FÓRMULA 1

El sueño americano de la F1 ya es una realidad

La categoría se ha hecho un hueco en Estados Unidos y en 2023 contará con tres carreras en el país. Nadie habría apostado por ello hace 10 años.

Carlos Sainz, durante los entrenamientos del GP de EE UU de F1 2022. /Getty Images
Carlos Sainz, durante los entrenamientos del GP de EE UU de F1 2022. Getty Images
Sergio Lillo

Sergio Lillo

La relación entre la Fórmula 1 y Estados Unidos ha estado perlada de sinsabores, falta de atractivo e intentos fallidos. Aunque la bandera de las franjas y las estrellas estuvo en el calendario de la categoría desde los inicios, cuando en sus primeros años las 500 millas de Indianápolis eran puntuables para el Mundial de F1, el hechizo se rompió durante los años 90. Pese a que sus caminos volvieron a cruzarse, el vergonzoso episodio del GP de EE UU 2005 hizo que todo descarrilase de nuevo. 17 años después, el panorama es radicalmente distinto.

Aquella tarde de junio en Indianápolis, hogar de las carreras y corazón del motor estadounidense, la F1 completó un ridículo que marcó para siempre a una generación. Tan solo seis de los 20 monoplazas salieron a disputar la carrera, después del plantón de los equipos que calzaban neumáticos Michelin por problemas de seguridad con sus gomas tras el reasfaltado del circuito unos meses antes. Los abucheos y los cortes de manga se hicieron hueco entre el bramido de los brutales motores V10… y dos años después la F1 se marchó para siempre de Indiana.

Pero la apuesta de varios millonarios estadounidenses por construir un nuevo circuito en Austin (Texas) recibió el beneplácito de Bernie Ecclestone y la categoría inició un idilio con el Circuito de Las Américas, que este año ha cumplido su 10º aniversario (y ha renovado por otros cinco más), y sus aficionados. En 2021, 400.000 espectadores visitaron la instalación durante todo el fin de semana, algo impensable apenas unos años antes y récord absoluto.

Parrilla de salida del GP de EE UU 2005 de F1.  Getty Images
Parrilla de salida del GP de EE UU 2005 de F1. Getty Images

Los conciertos de grandes estrellas de la música y la oferta de entrenamiento más allá del asfalto han ayudado sobremanera a que los aficionados, y no solo, estén dispuestos a gastarse importantes sumas de dinero y acudir cada año al trazado de Austin. Pero la apuesta de la F1 no se ha quedado ahí. Después de la compra de los derechos por parte de la estadounidense Liberty Media a Ecclestone a principios de 2017, las miradas de sus dirigentes se dirigieron al otro lado del Atlántico, en busca de echar raíces y hacerse un hueco en el corazón de los aficionados, entre la IndyCar y la NASCAR.

Aunque no ha sido hasta esta temporada cuando la categoría ha recuperado un segundo evento en suelo estadounidense con el GP de Miami (agotó sus entradas de preventa en apenas 40 minutos). La última vez en que se habían celebrado dos carreras en EE UU en un mismo año fue en 1984 (Detroit y Dallas) y Ecclestone lo intentó en 2013 con Nueva Jersey y el skyline de Nueva York como acompañamiento de Austin.

En 2023, el calendario de la F1 volverá a tener nada menos que tres grandes premios en el país (Miami, Las Vegas y Austin) por primera vez desde 1982 (Las Vegas, Detroit y Long Beach), la única otra ocasión en la que así fue.

Los números de EE UU en la F1

  • 232 pilotos desde 1950 (el último: Alexander Rossi, en 2015)
  • 33 victorias (la última: Mario Andretti, en Zandvoort 1978)
  • 63 constructores
  • 19 motoristas
  • 11 circuitos
  • 72 grandes premios en suelo estadounidense

La apuesta de Liberty Media por los contenidos en redes sociales y los nuevos formatos ha hecho que el campeonato haya encontrado un hueco en la oferta de entretenimiento de las nuevas generaciones y no solo. Sin duda alguna, el estreno de la serie documental Drive to survive de Netflix en 2019 fue el espaldarazo que Greg Maffei, director ejecutivo de los actuales propietarios de la F1, había soñado.

Sirvan como ejemplo los 2,6 millones de telespectadores de media que alcanzó el GP de Miami este año en la ABC. Ese mismo día, se celebraba la cita de la NASCAR en Darlington 400, que contó con los mismos promedios que la F1. En las primeras cinco citas de la temporada, la F1 había aumentado en un 131% su media de telespectadores en comparación con la campaña 2020, según datos de ESPN.

Aunque hace 44 años que un piloto estadounidense no gana una carrera de F1 (Mario Andretti, en Zandvoort 1978) ni es campeón del mundo, el público americano se ha enganchado a esta nueva era de la categoría, con motores híbridos y nuevos pilotos jóvenes que buscan dejar su huella en la historia. El sueño americano del Gran Circo es una auténtica realidad y pocos habrían apostado por ello. Que se lo digan a Michael Schumacher, que siempre tuvo predilección por EE UU debido a que apenas le reconocían y en los hoteles, contaba, tenía que deletrear su apellido.