Pogacar vuelve casi un mes después dispuesto a ir a la guerra con Van der Poel
El esloveno, inactivo desde la Volta a Catalunya en la que arrasó, afronta la Lieja-Bastoña-Lieja con ganas de resarcirse de la caída del año pasado.

Casi un mes; 25 días. Es el tiempo que ha pasado desde la última vez que Tadej Pogacar disputó una prueba ciclista. Si lo proyectamos a modo de comparación en la todavía corta vida del esloveno, puede parecer poco, pero no nos engañemos, se trata del mayor descanso que el líder del UAE Team Emirates se va a tomar antes de un Giro de Italia que ya está a la vuelta de la esquina.
Hasta ahora, el curso de Pogacar se resume en el estreno triunfal en la Strade Bianche (2 de marzo), el podio en la Milán-San Remo (16 de marzo), y la barrabasada en la Volta a Catalunya (18-24 de marzo), donde arrasó con todo y con todos para adjudicarse el triunfo en la general, la montaña y la regularidad, además de cuatro triunfos de etapa.
Resumiendo, en nueve días de competición, Pogacar ha levantado los brazos como vencedor en cinco ocasiones. Las otras cuatro, terminó segundo, tercero, 25º y 31º, estas dos últimas en etapas de la Volta a Catalunya con llegadas masivas al esprint.
Ahora bien, este domingo tendrá enfrente a Pidcock, Vlasov, Van Gils, Benoot, Skjelmose y, sobre todo, a Mathieu van der Poel. El neerlandés, vigente campeón del mundo de ciclismo en ruta, no se ha quedado atrás en su particular pugna con Pogi y esta temporada ya ha conquistado la E3 Saxo Clasic y, ahí es nada, el Tour de Flandes y la París-Roubaix.
En seis días de competición, Van der Poel suma tres victorias, un segundo puesto en la Gante-Wevelgem, un décimo lugar en la Milán-San Remo —posición mentirosa, pues sin su colaboración, la victoria de Jasper Philipsen no hubiera existido— y una 22ª plaza en la Amstel Gold Race, única jornada en la que se puede decir que no estuvo a la altura.
Que ésta última haya sido la más reciente hace pensar que el neerlandés quizás no esté atravesando el mejor momento de su primavera ciclista. Pogacar, sin embargo, regresa tras una hibernación de varias semanas en Sierra Nevada (Granada), donde ha estado entrenando con compañeros, con rivales —compartió entrenamientos con integrantes del Ineos Grenadiers— y con su pareja, Urska Zigart, también ciclista profesional.
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— Eurosport.es (@Eurosport_ES) March 31, 2024
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Cortina y casi todo el pelotón tienen que echar pie a tierra y Van der Poel tira de habilidad para irse en solitario.#RVV24 | #LaCasadelCiclismo pic.twitter.com/Y1xlopagEN
Después de que Zigart viajara a Bélgica para competir en la Flecha Valona, donde terminó 40ª, Pogacar viajó a Mónaco, donde reside, para ultimar la preparación de cara a la Lieja-Bastoña-Lieja. Allí visitó a Alexandre Baccili, fisioterapeuta de confianza, y sumó kilómetros en las piernas. El viernes, a dos días del cuarto monumento de la temporada, el esloveno aterrizó en Maastricht (Países Bajos) para reunirse con el resto del UAE Team Emirates y reconocer los 254,5 kilómetros de la decana de las clásicas ciclistas.
Van der Poel, por su parte, también eligió España para preparar la batalla de este domingo. En invierno y primavera, el neerlandés del Alpecin-Deceuninck suele dejarse ver por Denia y alrededores, en la provincia de Alicante, para poner a punto unas piernas ya de por sí potentísimas. "Ahora nos vamos a España a entrenar un poco más bajo el sol", declaró ante los medios tras la Amstel Gold Race del pasado domingo.
Suerte la suya y la de Pogacar. Ambos esquivaron la granizada de la Flecha Valona y han llegado enteros a la última gran cita de la primavera ciclista. "Me alivió mucho verlo desde casa, con sol y 20 grados fuera", bromeó Pogacar en la rueda de prensa previa a la carrera. Concluida Lieja, el esloveno viajará a Italia, donde el próximo 4 de mayo se estrena en el Giro de Italia. Mientras, Van der Poel despejará su calendario de objetivos y pondrá el foco en los Juegos Olímpicos de París (3 de agosto) y la defensa del maillot arcoíris en Zúrich (29 de septiembre).