FÓRMULA 1

Viaje al primer día de la F1 en Yeda, la noche del penúltimo incendio del 2021

La Fórmula 1 vuelve al país árabe totalmente cambiada en comparación a la primera edición del Gran Premio.

Lewis Hamilton celebra la victoria en el podio de Yeda. /AFP
Lewis Hamilton celebra la victoria en el podio de Yeda. AFP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

Yeda, Arabia Saudí. Ubicación del segundo Gran Premio de la temporada 2024 que apagó sus semáforos por primera vez en Baréin hace exactamente una semana. También un sábado. El desconcierto del espectador, acostumbrado a vivir los días de carrera los domingos, terminará dos semanas más tarde en Australia, con un madrugón para los más cafeteros (5:00 horas en horario europeo, 15:00 en territorio aussie). Por lo pronto la Fórmula 1 sigue en Asia, en un circuito que se ha convertido en tradición para la apertura del campeonato. Pero no siempre ha sido así.

La vida del trazado urbano de Yeda es corta, aunque en sus cuatro ediciones hemos tenido tiempo de sacar más de una anécdota de sus calles. De hecho, el primer año ya estábamos servidos. Aquella temporada Arabia Saudí se estrenó justamente a la inversa, como el penúltimo asalto al título y no como la segunda jornada de un largo año por recorrer. 5 de diciembre de 2021, una fecha grabada en la retina de los fans, en la rueda trasera izquierda del RB16B de Max Verstappen y el alerón delantero del W12 de Lewis Hamilton.

La 'primera vez' de Yeda en el calendario traía cola. Episodios como el de Silverstone, con un viaje de Verstappen del muro de Copse al hospital, o el de Monza, en el que si no fuera por el 'halo' no se sabe qué hubiese sido de la integridad física de Hamilton, venían calentando un final de temporada con un picante que se echaba de menos en la Fórmula 1 desde hacía años. Y todo acabó estallando por los aires.

El resumen final es la victoria del británico sobre el holandés por unos siete segundos de diferencia en pista, lo que dejaba a ambos pilotos empatados a puntos (369,5 para cada uno de ellos) a falta de una sola carrera para la definición del Mundial de Pilotos. Los detalles dan para novela.

Tres virguerías sin premio

En la salida, normalmente liosa y con una alta probabilidad de toques, hubo bandera blanca. Nada de guerras, quedaban 50 vueltas por delante. Los verdaderos líos empezaron a asomar cuando Mick Schumacher perdió el control sobre su Haas, que acabó encallado en un muro apenas en la décima vuelta. La bandera amarilla inicial hizo a Hamilton optar por una pronta parada que lo dejó detrás de un Max que todavía lucía el dorsal '33' y no había conquistado ninguna de sus tres coronas. Fíjense si han cambiado las cosas. La estrategia le salió rana, porque aquella bandera cambió de color: del amarillo al rojo.

En la re-salida dieron comienzo los resquicios. La mejor respuesta al semáforo del piloto de Mercedes le hizo adelantar su morro al de Max en la primera curva, pero un movimiento 'pícaro' del holandés saltándose el trazado del segundo giro de volante lo mantuvo primero, haciendo caer al siete veces campeón a la tercera plaza. La FIA le obligó a devolver la posición desde otra re-salida, provocada por un accidente múltiple con Mazepin, Latifi y 'Checo' Pérez como protagonistas siete vueltas más tarde.

En este tercer inicio desde las casillas de salida, Verstappen se quitó de encima a un Esteban Ocon que hizo de barrera entre él y Hamilton. La separación sólo duró un giro al circuito. A partir de la vuelta 18 era un tema de dos, aunque no fue hasta la 37 cuando los pilotos tuvieron el siguiente cara a cara. Entonces, Hamilton adelantó con todas las de la ley a un Max indefenso, sin DRS ni motor suficiente para resistir una embestida más del Mercedes. La única salida que encontró fue la de forzar la salida de ambos de pista para mantener el liderato, 'empujando' al británico por la escapatoria de la segunda curva mientras él alargaba su trazada. Consiguió su objetivo, pero la organización tenía claro que el procedimiento pasaba por la devolución de un primer puesto que le correspondía al inglés. El alerón de su coche estaba por delante del Red Bull, y la defensa del neerlandés no era válida.

Max tenía en sus guantes la decisión de dónde ceder el lugar. Eligió un punto del circuito que tendrá la acción grabada hasta su desuso: la recta trasera a la de meta, donde se detecta la posición de cada uno de los monoplazas y se decide quién puede activar el DRS en la siguiente zona. Con la intención de obtener la posibilidad de abrir el DRS, decidió decelerar bruscamente antes de esta línea de detección y Hamilton, por supuesto, no aceptó la oferta. En ese juego de llevarse la ventaja aerodinámica que aporta el DRS, el inglés decidió no adelantar a Verstappen, y con una acción confusa en la que se acusó al '33' de un frenazo repentino para provocar un choque, ocurrió lo inevitable. Hamilton trató de adelantar al Red Bull por su izquierda, y en el acto la rueda trasera del coche austriaco destrozó el alerón delantero de Lewis.

La sanción definitiva al holandés no se hizo efectiva hasta el final de carrera, finalmente de 15 segundos (cinco por recortar la primera curva vueltas atrás y diez por el choque con Hamilton). Aun así al británico le bastó con el ritmo endemoniado que adoptó en los últimos grandes premios para hacerse con la victoria y dejar en empate la carrera por el título.

El podio más incómodo de la historia

Tras el monumental lío montado en la inauguración del trazado, el procedimiento habitual al que nos tiene habituados el Gran Circo de ver a los tres primeros pilotos en cruzar la meta, sumados a uno de los ingenieros del equipo ganador de la carrera, subidos al podio fue un verdadero cuadro. La foto, desde luego, podría estar expuesta en un hipotético museo histórico de la Fórmula 1.

Lewis Hamilton estaba ahí, de pie sobre el primer escalón del podio, con cara de circunstancias. Seguramente orgulloso de una victoria que le abría la puerta a su octavo título mundial, aunque por fuera mostraba una cara de póker tras todo lo ocurrido aquella noche. Max Verstappen, causante de todo el embrollo, sabía que se le habían escapado unos valiosísimos puntos de cara al último viaje de la temporada y su expresión facial sumada a su posterior acción lo escenificaban. Valtteri Bottas, tercero, no sabía ni dónde meterse.

Tras escuchar con respeto el himno británico (en honor a Hamilton, ganador de la carrera) y el alemán (en honor a Mercedes, mejor constructor del día) Verstappen abandonó la escena. No quería saber nada del champán. En aquel momento el joven de 24 años solo quería escuchar la estrategia de su equipo acerca de las 58 vueltas que lo harían campeón del mundo por primera vez.

Fuego cruzado en los micros

Como era de esperar, el pique (por llamarlo de algún modo) no quedó en el asfalto. Los micrófonos oficiales de la competición estaban listos para echar humo con declaraciones de unos y otros. El primero en disparar fue Lewis Hamilton, ganador de su octava carrera de la temporada, por las nueve que se había apuntado hasta entonces su rival: "Estaba claro que otros querían pasar a otro nivel a la hora de adelantar, así que quise mantenerme en pista y librarme de problemas. Estoy agradecido por tener un alerón delantero al final".

Sobre la famosa disputa del DRS y sabedor de las intenciones de Max aseguró que "no es estúpido", algo con lo que el holandés "no estaba de acuerdo". "Mi opinión es distinta a la de los comisarios. Ralenticé porque le quería dejar pasar, él no me quería adelantar y nos tocamos", espetó ante la FIA.

Helmut Marko, asesor de Red Bull, fue duro por un resultado final que no aceptaban: "Creo que podemos demostrar que no hubo brake test, que Hamilton juzgó mal a Verstappen. Por esta maniobra se nos rajó el neumático". Toto Wolf fue mucho más conservador, queriendo esperar a la telemetría.

Desde aquel GP de Arabia Saudí 2021, en el que nadie se podía imaginar el último capítulo que antecedía a la definición del título, han cambiado muchas cosas. Se han ido viendo con el paso de los años, pero ahora a Red Bull no le hacen falta break tests para tener posiciones, el pique Verstappen-Hamilton solo puede reabrirse con alguna 'pullita' en rueda de prensa, y los comisarios no trabajan bajo una presión asfixiante.