La solitaria infancia de Lando Norris, el nuevo rival de Max Verstappen: "La gente no entendía bien qué hacía"
El británico volverá a sacar los codos con el tricampeón, con el que saltaron chispas en la última carrera.

Final de las 71 vueltas que componen el Gran Premio de Austria. Suena el 'God Save The King' (himno británico) en Spielberg, pero el que está bajo la bandera de las islas no es el piloto que todos esperan. George Russell cierra los ojos y disfruta de su momento, en detrimento de su compatriota Lando Norris, que lleva varias vueltas pensativo y cabreado en su garaje tras quedarse fuera de una carrera que no tuvo la habilidad de llevarse.
En el lapso de tiempo entre su abandono y el momento en el que su amigo George se sube a descorchar el champán, a Lando se le pasan mil cosas por la cabeza. Una de ellas, si debe romper un lazo, el que lo une a otro piloto al que conoce desde hace década y pico: Max Verstappen.
El piloto de McLaren lo tenía claro: "Si cree que ha hecho las cosas bien, nuestra amistad se ha acabado". Basta un volantazo en plena frenada para destrozar una relación, además de un alerón y una rueda, y dar así un giro de 180º a una pelea que tenía tintes de convertirse en legendaria por ser Norris el primero en convertirse en el 'villano' de la historia del Verstappen tricampeón.
La semana pasada, Norris atendió a The Telegraph en la antesala del Gran Premio de Silverstone. Todavía hablaba del neerlandés como su "mejor amigo de la parrilla" y alguien a quien admirar, respetar e imitar: "Creo que hay que vivir más fríamente, como hace él".
Justo antes de iniciar toda la acción en casa, en Silverstone, el propio piloto mitigó el incendio: "No necesita disculparse, no la espero. Algunas cosas que dije después de la carrera lo hice porque estaba frustrado. Mucha adrenalina, muchas emociones... Probablemente dije cosas que no creía. Pero fue duro". Es un primer toque de atención para su íntima amistad, un primer 'match-ball' salvado.
Austria cambió todo
Se esfuman sus palabras del Red Bull Ring, así como los datos sobre los que se basa para afirmar que hay mundial. De los 69 puntos de desventaja ha pasado a los 81 (dos cosechados en la sprint y diez en la carrera, la que el de Red Bull sí terminó), y ahora queda una cita menos. "Pero sí, siento que estamos en la pelea, si miras el ritmo de las últimas carreras sería estúpido no pensarlo". El ritmo, desde luego, es argumento suficiente, al haber estado a punto de liderar en Austria en unas cuantas ocasiones.
Norris falló en sus repetidos intentos de pasar a Verstappen, y ya se sabe que dejarle con vida es sinónimo de morir en la orilla. Tras cabrear al holandés, que acabó volviendo a ser el viejo Max, cobra más sentido su pronóstico: "Este año Silverstone será brutal".
🇬🇧 🆚 🇬🇧
— DAZN España (@DAZN_ES) July 3, 2024
Lo de Hamilton y Norris en Silverstone 2023 fue puro espectáculo 👀 ¿Volveremos a verlo este año?
Este fin de semana, el GP de Gran Bretaña se vive en DAZN 🔗 https://t.co/beuBTcn9yy
El británico recuerda cuando el año pasado tomó el liderato momentáneamente: "Recuerdo ver enloquecer a los fans cuando pasé por Luffield (una de las curvas previas de la llegada a meta). Es lo más grande". En 2024 tendrá la oportunidad de sostener la primera posición si su coche, su temple y el piloto de Red Bull se lo permiten. Y es que la realidad es que ha llegado la hora de presenciar una nueva pelea por ser campeón de Fórmula 1, una tesitura en la que nadie se había visto desde Lewis Hamilton en 2021.
El nuevo opositor a Verstappen debutó en 2019 con apenas 19 años y, ahora, con 24, su McLaren le brinda la capacidad de luchar por ganar carreras. Apenas se ha estrenado esta temporada en lo más alto del podio (Miami) pero se ve capaz de aumentar su cuenta. "He hablado con Zak sobre la posibilidad de ganar el campeonato. Hemos acordado que me comprará un coche y ya le he dicho el modelo. Son muchos puntos todavía, pero ¿quién sabe?".
Una niñez «solitaria» preparándose para su adultez
Ese novedoso candidato, un niño ambicioso, se forjó en medio de una soledad que le ha acompañado durante toda su trayectoria automovilística. En su entrevista con el diario británico, Norris revela su camino a la Fórmula 1 desde los ocho años: "Recuerdo perderme la primera semana de colegio y llegar cuando todo el mundo ya se había establecido. Yo estaba allí tres días y me volvía a ir, entonces nunca me asenté. Mi vida entera eran las carreras, cuando estaba en la escuela veía vídeos de carreras. Me sentaba solo, y sí que hice amigos pero no grandes amigos. No fui acosado ni nada por el estilo, simplemente nunca me terminé de integrar. Nunca salí, nunca fui de fiesta…".
"Creo que la gente no entendía realmente lo que estaba haciendo. Entonces no era piloto de Fórmula 1, y no mucha gente sabe lo que pasa antes de llegar. Pero sí, me arrepiento un poco ahora", admite Norris. Aún así, valora enormemente el privilegio que supone ser uno de los 20 elegidos para estar en la categoría: "Es una vida distinta, solitaria en muchos aspectos. Pero nunca fui de los que dice "ojalá volver atrás y cambiarlo".
Ahora ha encontrado el equilibrio para manejar sus amistades. Siempre que tiene la oportunidad se lleva algún acompañante a sus viajes, bien sea Japón, Texas…: "Intento volar con mis amigos y traerlos a las carreras, pasamos la semana. Me hace muy feliz, incluso si les tengo que pagar todo. Cada vez lo hago más y jugamos al golf, o simplemente salimos, porque sino, otra vez, te aislas".
Aunque ese aislamiento, en parte, lo hizo quien es hoy. Entre viaje y viaje, al igual que ocurre ahora, también tenía que matar el tiempo y él decidió seguir metiéndole horas a desarrollar su pasión y futura profesión. "Me encantaba conducir el cortacésped. Tenía un buen asiento. Pero era muy pequeño cuando era un niño - unos 30kg con diez años - así que tenía que coger unas viejas mancuernas del gimnasio de mi padre y ponerlas sobre ella, porque no arrancaba hasta que tenía unos 50kg encima. Solía conducirla después de la escuela, cortaba perfectamente el jardín".
No es que este remedio casero lo utilizase por obligación, porque no pudiese permitirse competir en los karts. Su padre, Adam Norris, es inversor y empresario, y ostenta una de las grandes fortunas británicas con un patrimonio de unos 212 millones de libras esterlinas. Pero esto no supuso un empujón decisivo para la presencia de su hijo en Fórmula 1: "Nunca quise que pagara para que estuviera en Fórmula 1. Le dejé hacerlo hasta F2. Nunca quise acceder así a la F1, me siento mucho más orgulloso de poder decir que estoy aquí porque McLaren me compró y soy su piloto júnior".
Nadie podrá ponerle un pero, menos ahora que el tiempo le ha dado la razón y en McLaren todo rueda. "Ahora parezco un genio por quedarme, ¿no?", añade, convencido de que puede ser campeón conduciendo un monoplaza de color papaya: "Por eso firmé un nuevo contrato en enero". Y si no es este año, quizás sea el siguiente, o el próximo.
Pero en Woking están convencidos de que tarde o temprano llegará. Andrea Stella, que trabajó con Michael Schumacher, Kimi Raikkonen y Fernando Alonso en Ferrari, lo dejó claro en enero: "Lando se sienta en su mesa. Está en la misma categoría, es la misma carne de campeón, el talento resplandeciente, la mentalidad, la ética de trabajo. Lo tiene todo". Y quien está destinado a serlo, acaba siéndolo.