Shaquille O'Neal, sombreros de 'cowboy' y mucho Red Bull
Red Bull Racing puso punto y final a la mejor racha de títulos de la historia, en manos de Mercedes, un día después de la muerte de su propietario.

Ellos gobernaron con mano de hierro en el Olimpo de la Fórmula 1 durante cuatro largas temporadas. Apenas seis años después de que Dietrich Mateschitz comprase a Ford los restos del equipo Jaguar, Red Bull Racing ya aprendió lo que era ganar títulos. Pero luego llegaron los motores híbridos y la varita mágica de Adrian Newey, su mesías técnico, dejó de imponer su ley... hasta ahora. El equipo de las bebidas energéticas se proclamó el domingo, en el GP de EE UU, campeón del mundo de constructores por quinta vez, justo un día después de que su propietario perdiese la lucha contra una "larga enfermedad" a los 78 años.
Aunque Max Verstappen ya había puesto punto y final al reinado de Lewis Hamilton en 2021, después del duelo de los duelos entre ambos hasta la última vuelta de la última carrera, Red Bull seguía aguardando su momento. Y este llegó. El 11º título de la escudería, incluyendo los de pilotos y los de constructores, desterró a Mercedes nueve años más tarde y prolongó el reparto de poder que siguen protagonizando ambas escuderías: desde 2009 ninguna otra sabe lo que es ser campeón.
"Hoy queríamos ganar sí o sí. Fue un fin de semana muy complicado para nosotros y esto va para Dietrich, por todo lo que ha hecho por nosotros. Lo único que podíamos hacer era ganar y, aunque tras el pitstop no pintaba bien, lo di todo y apreté al máximo para remontar. Esta victoria significa mucho para mí por el hecho de poder dedicársela a Dietrich", resumió Verstappen, ganador en Austin, el sentir de todo el equipo.
"Su legado pervive. Él ya pensaba en el futuro y nos preparó para ello dotándonos de nuestros propios motores. Aunque no esté en persona, está en espíritu y el espíritu de Red Bull y su legado continuarán. Ganar el campeonato de constructores después de ocho años es increíble. Significa mucho para todos; ha sido un largo viaje y ha habido momentos duros, pero estamos de vuelta", apuntó Christian Horner, jefe del equipo.
Petition for Shaq to ride in the Badillac at every US Grand Prix forevermore 😎 pic.twitter.com/ffqd21MVfz
— ESPN F1 (@ESPNF1) October 23, 2022
En un evento de récord, donde 440.000 espectadores pasaron por el circuito texano durante los tres días de gran premio, nada se dejó al azar. Así, junto a los carteles habituales para los tres primeros clasificados, apareció un monstruoso Cadillac con cuernos largos (característicos del ganado de Texas) y un sinfín de modificaciones en tonos ocres y marrones... y en los asientos traseros viajaba nada más y nada menos que Shaquille O'Neal, ex jugador de baloncesto y cuatro veces campeón de la NBA.
El estadounidense, de 2,16 metros de altura, fue el encargado de trasladar el trofeo de ganador hasta el lugar del podio como ya hiciera en 2021. Eso sí, esta vez no subió al estrado porque tenía que actuar como parte del espectáculo post GP en Austin. El polifacético ex pívot de Los Angeles Lakers, los Miami Heat y los Orlando Magic, entre otros, también suele hacer las veces de DJ bajo el sobrenombre de DJ Diesel. El mastodóntico vehículo también sirvió a unos cuantos miembros de Red Bull para empezar la celebración.

La polémica del presupuesto, en el horizonte
No serán semanas sencillas para los de Milton Keynes, que tendrán que afrontar las negociaciones con la FIA para ver en qué acaba su infracción del reglamento presupuestario para la F1 2021. Debido al fallecimiento de Mateschitz, las conversaciones se aplazaron y, según un comunicado del propio equipo, "la caducidad del acuerdo propuesto se ha prorrogado y esperamos retomar las negociaciones a mitad de semana".
Pese a que ya han sellado su nueva corona, los ojos de la F1 están puestos en ellos, sobre todo los de sus rivales, y la situación se podría prolongar en el tiempo si no consiguen llegar a un acuerdo con la FIA, lo que les implicaría reconocer su culpabilidad. Hay tiempo para celebrar, pero la controversia no parece que tenga los días contados. Además, el resto de equipos mantiene los cuchillos afilados y Toto Wolff, jefe de Mercedes, y los suyos vigilan con lupa cualquier movimiento. Quieren volver a reinar en la F1 y no están dispuestos a que sus rivales más directos tengan la más mínima ventaja por encima de los 145 millones de dólares que constituían el techo de gasto en 2021 y los 140 de esta temporada.
La fiesta de Red Bull, que ya ha conseguido ganar más de 15 carreras en una misma temporada por primera vez en su historia, llegó después de la foto de rigor en la que todos los miembros del equipo lucieron una camiseta oscura con letras doradas donde se leía "campeones" entre los logos de sus patrocinadores. Y Verstappen fue el primero en descorchar una lata de la famosa bebida energética para comenzar a empapar a todos sus compañeros y jefes en una lluvia dulce con la que intentaron dejar atrás la tristeza por la pérdida de su máximo dirigente. Por delante, otro reto más: llegar a batir el récord absoluto de puntos en una sola temporada, que ostenta Mercedes desde 2016 (756) y la diferencia más abultada: 297 puntos frente al segundo clasificado (algo que sufrieron en su propia piel aquella misma temporada).