FÚTBOL SALA

El sueño de jugar en España convertido en una pesadilla de miedo y hambre

La portera brasileña Ana Eliza desvela las penurias que pasó en el Sala Zaragoza: "Jugué un partido sin nada en el estómago y casi me desmayo"

Ana Eliza atrapa un balón defendiendo la portería del Sala Zaragoza. /JORGE FINIDIN
Ana Eliza atrapa un balón defendiendo la portería del Sala Zaragoza. JORGE FINIDIN
Gustavo Muñana

Gustavo Muñana

Ana Eliza Ribeiro de Oliveira tiene tan solo 23 años y no ha perdido ni la sonrisa ni la ilusión por jugar al fútbol sala. El sueño de esta joven brasileña era hacerlo en España y a pesar de haber vivido una auténtica pesadilla la pasada temporada en el Sala Zaragoza, espera con la ilusión de una niña el anuncio de su fichaje por un equipo de Primera División de Galicia la próxima semana. Quiere que su historia sea contada para evitar que "haya gente que juegue con la vida de otras personas".

La felicidad de incorporarse a su nuevo club no hará que se borre la traumática experiencia que ha vivido desde que llegó a nuestro país, acompañada de su pareja, Petric Carvalho, que ejerce de preparador de porteras. Su primer club fue el Joventut D'Elx que la fichó del Américo Brasileirense. En Elche cumplieron económicamente, pero no burocráticamente y en un viaje a Melilla en enero del año pasado para jugar frente al Torreblanca, estuvo a punto de ser deportada ya que no estaba en situación legal en España y tan solo poseía un visado de turista caducado.

"Era la primera vez que salía de Brasil y que incluso montaba en un avión. La idea era venir con ese permiso de tres meses y después regresar a Brasil para regularizar toda nuestra documentación. Nos fueron dando largas y siempre viajaba con miedo", relata a Relevo. Tras brillar en su primera temporada, le llegó una oferta del Sala Zaragoza que colmaba sus aspiraciones para "vivir del fútbol sala". Tres temporadas y 14 pagas con el salario mínimo interprofesional (1.080 euros). La gran oportunidad por la que llevaba luchando desde que empezó a jugar con 14 años en el Passa Quatro Futsal se hacía realidad.

El club aragonés regularizó su situación legal en España, pero desde el principio no se cumplió con nada de lo acordado. Con las nóminas de Ana Eliza, ella y Petric deberían buscar un piso de alquiler, pero el dinero nunca llegó y lo que iba a ser una semana en una habitación de un piso compartido con otra compañera de equipo, se convirtió en su residencia. La portera brasileña asegura a Relevo que "tan solo he recibido en los últimos diez meses, 3 nóminas y venían incompletas, ya que me descontaban el alquiler de un cuarto en el que yo no quería estar, pero no teníamos dinero para vivir en otro sitio".

Ana Eliza fue consumiendo todos sus pequeños ahorros y empezó a pedir ayuda a familiares y amigos de Brasil, pero con las fluctuaciones en el cambio del real brasileño al euro cada vez era más difícil subsistir. En el día a día, la ayuda de sus compañeras de equipo fue crucial, por ejemplo, en materia de transporte. Sin ingresos no tenía medio de desplazamiento y si nadie podía llevarla al pabellón tenía que recorrer unos 20 kilómetros diarios (10 por la mañana para ir al gimnasio y otros 10 para ir a entrenar por la tarde). "Soy una deportista y mi cuerpo es mi herramienta de trabajo. Imagina hacer esto muchos días con calor o frío, más dos horas de trabajo en pista con solo un té o una infusión", asevera. 

La situación de Ana Eliza fue dramática, e incluso tercermundista, durante meses. "Llamábamos al presidente para decirle que no teníamos ni para comer y tan solo dos o tres veces nos dio una bolsa con comida y encima nos hacía sentir como si le tuviéramos que estar agradecidas. Yo le decía que no quería alimentos, que necesitaba mis salarios. Si no fuera por amigos y familiares, literalmente nos hubiéramos muerto de hambre en Zaragoza. Las jugadoras nos ayudábamos y si una conseguía dinero, compraba comida para las otras", afirma con la voz quebrada.

Sin recursos económicos ni a quién pedir ayuda, Ana Eliza recurrió a la beneficencia. Los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza le dieron una tarjeta para adquirir productos de primera necesidad y también acudió a pedir comida al Banco de Alimentos La portera brasileña llegó a formar parte de un proyecto de inclusión para personas en situación de extrema vulnerabilidad del Centro Social de los Capuchinos. "Hacíamos trabajos de arcilla y recibíamos ayuda. Lo hacía a escondidas, porque tenía miedo de que se enterasen en el club", asegura.

Miedo y hambre son las palabras más repetidas por Ana Eliza en una charla desgarradora con Relevo. La figura del presidente y entrenador del Sala Zaragoza, Jesús Muñoz, tiene mucho protagonismo en esta sórdida historia de terror, contada por la portera brasileña, que es impropia de la máxima competición del fútbol sala español, bajo el amparo de la Real Federación Española de Fútbol. "Él siempre me decía que se enteraba de todo" y confirma haber visto desde "intimidaciones a las jugadoras, especialmente con las extranjeras, aprovechándose de nuestra falta de conocimiento sobre las leyes laborales, manipulando y mintiendo sobre nuestros derechos y deberes hasta amenazas con sanciones económicas por no ejecutar bien las jugadas de estrategia cuando ni siquiera cobrábamos", denuncia.

La portería era su refugio y la competición un salvoconducto para olvidar temporalmente la miseria a la que estaba viéndose sometida esta joven brasileña. Ana Eliza no duda en afirmar que "jugar fuera de Zaragoza significaba poder alimentarse. Queríamos ir lo más lejos posible para dormir en hoteles y bajar al bufé y comer todo lo que pudiéramos y también coger comida como yogures, fruta o galletas para llevar a casa y racionarlas durante la semana". Es necesario incidir en que este artículo no es una historia de explotación laboral o sexual. Por increíble que parezca, una jugadora extranjera detalla a Relevo las vicisitudes que, supuestamente, ha sufrido en un equipo de fútbol sala femenino de Primera División en España.

"Le llamé y le avisé de que solo nos quedaba media bolsa de arroz para Petric y para mí y el presidente me dijo en el entrenamiento que había jugadoras que estaba en una situación peor que la mía", recuerda indignada. Ana Eliza ha publicado en sus perfiles de redes sociales un hilo detallando sus desventuras y contando lo que sucedió en el partido ante el Atlético de Madrid de la 19ª jornada de Liga, disputado el pasado 18 de febrero en el pabellón Siglo XXI. La portera brasileña ha publicado un vídeo en el que se puede ver como a seis minutos del descanso estuvo a punto de desmayarse y tiene que sujetarse al palo para no desvanecerse. "Me dolía el estómago. No había comido nada. Cuando llegué al pabellón pedí a un miembro del cuerpo técnico un plátano para poder jugar".

Una compañera se lo acerca desde el banquillo para que le dé un mordisco y el partido pueda reanudarse tras aplacar momentáneamente su dolor abdominal. Tras esa dantesca escena, Ana Eliza desvela a Relevo que "en el descanso el padre de una jugadora compró palomitas y fue lo que comí a escondidas en el vestuario para saciar mi hambre y seguir jugando. No estaba en condiciones para hacerlo, pero acabamos empatando (5-5) y salimos de los puestos de descenso". Sin embargo, al finalizar el partido, asegura que Jesús Muñoz le reprochó su comportamiento. "Me dijo que tenía que haberle avisado antes de lo que me pasaba y lo hizo delante de mis compañeras y le dije que llevaba dos semanas diciéndoselo y pidiéndole comida".

Ana Eliza ha esperado seis meses para ofrecer este relato escalofriante. "Hasta que me he sentido segura. Tenía firmado tres años. Temía por mi futuro. No sabía si podía retenerme. Quería salir de allí y poner fin a aquella pesadilla. La presión psicológica es insoportable. Tienes que abstraerte de problemas tan serios como no cobrar y no tener ni para comer y al mismo tiempo entrenar y jugar bien para llamar la atención de otro club y buscar un futuro mejor, pero el presidente que no te paga es el mismo que te grita en los entrenamientos". Sala Zaragoza acabó descendiendo a Segunda División y el 31 de mayo, el club anunció la rescisión de contrato de la portera brasileña, que se marchaba con la carta de libertad y sin cobrar, pero ponía fin a su calvario.

"Actualmente estamos en los juzgados para intentar cobrar los sueldos de la temporada. Se ha interpuesto una demanda contra el club por este asunto. Desafortunadamente, muchas atletas y mujeres brasileñas han pasado por situaciones similares o parecidas en este mismo club", advierte y espera que su valentía para visibilizar su traumática experiencia sirva de inspiración a otras jugadoras sudamericanas que emprenden ilusionadas el viaje a Europa. "Investiga, pregunta, infórmate, porque lo que vivimos en la Sala Zaragoza, no se lo deseo a ningún deportista", finaliza.

Ana Eliza ha recibido públicamente el apoyo de muchas compatriotas como Amandinha, ocho veces mejor jugadora del Mundo. También en privado le han mandado mensajes ex compañeras que según ella "siguen teniendo miedo y espero que se animen a contar la verdad". Cabe señalar que el pasado 10 de abril, la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala emitió un comunicado para denunciar que el club maño adeuda 25.000 euros a diferentes jugadoras y que han llegado a atender 30 peticiones de asesoramiento por "impagos, retrasos en el alta de la Seguridad Social, problemas de vivienda o despido improcedente".

Jesús Muño, presidente y entrenador del Sala Zaragoza.  RELEVO
Jesús Muño, presidente y entrenador del Sala Zaragoza. RELEVO

Jesús Muñoz, solo admitió deudas con tres jugadoras por valor de 8.749 euros. Relevo se puso en contacto con el presidente y entrenador del Sala Zaragoza y reconoció que ha habido un problema de impagos con Ana Eliza que se resolverá en un juzgado de lo Social. Declinó realizar cualquier valoración sobre las graves acusaciones de la portera brasileña "ya que no son ciertas. Estamos centrados en solucionar nuestros problemas económicos y administrativos para conformar un proyecto deportivo y no es algo importante para nosotros". El dirigente zaragozano especificó que "se debe diferenciar la libertad de expresión, con la dinámica destructiva de unas manifestaciones que no se pueden demostrar y que dañan la imagen del club y solo pretenden generar inestabilidad en este periodo de fichajes".

Cabe señalar que, en enero de 2022, el grupo municipal de Podemos en el Ayuntamiento de Zaragoza solicitó que se realizase una auditoría al Sala Zaragoza a cuenta de la subvención que el club maño recibe para su equipo femenino, y que en 2021 ascendió a 90.397,20 euros instando "al Gobierno municipal a reforzar el control sobre las ayudas y subvenciones a clubes deportivos para que no se den casos de explotación".

En diciembre, el Consistorio zaragozano hizo público que se le denegaba dicha partida al club que preside Jesús Muñoz por "no completar la documentación exigida", que requiere encontrarse "al corriente de pagos con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social", y por constar en el expediente de la entidad "dos embargos del Juzgado de lo Social nº2 de Zaragoza y otro embargo de la Tesorería General de la Seguridad Social".

"Es innegable que tenemos un aplazamiento de pagos, pero me gustaría resaltar que el propio Ayuntamiento nos debe las ayudas de la temporada 2020-21 (37.000 euros) y las de la 2021-22 (45.000)", declaró Jesús Muñoz que tildó esta decisión de "atropello". Sin embargo, el conjunto aragonés tampoco pudo recibir en enero de este mismo año los 9.000 euros de ayudas de la Federación Española de Fútbol a los equipos de Primera División por no cumplir con las obligaciones documentales y de control económico fijadas por la RFEF.

Sala Zaragoza ha recibido en las últimas cuatro temporadas una cantidad superior a los 750.000 euros de dinero público, procedente del Ayuntamiento de Zaragoza, la Diputación General de Aragón y la Diputación Provincial. El equipo presidido y entrenado por Jesús Muñoz competirá en Segunda División RFEF y está armando un proyecto para recuperar la máxima categoría. En las próximas fechas podría anunciar los fichajes de hasta cuatro jugadoras sudamericanas que también sueñan con jugar en España…