FÓRMULA 1

La joven perla de la F3 que cuenta con el apoyo de un supermercado de frontera y a la que pretende un equipo de F1

Mari Boya se entrena en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat para intentar seguir los pasos de su ídolo, Fernando Alonso.

Mari Boya, durante la pretemporada de la FIA F3 con MP Motorsport. /M. Boya
Mari Boya, durante la pretemporada de la FIA F3 con MP Motorsport. M. Boya
Sergio Lillo

Sergio Lillo

A orillas del río Garona, que tantas historias ha visto pasar a caballo entre los Pirineos franceses y los de Lleida, a apenas cuatro kilómetros de esa frontera que separó dos maneras diferentes de entender el mundo en el siglo XX y que hoy es solo un recuerdo de un pasado que ojalá nunca vuelva, el supermercado de la familia Boya es un punto neurálgico de todos los visitantes franceses que buscan precios más bajos que los del otro lado de la cordillera. José María Navalón Boya (Lés, Lleida, 2004), conocido como Mari Boya, se crio en ese ambiente de frontera, de conversaciones en francés, catalán y castellano, de idas y venidas, de intercambio de ideas. 19 años después es una de las dos jóvenes promesas españolas que compite en la FIA Fórmula 3, el tercer peldaño de acceso a la Fórmula 1.

Su primera vez en un vehículo motorizado de cuatro ruedas no fue lo temprana que acostumbran a ser las primeras veces de la mayor parte de los niños con sueños que después dan el salto a monoplazas. Boya recuerda unas vacaciones en Valencia, de sol y playa, a dos pasos del Mediterráneo que brilla con todos los azules y donde el salitre se mezclaba con las ilusiones y las carreras de un tal Fernando Alonso en la tele. Allí, en Xeresa, cerca de Gandía, estuvo una semana entera yendo a un karting de alquiler donde los dueños se quedaron sorprendidos con su velocidad. Fue el comienzo de todo. Tenía siete años.

Criado en una familia aficionada a la Fórmula 1, pero sin tradición de competición, y en la que los dos títulos de Alonso en 2005 y 2006, cuando él empezaba a intentar ponerse en pie y caminar, calaron hondo, Boya siempre ha sido un apasionado de los deportes. En su Valle de Arán natal, donde las montañas son lo primero que ves al despertarte y lo último que intuyes, como si fueran gigantes dormidos esperando el nuevo día, al bajar las persianas, el esquí es el deporte rey, pero Mari también jugaba al fútbol, al tenis, al pádel, corría e incluso llegó a hacer trial cuando con cinco años le regalaron una moto.

Los primeros años en el Nacional de karting los tuvieron que costear sus padres, pero guarda un recuerdo imborrable de aquellos tiempos. "Cuando empiezas de la nada, no te conoce a nadie y es imposible tener ninguna ayuda, pero son los mejores momentos. Eres un niño que lo único que hace es jugar, divertirse y la verdad que ya desde el principio siempre me ha ido muy bien y he disfrutado mucho en el karting", recuerda en conversación con Relevo. En 2015, ya con 11 años, logró su primer título en la categoría cadete, el cual revalidó una temporada más tarde. La formación continúo a caballo entre España y algunas citas internacionales en Europa. En Junior, con 14 años, volvió a ser campeón nacional y se apuntó la IAME Winter Cup.

Mari Boya, durante una de sus últimas temporadas en karting.  M. Boya
Mari Boya, durante una de sus últimas temporadas en karting. M. Boya

El salto a los monoplazas, desde el CAR de San Cugat

Y es entonces cuando entró como interno en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallès, donde se prepara físicamente y donde le ayudan a compaginar los estudios con los compromisos de la competición. Un quebradero de cabeza para cualquier deportista joven. El momento que marcó un antes y un después en su trayectoria llegó con el salto a los monoplazas en el año de la pandemia de la COVID-19. Boya se estrenó en la F4 española con los neerlandeses de MP Motorsport y lo hizo por todo lo alto. Subió al podio en el 66% de las citas y acabó subcampeón.

"Este es el quinto año que estoy en el Centro de Alto Rendimiento, en San Cugat, y cuando empecé a faltar más al colegio por las carreras internacionales de karting y hasta ahora, me han ayudado bastante. Cuando vuelvo tengo clases de refuerzo para ponerme al día de todas las tareas que he perdido. También al poder entrenar aquí en el gimnasio hace todo mucho más práctico y cómodo. Tienes más tiempo libre y tienes tiempo a ponerte al día con los estudios", comenta de su experiencia en el CAR, donde comparte habitación con Xavier Artigas, piloto de Moto3.

"Desde bien pequeño te separas bastante de la familia, no ha sido un cambio muy, muy grande para mí. Está claro que la primera vez que entras interno en el instituto es un poco fuerte porque no tienes ni las personas de confianza de tu alrededor, ni del karting, nadie; es todo nuevo. Pero una vez ya te adaptas, la verdad es que es súper guay el estar con los compañeros con los que entrenas y no lo cambiaría por nada ahora".

Mari Boya, durante la temporada 2022 de la Formula Regional by Alpine.  M. Boya
Mari Boya, durante la temporada 2022 de la Formula Regional by Alpine. M. Boya

Boya siguió dando los pasos pertinentes en su formación como piloto en la Formula Regional European by Alpine, donde ha sumado dos podios y dos vueltas rápidas en dos temporadas. Su 10º puesto en 2022, pese a un año complicado por diversos inconvenientes con el monoplaza y rodeado de algunos pilotos de las academias de jóvenes de los equipos de F1, le ha valido la confianza, de nuevo, de MP Motorsport. El nuevo reto: la Fórmula 3, que comparte 10 citas con el calendario del Gran Circo durante 2023.

"Decir que sigo teniendo opciones en este mundo, después de la que sin lugar a dudas ha sido la temporada más complicada de toda mi carrera deportiva, es un alivio. Porque cuando tienes unas expectativas, cuando ves que todo el entorno funciona y de una ronda a otra o de un año a otro especialmente, todo cambia por completo, es difícil asimilar. Estoy súper contento porque el jefe de MP sigue confiando un montón en mí y por eso me ha dado este asiento después de demostrar lo rápido que puedo ir en un F3", reconoce.

"Es el salto más grande que he hecho en toda mi carrera, después de pasar del karting a monoplazas, porque el poder estar todos los fines de semanas de competición con equipos de Fórmula 1, con ese entorno, creo que es algo súper especial".

El cambio también llega en el apartado técnico, donde va a pasar de pilotar un monoplaza con motor 1.8 turbo y 270 CV, a uno con más aerodinámica y un motor 3.4 aspirado y 380 CV, calzado con los exigentes neumáticos Pirelli. Comparte parrilla con otro español: Pepe Martí, que disputará su segunda temporada con Campos Racing.

"El salto también que hay de monoplaza en tema de aerodinámica, frenos, potencia, es algo increíble. Y la manera que se afrontan los fines de semana también es muy diferente porque tenemos muy poco tiempo en pista y los neumáticos tienen mucho desgaste y no podemos tirar todo lo que nos gustaría. Así que tenemos que estar súper centrados y aprovechar al máximo el tiempo en pista, que es súper reducido. Muchos circuitos serán nuevos para mí y los que no lo son, nunca he ido con este coche", añade.

Mari Boya, tras ganar en la Formula Regional Middle East este invierno.  M. Boya
Mari Boya, tras ganar en la Formula Regional Middle East este invierno. M. Boya

Junto a él viaja a todas las carreras su preparador físico, Abel, que también fue piloto, y en algunas de ellas está su coach, Facu Regalia, ex piloto argentino que llegó a ser subcampeón de la GP3 (precursora de la actual F3) y piloto de desarrollo de Sahara Force India, que trabaja con Boya desde 2021.

El argentino asegura a Relevo: "De Mari destacaría la valentía, su carácter y la rapidez de adaptación ante nuevos tipos de circunstancias o escenarios, ya sea un coche o un circuito nuevos. Está mostrando un potencial muy prometedor y estamos convencidos de que a corto plazo va a estar dando guerra y sorpresas a muchos. Confío mucho en que le espera en un gran año. Para mí, lo he dicho en muchas ocasiones, es la próxima joven promesa que tiene el automovilismo español sin lugar a dudas, después de Fernando y Carlos, así que trabajaremos muy duro y cada día para lograr todos esos objetivos".

El gran objetivo del futuro

Para preparar su 2023 ha pasado el invierno en Emiratos Árabes Unidos disputando la Formula Regional de Oriente Medio, donde ha vuelto a saborear la victoria. Ese buen sabor de boca le hace arrancar sus nuevos retos con sensaciones inmejorables y con ganas de demostrar fin de semana tras fin de semana su valía.

"Ha sido muy bonito descubrir circuitos, y recuperar confianza y sensaciones para volver a sentirme fuerte y con las pilas cargadas, porque pude volver a liderar carreras, que esto es necesario para todo piloto. Estoy con muchas ganas de aprender muchas cosas y disfrutar la experiencia que seguro que es increíble", asegura.

"Tengo 100% claro que mi objetivo es llegar a la Fórmula 1. Desde bien pequeño he disfrutado un montón viendo las carreras y diría que todo ha sido gracias a Fernando Alonso por disfrutar tanto viéndolo a él y todo el apoyo que ha recibido como piloto. Me parece impresionante y lo tengo como un ídolo. Me gustaría ser como él y conseguir ser piloto de F1".

Por el momento, ya hay un equipo de F1 interesado en contar con él para su programa de jóvenes pilotos, aunque Regalia no quiere que esto distraiga demasiado a Boya del trabajo que tiene por delante de aquí a principios de septiembre.

El plan B

Boya es consciente de que los sueños pueden llegar a truncarse, y para eso hay que estar preparado a todos los niveles. Desde su familia siempre le han pedido que no descuide los estudios y el joven catalán tiene claro lo que haría si no pudiera dedicarse profesionalmente al automovilismo deportivo.

"En mi casa siempre me aprietan bastante también con el tema de estudios. No quieren que me relaje porque no se sabe nunca en un futuro lo que nos puede parar, especialmente ahora que las cosas cambian tan rápido. Pero también me dicen que me esfuercen y persiguen mis sueños, que en este caso es el automovilismo y me apoyan en todo momento", dice.

"Siempre tengo en mente seguir el negocio familiar. Estoy súper agradecido de todo el esfuerzo que ha hecho mi familia para que yo pueda estar corriendo porque gracias a ellos hemos empezado todo y han trabajado mucho para crear todo lo que tienen, el centro comercial y todo. Y yo estoy 100% seguro que si el día de mañana no acaba todo como esperamos o como quisiera, volvería a casa a seguir el negocio familiar".