FÓRMULA 1

El chasis calcinado de Grosjean se expondrá por primera vez en Madrid

La Fórmula 1 enseña cómo quedó el Haas de Romain Grosjean tras su estremecedor accidente en el GP de Baréin de 2020.

Imagen del chasis calcinado del Haas de Romain Grosjean en el GP de Baréin 2020. /F1 Exhibition
Imagen del chasis calcinado del Haas de Romain Grosjean en el GP de Baréin 2020. F1 Exhibition
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Romain Grosjean volvió a nacer el 29 de noviembre de 2020, en el GP de Baréin de Fórmula 1. El entonces piloto de Haas salió de entre las llamas tras un accidente escalofriante en los primeros compases de la carrera después de impactar a más de 190 km/h contra las protecciones de la curva 3. Tras pasar medio minuto entre las llamas y atrapado dentro de la cabina, encontró un resquicio entre el guardarraíl para seguir viviendo. Los restos calcinados de su monoplaza han estado guardados a buen recaudo durante los últimos dos años y se mostrarán por primera vez en una exposición en Madrid.

La Fórmula 1 abrirá las puertas de la que será la primera muestra oficial de la categoría en España el próximo 24 de marzo en el recinto ferial IFEMA de la capital española. Allí, en una sala especialmente dedicada al terrible incidente bajo el nombre de Survival (superviviente), se podrá ver cómo quedó el Haas y escuchar el testimonio del piloto francés. La idea de Liberty Media es que F1 Exhibition vaya viajando por diferentes países después de su estancia en Madrid.

"Desde mi punto de vista, fue un gran accidente, pero no me di cuenta del impacto ni de lo violento que fue desde fuera. No me di cuenta hasta el día siguiente, cuando pedí a alguien que me enseñara cómo fue. Mi mujer estaba viendo la carrera con mi padre y mis hijos. Recordarán ese momento toda su vida. No eran más que espectadores que esperaban oír algo... que esperaban ver algo desde Baréin", recuerda Grosjean.

Chasis calcinado del Haas VF-20  de Grosjean.  F1 Exhibition
Chasis calcinado del Haas VF-20 de Grosjean. F1 Exhibition

"Tuve que romper el reposacabezas, golpeándolo con el casco, y al final conseguí pasar el casco y ponerme de pie en el asiento. Me di cuenta de que tenía el pie izquierdo atascado en el chasis y tiré con todas mis fuerzas de la pierna izquierda. El zapato se quedó en el chasis, pero el pie se soltó y pude salir del coche".

"Eran 120 kilos de combustible más la batería: ambos estaban ardiendo. El Dr. Ian Roberts, Alan van der Merwe, del coche médico, y un bombero intentaban abrir una brecha en el fuego para ayudarme a salir. Creo que eso me ayudó al menos a tener una visión de adónde tenía que ir y dónde estaba la salida. La célula de supervivencia está ahí en caso de un gran impacto y yo no sufrí daños dentro de ella. El chasis sigue de una pieza, el Halo está ahí y aparte de los daños y las quemaduras sigue como debería. Supongo que eso me salvó la vida".

El coche partido tras el accidente de Grosjean en Baréin 2020.  F1 Exhibition
El coche partido tras el accidente de Grosjean en Baréin 2020. F1 Exhibition

El informe realizado por la FIA después del accidente determinó que el francés sufrió un impacto de 67 G (67 veces la fuerza de la gravedad). En el accidente, el coche se partió por la mitad: por una lado quedó la llamada célula de supervivencia (parte delantera desde la espalda del piloto) y por otro, el tren motriz con el motor y la caja de cambios.

Gracias a las medidas de seguridad implantadas en las últimas décadas, Grosjean solamente sufrió quemaduras en el dorso de sus dos manos, a pesar de los guantes, y un esguince en el tobillo izquierdo, que se le quedó atrapado inicialmente en el habitáculo.

El testimonio del piloto galo aquellos días de finales de 2020 sigue sobrecogiendo dos años después: "Pensé en Niki Lauda, en su accidente, y me dije que no podría terminar así. No podía ser mi última carrera. No podía terminar así. No podía ser. Así que lo intenté de nuevo. Y estaba atascado. Volví a bajar y luego llegó el momento menos agradable en el que mi cuerpo empezó a relajarse. Estaba en paz conmigo mismo y creía que iba a morir. Me hice la pregunta: '¿Me va a quemar el zapato, o el pie o la mano? ¿Va a ser doloroso? ¿Dónde va a empezar?".

"A mí me pareció que eran dos, tres o cuatro segundos. Supongo que serían milisegundos. Y entonces, pensé en mis hijos, y que no podían perder a su padre. Así que no sé por qué lo hice, pero decidí girar mi casco a la izquierda y subir y luego tratar de torcer mi hombro. Eso funcionó".