Así funciona el escaparate trasero de la F1 que preocupa a la FIA: "Si alguien ha hecho trampas, se va a enterar"
La introducción del límite de gasto en la Fórmula 1 ha provocado una actividad paralela en las escuderías que ahora la FIA quiere controlar.
En la Fórmula 1 cada milésima cuenta en pista; cada mejora real de rendimiento, que generalmente está fuera de los focos, es decisiva; y cada hora de rodaje en el túnel de viento tiene sus consecuencias. Por ello, cuando se abren ventanas de oportunidad, no hay equipo que no se meta de cabeza por ellas para buscar ese extra que marque la diferencia, que les permita estar por delante de sus rivales o, al menos, mantenerse en la batalla. No obstante, la FIA no siempre hace la vista gorda.
La introducción del techo de gasto en 2021 cambió el paradigma de la categoría, donde los equipos punteros contaban con presupuestos notablemente más abultados que los que cerraban la clasificación general. Valga como ejemplo que en 2020, último año sin la normativa presupuestaria en vigor, Mercedes -campeón del mundo- gastó alrededor de 450 millones de dólares (400 millones de euros y el equivalente a 475 millones en 2023), frente a los 80 millones de Haas, penúltimo en el Mundial (71 millones de euros y el equivalente a 95 millones en 2023).
Esta normativa controla la mayor parte de los desembolsos que hacen los 10 equipos de la parrilla, a excepción del salario de los pilotos (y sus costes asociados), las actividades de marketing y el los tres sueldos de más importe del personal del equipo. Incumplir estas directrices implica que las escuderías pueden incurrir en sanciones económicas o incluso la descalificación del Mundial. Red Bull, Aston Martin y Williams fueron los primeros sancionados por este reglamento, aunque la infracción y el castigo del primero fueron de mayor calado (7 millones de dólares y un 10% menos de tiempo de desarrollo aerodinámico para este 2023).
En los últimos años, los equipos de la F1 han creado divisiones separadas a las escuderías de competición para desarrollar proyectos técnicos con los que aplicar sus conocimientos al mundo real y venderlos a gran escala. Allí han destinado a algunos de sus más reputados empleados técnicos. El último ejemplo claro es el de Aston Martin, cuyo ex director técnico durante años, Andrew Green, pasó a liderar el proyecto de Aston Martin Performance Technologies el pasado mes de febrero (empresa registrada en febrero de 2021, según datos del gobierno británico).
"Estamos poniendo mucha dedicación en hacer crecer ese lado del negocio. Tenemos también Aston Martin Lagonda. Andrew está explorando todas las oportunidades de utilizar nuestra experiencia del negocio de la F1 y nuestro amplio grupo", apuntó Dan Fallows, director técnico del equipo de Silverstone, a principios de año. Aunque todavía se desconoce en qué proyectos está trabajando la estructura que tiene integrado al propio equipo de F1.
Otro que hace años que ha seguido este camino es Red Bull, que con su Red Bull Advanced Technology ha llegado a participar en proyectos de la Copa América de vela con Adrian Newey, uno de los grandes gurús técnicos de la F1, a la cabeza, y a desarrollar junto al equipo ciclista BMC "la bicicleta más rápida del mundo". La compañía paralela aplica al mundo real todos los conocimientos técnicos adquiridos por el equipo de competición.
"Red Bull Advanced Technologies aporta sus excepcionales capacidades de ingeniería, diseño, tecnología, simulación y producción a un conjunto enormemente diverso de industrias, ayudando a crear un futuro mejor y más inteligente. Es el hogar de todas las disciplinas de ingeniería necesarias para ofrecer las soluciones definitivas a una amplia gama de desafíos. El rendimiento está en el corazón de todo lo que hacemos. La simulación se utiliza para entender el equilibrio de compensaciones para garantizar la solución óptima", se puede leer en la web de la división tecnológica del equipo de Woking.
Uno de los últimos proyectos que han puesto en marcha es la creación del RB17, un hipercoche que costará alrededor de cinco millones de libras y del que se fabricarán apenas 50 unidades y que contará con la máxima tecnología extraída de la F1.
McLaren también cuenta con su McLaren Applied Technologies, que durante la pandemia llegó a fabricar 100.000 ventiladores para el servicio británico de salud en tan solo 10 semanas. Williams y Mercedes, también tienen sus propias estructuras paralelas, la última de las cuales ha creado el hiperdeportivo de calle Mercedes-AMG ONE, un vehículo con toda la tecnología de la F1 en su interior, un motor V6 como el del equipo que ha dominado la categoría de 2014 a 2021 y 670 CV.
La FIA quiere 'cortar las alas' a los equipos
El organismo rector del automovilismo internacional ha movido fichas en las últimas semanas para tratar de controlar que estas estructuras B de los equipos supongan una ventaja para ellos en cuanto al límite de gasto que establece el reglamento. ¿El motivo?
Algunos equipos, según sospechas de la FIA reveladas por Motorsport.com, podrían haber utilizado estas divisiones tecnológicas no solo para vender los conocimientos de la F1 al exterior (algo completamente lícito), sino que han recibido de vuelta desarrollos y recursos de sus estructuras B. Y es este segundo hecho el que la Federación quiere evitar y controlar, y por ello emitió una directiva técnica (TD45) en la que establecía que si alguna escudería está recibiendo propiedades intelectuales de su división tecnológica tendría que introducirlo también en el apartado correspondiente del análisis de límite de gasto.
De hecho, este jueves, previo al GP de Hungría, han emitido un comunicado en el que explican con cierto detalle cuánto han aumentado el personal que se encarga de auditar las cuentas de los equipos, de cuatro a 10 personas, y cómo esperan que las modificaciones de reglamento sean más claras que antes.
Toto Wolff, jefe de equipo de Mercedes-AMG, aseguró cuando se le preguntó al respecto en el GP de Gran Bretaña: "El trabajo que la FIA está haciendo par auditarnos es un esfuerzo enorme y no tengo dudas de que van a hacer lo mismo con otros equipos. Si alguien ha sido arrogante o ha hecho trampas, se van a enterar".
Por su parte, Stefano Domenicali, CEO de la F1, apuntó recientemente en una entrevista con Motorsport.com: "Me gustaría que la sanción fuera deportiva en caso de infracción, es algo que pedimos muy claramente. Hay tres reglamentos que respetar: el deportivo, el técnico y el financiero. Cualquier infracción debe ser castigada con medidas deportivas. No se puede ir en otras direcciones".
"El control está en manos de la FIA. Personalmente lo que he pedido es que se anticipe lo antes posible la publicación de las investigaciones realizadas por el personal de la FIA. Pero lo digo sólo porque así no se da pie a especulaciones y comentarios que no son buenos para nadie".
Los 10 empleados de la FIA dedicados en cuerpo y alma a revisar todos los informes financieros (de más de 100 preguntas y 200 páginas) de los 10 equipos de la F1 se han puesto manos a la obra y no van a dejar cifra sin analizar.