FÓRMULA 1

Por qué Red Bull pareció un equipo amateur en Mónaco y debe temer por su dominio

Un coche nervioso, errores poco habituales de Verstappen, las mejoras de Ferrari y Mclaren y los restos de la inestabilidad del culebrón Christian Horner tambalean al equipo campeón.

Max Verstappen, cabizbajo en Mónaco. /REUTERS
Max Verstappen, cabizbajo en Mónaco. REUTERS
Jorge Peiró

Jorge Peiró

Adrian Newey, gurú de la aerodinámica, mirando el Red Bull en el garaje con un look 'casual', de calle, nada corporativo, con las manos en la espalda como un jubilado contemplando una obra a medio hacer. O el monoplaza de Checo Pérez partido en dos al comienzo del Gran Premio de Mónaco. El equipo que parecía invencible se deshace y son tantas las imágenes en el Principado que lo confirman que cuesta quedarse con una.

¡Qué bien le hubiera venido al equipo de las bebidas energéticas que el genio Newey echara un vistazo a su monoplaza! No contar con él desde abril del año que viene debilitará a la escudería. Según Max Verstappen, su coche campeón en Mónaco "saltaba como un canguro" y pilotarlo es "como llevar un kart". Ya era pesimista desde antes del Gran Premio: "No es nuestra mejor pista, no será un finde fácil, cuesta hacer que todo funcione aquí".

Y no se equivocó. El neerlandés fue más allá tras la clasificación y retó a los críticos: "Invito a cualquier persona del paddock a probar ese coche, a ver si puede ir rápido...". Max Verstappen, aunque lo niegue públicamente, cometió un error en su último intento en 'qualy', en el momento en que amenazaba la pole provisional de Leclerc. La película acaba siempre igual y el tricampeón había salido primero en todas las carreras este año.

Max Verstappen, pensativo.  REUTERS
Max Verstappen, pensativo. REUTERS

Esta vez, se equivocó en la primera curva, abortó su intento y regaló la pole a Leclerc. Verle fallar es muy raro pero es mortal. A Red Bull no dejan de crecerle los enanos. De ahí su pobre resultado este fin de semana: Verstappen fue sexto y Checo Pérez abandonó en la salida. Para encontrar el motivo del error de Verstappen hay que escuchar a todo el equipo decir que su monoplaza sufre con los pianos y baches y pierde tiempo ahí.

Salir sexto le condenó durante toda la carrera, ya que no pudo adelantar y se aburrió durante las 78 vueltas. Por radio, no se contuvo: "Traedme una almohada que esto es muy aburrido, en la recta me duermo". Frustración total porque buscó la vuelta rápida y tampoco se la pudo llevar por culpa de su amigo Lewis Hamilton. Mónaco no era la mejor pista para Red Bull y, aunque los circuitos urbanos le van al pelo a Checo, este finde fracasó.

Los rivales mejoras y su túnel de viento acierta

Su clasificación fue desastrosa: quedó penúltimo y no tardó en maldecir por radio. Al día siguiente, la mala suerte acompañó a los campeones y Magnussen se llevó puesto al mexicano en la salida. Su monoplaza quedó partido en dos porque Red Bull se rompe. El piloto sigue rindiendo a un nivel insuficiente para acompañar a un tricampeón del mundo. De hecho, está sumando pocos puntos para escaparse en el Mundial de Constructores: Red Bull solo saca 24 puntos a Ferrari y Mclaren acecha.

Otro de los motivos del bajón de los campeones es el subidón de sus rivales. El equipo austríaco ha progresado muy poco y Ferrari y Mclaren han dado un salto descomunal respecto al año pasado. Tan grande como para ganar carreras: Carlos Sainz se coronó en Australia, Lando Norris en Miami, rozó la gloria en Imola y Leclerc subió a lo más alto del podio en Mónaco.

Los datos de estos equipos en sus simulaciones sí se han correlacionado con éxito en pista y sus coches vuelan. A Red Bull le ocurre lo contrario, avisa Helmut Marko, asesor del equipo. "En el simulador pasamos por los pianos sin problema, tenemos un problema de correlación de datos", reconoció Marko.

“Una tormenta de mierda”

El culebrón Christian Horner es cosa del pasado pero Verstappen habló sobre él en una charla con The Guardian. "Preferiría que no tuviéramos que hablar de estas cosas, se escribe sobre esto y se acaba convirtiendo en una tormenta de mierda, luego se traduce a un idioma y a otro, cuanto más hable de esto, peor", reveló a Sky Sports.

Christian Horner, de espaldas en Mónaco.  REUTERS
Christian Horner, de espaldas en Mónaco. REUTERS

Que el jefe de equipo fuera acusado de conducta inapropiada con otra empleada sí afecta. Se desconoce si desestabiliza de verdad a la escudería pero, lo cierto es que no ayuda a un clima sano en la fábrica. Menos todavía cuando las cosas en pista no van bien. Red Bull por fin tiene rivales que le achuchan, dos años después, que se frotan las manos: "Hay que verles bajo presión, a ver cómo rinden".

En Ferrari se frotan las manos porque se ven cerca de los campeones que antes parecían invencibles. La tormenta de elementos contra el equipo de las bebidas amenaza su reinado en la Fórmula 1. Por ahora, ya han perdido más carreras que el año pasado.