Lando Norris rompe sus maldiciones y demuestra que la F1 es divertida

Los cuentos de hadas existen. Sobre todo en el deporte. 15 podios, 691 puntos y unas 100 vueltas liderando un Gran Premio de Fórmula 1. Todo eran maldiciones y números crueles que perseguían y aterrorizaban a Lando Norris hasta el Gran Premio de Miami de 2024. ¡Qué especial es la primera vez! Pensar que nunca se vería un triunfo del británico no era descabellado viendo sus infortunios y récords negativos: que si la lluvia, que si no le dejaban pasar a su compañero. La fiesta de Lando va a dejar la que se pegó en Ámsterdam hace unos días en anécdota.

Mclaren gana una carrera tres años después para dar emoción a un deporte que a veces parece algo dormido y falto de acción, a pesar de tener los coches más rápidos del planeta, por culpa de Red Bull y Max Verstappen. Estos, por cierto, son mortales ya que las pasaron canutas en Miami. El neerlandés tuvo que conformarse con un segundo puesto mientras un incómodo Checo Pérez solo pudo ser quinto.

El podio lo completó Charles Leclerc, delante de Carlos Sainz, que intentó de todo para ganar más posiciones, sobre todo al principio de carrera con su compañero. Fernando Alonso picó piedra para remontar hasta una meritoria novena posiciónsalvando el fin de semana para Aston Martin.

La mejora de Mclaren el año pasado fue milagrosa. Pocas veces en Fórmula 1 se había visto un progreso como el suyo: arrancaron últimos en Baréin y terminaron peleando alguna victoria a Red Bull. Sus actualizaciones del coche para el Gran Premio de Miami han sido mano de santo, parece que Norris y Piastri lleven otro monoplaza.

El equipo papaya ha logrado aupar a Lando Norris cuando parecía imposible romper su maldición de 'no-victorias'. Ya no podrán llamarlo Lando 'No-wins'. Lo ha tenido tan cerca el británico tantas veces... las pesadillas con Rusia 2021 todavía le persiguen. O en Monza, el mismo año. Meterle siete segundos a Verstappen no es para cualquiera pero es que, ¡cómo pilotó Norris! Es de esos pilotos que contagia su sonrisa, desata pasiones y ahora genera una alegría desmedida en la parrilla por su constancia y carisma.

Red Bull ya ha 'perdido' tantas carreras como el año pasado y solo llevamos seis. Que no ganen un Gran Premio es noticia viendo su dominio en los últimos años. En Miami, demostraron que son mortales porque ambos pilotos sufrieron: Checo Pérez estuvo a rebufo de los Ferrari y los Mclaren y Max Verstappen claudicó ante Lando Norris, que estuvo brillante.

Si no eres fan de Red Bull, es la mejor noticia posible para la competición. El tricampeón se quejó por radio de que "el coche no me giraba" dentro de su particular "desastre". Al neerlandés se desesperó viendo que no podía alcanzar a Norris cuando es él el que siempre se marcha a las primeras de cambio y tiene carreras plácidas. Quedar segundo para él debe ser de lo más amargo.

Alonso avisó con antelación que iba a ser un fin de semana complicado para Aston Martin: el circuito no era el idóneo y el formato tampoco ayuda. Si el viernes y el sábado fueron días negros para el equipo, el domingo, resurrección total. El asturiano remontó desde el decimoquinto hasta la novena plaza para sumar dos puntos de oro para Aston Martin.

Quedó atascado durante gran parte de la carrera en tráfico sin poder progresar pero fue beneficiado por el coche de seguridad, que le aupó. Más tarde, en un circuito en el que cuesta adelantar, se las ingenió para dejar atrás a los Alpine, entre otros rivales, para terminar dentro de los puntos. Meritorio viendo donde terminó su compañero Stroll, 13º.

Así es la Fórmula 1 moderna. Aunque Miami no es ninguna novedad si se recuerda lo que fue el Gran Premio de Las Vegas: espectáculo, desenfreno, postureo y selfies. Estos ingredientes que aportan las innumerables celebridades generan un clima de lo más artificial en la competición y dan razón a que la categoría se conozca como Gran Circo. La mayoría de famosos demuestran en sus entrevistas que tienen poco interés en las carreras.

El problema es que lo peor del fin de semana no es la atmósfera sino el circuito. El trazado urbano es monótono y dejó poco lugar a la acción durante el viernes y el sábado. Es un desacierto total colocar con calzador un formato sprint, donde se busca más acción y frenetismo, en el Autódromo de Miami, donde el Gran Premio ha tenido más bien poca chicha. Por fortuna para los espectadores, la ajetreada carrera salvó el finde.