FÓRMULA 1

Qué es el halo en Fórmula 1

Pese a que su implantación fue polémica y no contaba con la aprobación de público y profesionales, se ha demostrado como una parte fundamental en la seguridad de los pilotos.

Imagen del halo de Lewis Hamilton./Reuters
Imagen del halo de Lewis Hamilton. Reuters
Javier Mercadal

Javier Mercadal

Aunque a veces se olvide, la Fórmula 1 es un deporte en el que los 20 pilotos de la parrilla se juegan la vida en cada carrera. De hecho, la historia del Gran Circo está repleta de tragedias personales sucedidas sobre el asfalto de sus trazados. Se trata de una de las disciplinas más peligrosas, donde los ingenieros encargados de desarrollar los coches tienen un papel fundamental: minimizar lo máximo posible el riesgo.

Muchas de las mejoras que se introducen año a año en los monoplazas van en esa dirección. Aunque, sorprendentemente, no siempre reciben una buena recepción. El caso paradigmático de esto es el llamado halo. Se trata de un sistema de seguridad destinado a proteger la cabina del piloto. Consiste en tres barras de titanio flexibles colocadas delante y sobre la cabeza del conductor. Su aspecto es muy visible y, cuando fue implementado por primera vez, no estuvo exento de polémica, tanto por el impacto estético que suponían en el coche, como por la menor visibilidad que ofrecía a los pilotos.

Qué es el halo en F1 y para qué sirve

Como decíamos, el halo fue desarrollado solo y exclusivamente para incrementar la seguridad de los pilotos en un monoplaza de Fórmula 1. Recibe su nombre de su forma, rodeando la cabeza de los pilotos como si fuese una aureola (en inglés, halo). Pero también de su función, pues, como si de un ángel guardián se tratase, en su corta existencia ya ha salvado varias vidas en accidentes que, de otra manera, habrían sido fatales con casi toda probabilidad. No en vano, hasta su implantación en el Gran Circo, el casco del piloto era prácticamente parte del chasis de su vehículo.

El halo fue introducido por la FIA en 2018. El equipo Mercedes ayudó en su desarrollo y, desde entonces, se convirtió en parte indispensable de todo Fórmula 1. Fue la respuesta del máximo organismo del automovilismo mundial al accidente fatal de Jules Bianchi en el GP de Japón de 2014. En una carrera que se disputaba en mojado, Adrian Sutil perdió el control de su Sauber y se marchó por el exterior de la curva 7. Con doble bandera amarilla, los operarios del circuito procedieron a retirar el monoplaza accidentado con la mala suerte de que, en la misma curva, Bianchi, que solo tenía 25 años, perdió el control de su Marussia, impactando fuertemente contra la grúa. Pese a que salió con vida del circuito de Suzuka, el francés terminó muriendo meses después en el hospital. Su fallecimiento supuso un gran impacto en el Gran Circo y motivó algunos cambios importantes, entre ellos la aparición del Virtual Safety Car o la implantación obligatoria del halo cuatro años después.

Sin embargo, su llegada no contó con el favor ni del público ni de los profesionales. Las críticas más frecuentes fueron que rompía la estética de los monoplazas, que limitaba la visión de los pilotos (una de las barras está situada literalmente en frente de ellos) o que complicaba la extracción de los mismos en caso de accidente.

Muchos pilotos fueron abiertamente vocales en contra de su introducción. En 2017, Lewis Hamilton habló del dispositivo de seguridad en los siguientes términos: "Es el peor añadido que se ha visto en la historia de la F1. Aprecio la búsqueda de la seguridad, pero esto es la F1, y en ese sentido ahora está perfectamente bien", dijo. Aunque es cierto que el británico, poco a poco, fue cambiando de opinión, en 2021 tuvo la prueba definitiva de que estaba equivocado cuando el halo le salvó la vida. En una de las temporadas más emocionantes de la Fórmula 1, el piloto de Mercedes mantenía un caliente mano a mano con Max Verstappen durante el Gran Premio de Italia. En un momento del duelo, los dos coches chocaron y el neerlandés terminó aterrizando sobre el monoplaza del inglés. Afortunadamente, el halo soportó el golpe y, aunque el casco de Hamilton también fue golpeado, el sistema de seguridad evitó males mayores. "Max ha aterrizado sobre mi cabeza. Agradezco haber tenido el halo porque si no estaría en una situación peor ahora mismo", dijo.

Vidas salvadas por el halo en F1

El de Hamilton es uno de los grandes ejemplos de la importancia del halo en un monoplaza de F1, aunque no el único. El primer accidente en el que intervino sucedió en 2018, el mismo año de su implantación. Fue en la salida del GP de Bélgica y tuvo a Fernando Alonso como involucrado. Nico Hulkenberg, entonces en Renault, envistió por detrás al español al pasarse de frenada en la primera curva, y el McLaren de este salió volando para aterrizar sobre el Sauber de Charles Leclerc. Afortunadamente, el halo evitó que la rueda del coche del asturiano golpease la cabeza del piloto francés, dejando todo en un aparatoso susto.

Más escalofriante incluso fue el accidente de Romain Grosjean en 2020. El francés perdió el control de su Haas durante el Gran Premio de Baréin y terminó impactando violentamente contra un guardarraíl. El golpe fue tal que el monoplaza se partió en dos produciendo una gran bola de fuego que heló la sangre de todo aquel que presenció aquella carrera. Afortunadamente, el halo protegió al piloto, que salió por su propio pie en medio del fuego en una imagen impactante.

Esta pieza, como estamos viendo, sirve para proteger al piloto, ya sea de posibles objetos que caigan sobre el cockpit como en el caso de Leclerc, de impactos violentos como en el de Grosjean, o de un hipotético vuelco como le sucedió a Guanyu Zhou en 2022. Ocurrió en el Gran Premio del Reino Unido. El Alfa Romeo del piloto chino volcó y se arrastró boca abajo durante varios metros. El halo impidió que la cabeza tocase el firme en todo momento.

Actualmente, el halo está completamente integrado en un Fórmula 1 y su presencia ya ni siquiera se hace extraña al ojo del aficionado. Se ha demostrado como un avance en términos de seguridad y permite mantener toda la emoción de una carrera de F1 minimizando los riesgos.