no nos gusta este deporte, siempre podemos cambiar de profesión". Posteriormente, el italiano agradecía a los organizadores "haber pensado en los ciclistas".

Porque ese es el telón de fondo de las discusiones y de las dudas: hasta qué punto la noble intención de proteger de la salud de los participantes puede desvirtuar la carrera. "Esta es una buena decisión si queremos que por lo menos 50 tíos lleguemos a Roma", alega Geraint Thomas, portador de la 'maglia rosa'. "Desde el punto de vista de la salud de los corredores, siempre es mejor dos horas bajo la lluvia que cinco", avala Verona. Se sacrifica una jornada con la esperanza de que así concluya mejor el viaje. "Hoy no se saldrá con la idea de disputar una etapa frenética, sino de salvar la etapa", se resigna Vegni. Los ciclistas viajarán en autobús desde Borgofranco d'Ivrea a La Châble; desde ahí, a las 14:30, comenzará la etapa.