EL VESTUARIO

Álvaro Benito enseña la vida que se esconde tras las cámaras: "He conocido gente más humilde en el deporte que en la música"

El comentarista de Movistar Plus + se atreve con Quique Peinado en 'El Vestuario' a contar quiénes son sus entrenadores y futbolistas favoritos.

Álvaro Benito, en un concierto con Pignoise en el Primavera Pop de 2013/Getty Images
Álvaro Benito, en un concierto con Pignoise en el Primavera Pop de 2013 Getty Images
Equipo Relevo

Equipo Relevo

Pasar de ser futbolista a comentarista puede parecer sencillo, pero en realidad no es moco de pavo. Haber estado en el campo, saber lo que duelen determinados juicios de valor y luego tener que ejercer ese rol desde el otro lado tiene un punto delicado, pero todo ello es secundario para Álvaro Benito. El experto de la Cadena SER y Movistar Plus + no se libra de aguantar determinados sanbenitos en redes sociales, pero su alma de entrenador puede con todo, y se nota. En la última charla que ha tenido con Quique Peinado en 'El Vestuario' de Relevo demuestra lo enamorado que es del fútbol, así como de algunos entrenadores y jugadores. Tampoco tiene miedo de hablar de los egos que pueden salir entre pasillos, aunque tiene claro, por experiencia, que el mundo del balón es bastante más humilde que el de la música, donde también tiene su callo. El relato que vas a leer a continuación es solo una entrega de toda la conversación entre ambos.

Puedes ver aquí la entrevista completa de Quique Peinado a Álvaro Benito en 'El Vestuario'

Ahora que trabajas en Movistar Plus, eres de los comentaristas más respetados que hay en España. ¿Comprendes mejor a los periodistas o peor que cuando eras jugador?

Siempre los he comprendido. Yo creo que ahora tengo mucho más conocimiento del trabajo que se hace en los diferentes ámbitos. Afortunadamente, cuando debuté en el Real Madrid no había barreras. Teníamos una relación personal, incluso de amistad, con muchos de los periodistas que cubrían nuestra información. Viajábamos juntos, compartíamos inquietudes. Yo, por ejemplo, con Jesús Gallego, Juan Gato también, y otros muchos. Con Jesús Gallego hice amistad porque teníamos afinidades musicales, nos íbamos a conciertos juntos, con Juan Gato también. Y luego Jesús fue el primero que me llamó para trabajar en Carrusel. Yo, la verdad, por la educación que he recibido, nunca he ejercido de estrella. Yo lo llamo ejercer de famoso, los que son conocidos por su trabajo pero que encima ejercen. Yo, afortunadamente, nunca he ejercido. Jugaba en el Real Madrid, era una circunstancia de mi vida, pero nunca ejercí de estrella.

Y ahora cuando estás en este lado viendo el fútbol, ¿consideras que es más fácil ser injusto con los jugadores o injusto con los entrenadores cuando hablas?

Es una línea muy delgada y debes elegir muy bien las palabras. Porque yo creo que mi trabajo es decir todo lo que veo bien y lo que veo menos bien. Pero claro, sé lo difícil que es estar ahí abajo. Yo siempre digo que lo nuestro es fácil, dentro de que no es sencillo, pero es inmensamente mucho más fácil que estar ahí abajo. Yo sé hasta dónde llega el entrenador. Tú a veces preparas exhaustivamente hasta la última coma de un partido y al minuto dos pasa una circunstancia que se escapa a tu control. Lo que pasa es que el entrenador debe intentar acotar al máximo las posibilidades de éxito, ese es su trabajo, pero obviamente soy consciente primero de las sensibilidades que hay cuando comentas a cualquier equipo, pues hay una sensación de identidad del que te está viendo en la tele con esos colores, debes tenerlo en cuenta también a la hora de elegir cómo te expresas. Pero también debes decir lo que ves, yo creo que no te debes cortar en absoluto por hacer una crítica siempre que sea argumentada y desde el juego, yo intento obviamente ceñirme al juego, yo no voy a decir: "Este es tal o este es cual".

Y dedicándote a comentar fútbol, ¿sigues las redes o estás salvaguardando tus argumentarios?

Es que la verdad Quique, y te estoy completamente sincero, nunca me ha importado lo que la gente diga de mí, afortunadamente tengo esa paz mental desde pequeño. Cuando te conviertes siendo un niño en jugador del Real Madrid aprendes a convivir también con la crítica, con la exposición, con lo cual ser comentarista me parece un juego de niños, al final te das cuenta que solo se genera polémica porque a la gente le importa que expliques el juego, eso lo valora el aficionado del fútbol, pero hay una pequeña minoría en redes que es la más ruidosa si dices que una jugada no te parece penalti, pues en función de la orilla del río desde que lo mires te dicen una cosa u otra. Si fuera una cosa real de que alguien me diga, "oye no haces bien tu trabajo porque no te has preparado el partido, porque no has tenido una lectura buena", bueno pues eso se puede aceptar e intentar mejorar, pero porque has dicho que esto no te parece penalti, "oye eres un merengón o eres un antimadridista vendido", a mí me genera risa la verdad, porque que me digan a mí antimadridista...

Oye, ¿cómo te preparas un partido?

Pues viendo partidos si es algún equipo que no lo tengo muy controlado. Normalmente los tengo bastante controlados. Si es algún equipo que, pues viendo algún partido de este equipo, leyendo informes técnico-tácticos que haya sobre vídeos en Youtube, que ahora hay análisis tácticos de casi cualquier equipo, y sobre todo previendo por dónde pueden ir los tiros. A mí me gusta más que aportar el dato anterior, me gusta ver qué está pasando e intentar anticiparme, muchas veces a mí me gusta arriesgarme, decir: "Oye, creo que el partido va a ir por aquí, creo que el Madrid puede tener este agujero, que el otro equipo puede hacer daño por aquí o por allá", me gusta porque de los años que estuve entrenando era un poco mi trabajo, tenía que evaluar rápidamente por dónde me pueden hacer daño, cómo puedo hacer daño yo, cómo estoy defendiendo, cómo me están presionando, etc. Entonces rápidamente intentas hacer una lectura general para que el espectador tenga una aportación extra a lo que está viendo, porque la mayoría de la gente lo que ve está sucediendo y entonces hay que ir un pasito más allá.

¿Y eres de los que llama en plan para enterarte de alguna cosa adentro? Es decir, si un jugador esta semana no ha entrenado porque le ha pasado no sé qué cosa para saberlo tú a la hora de hablar.

Nada nada, para nada.

Claro, tú has triunfado en el fútbol, en el rock and roll y en la tele. Quizás si unes esos tres elementos es donde quiere triunfar el 100% de la población, al menos la masculina. Pero, a día de hoy, ¿cuál es la oferta laboral que más te gustaría que te llegara? Imagina la última gira de los Rolling Stones se les ha caído un músico y quieren que toques. O comentar un Mundial o entrenar, por ejemplo, al Betis. ¿Cuál es la que te gustaría que te llegara más?

Si nos ponemos a soñar, obviamente entrenar al Real Madrid.

Más que hacerle una girita con los Stones...

Sí, sí. A ver, en la música es algo muy gratificante que miles de personas canten tus canciones. Es increíble, te sube la adrenalina y te bajas del escenario con una sensación difícil de describir, porque estás feliz, ¿no? Eso no se reproduce en casi cualquier otra cosa. Pero el fútbol es diferente. La música es algo lúdico y es más certero. Tienes que ser muy gañán para no estar bien preparado y la gente que ha pagado una entrada por verte no se vaya a casa contenta de que le has dado un buen espectáculo. Con que ejecutes bien y generes una energía buena en el concierto, la gente se va contenta.

Claro, no hay un rival ahí.

Aparte, te representas a ti mismo. La gente ha pagado por verte a ti, a tu banda. En cambio, cuando eres futbolista, tú coges de prestado una camiseta, que es un privilegio llevarla, el tiempo que lo lleves, ¿un año, dos años, diez años? Pero la gente va a seguir yendo a ver esa camiseta, estés tú o no. Luego es una competición, tienes un rival, puedes ganar, puedes perder. Es un ejercicio físico, con lo cual implicas sufrimiento, porque hay días, esto la gente que no ha jugado a cierto nivel no lo sabe, donde te pegas dos carreras y dices: "Hoy no puedo con mi vida". Por lo que sea, te pesan las piernas, no te encuentras bien. Ese día tienes que dar el callo también y es un sufrimiento. A veces en el partido te vas recuperando, en la segunda parte estás mejor, y hay otros donde vas y dices: "Hoy me encuentro pletórico, hoy me salgo". Te lo he dicho antes: el fútbol tiene muchas patadas en el lomo, muchas frustraciones y muchos días que te vas con la nube negra para casa, pero las satisfacciones son… Al que te gusta competir, cuando tienes un día bueno, eso no es comparable. No he tenido una sensación como la de mi primer gol en el Bernabéu. Esas sensaciones son impagables.

Es un poco distinto ser futbolista que ser entrenador. Ancelotti decía: «El porcentaje del tiempo en el que él sufre, y era un porcentaje del tiempo muy alto. Yo sufro muchísimo». Ser entrenador, la experiencia que has tenido entrenando en la base del Madrid, la posibilidad de entrenar profesional, el nivel de presión que hay, lo ingrato que es, vas a ser el primero que te van a echar todo esto… ¿A ti el ser entrenador es esta cosa de 'soy entrenador porque no puedo ser futbolista' o 'soy entrenador porque quiero ser entrenador'?

Me gusta, me gusta mucho. No me importa convivir con la presión, en absoluto. Es cierto que te vuelves obsesivo. De hecho mi padre siempre me decía: "Estoy preocupado por tu salud". Porque para mí solo existía el equipo 24x7. Era todo el día pensando en cómo me acerco a este jugador, cómo va a ser la charla, cómo preparo a este rival, cómo el equipo le está faltando esto… Un montón de cosas que tú puedes intentar controlar. Y se sufre mucho porque al final cuando el árbitro pita al inicio puedes ejercer influencias sobre pocas cosas.

El fútbol es un deporte muy ingrato, ¿no? El baloncesto tiene tiempo muerto.

En el descanso, los cambios, los jugadores que tengas cerca. Puedes corregir alguna posición, pero digamos que es muy difícil. Y ya no te digo en estadios grandes donde no te escuchan.

¿Y no se ve muy poco desde el banquillo? No sería mejor que el banquillo estuviera…

Los analistas están arriba. Puedes tener una percepción de decir "no estamos cerrando bien por banda derecha, ¿qué me dicen los de arriba? Este no está cerrando bien o este está quedando lejos". Es un trabajo muy complicado porque, aunque lo hagas perfecto, lo mismo no ganas.

En el fútbol tienes pocas cosas en tu mano porque dependes del compañero. Imagínate cuando eres entrenador.

Lo tienes que llegar a aceptar. Yo he hablado con entrenadores profesionales con los que tengo contacto y a los que pido consejo muchas veces. Y un día les preguntaba a muchos: "Oye, ¿esto algún día se pasa?" Me refiero al hecho de cuando pierdes y te vas encabronado a casa. Pues no, lo que pasa es que tienes que aprender a convivir con ello y ser frío. A mí me costaba mucho al principio, yo soy muy impulsivo. Yo soy una persona super tranquila menos cuando juego al fútbol. Me vuelvo un tío competitivo que no conozco ni a mi padre. Tienes que aprender a gestionar las emociones y a pensar cómo puedes ayudar al equipo, porque todos tenemos ese impulso de protestar o de echarle la bronca al jugador por algo. De esta manera no estás ayudando y hasta que lo comprendes y lo gestionas es muy difícil.

Yo veo a Xavi, que como jugador me parecía un tipo cerebral, que controla las cosas, y de repente como entrenador es una persona a la que le cuesta controlar sus emociones, pero incluso en rueda de prensa. Entiendo que entrenar en Barcelona con todo lo que tiene encima tiene que ser muy complicado. Pero yo he notado mucho la diferencia de ser un jugador en el que parecía que lo tenía todo bajo control. A lo mejor estaba menos expuesto y lo veíamos menos, pero ver de repente sus reacciones en el banquillo, sus reacciones muy viscerales en rueda de prensa, lo que le está costando controlar el entorno en el Barcelona.... Esto, habiendo estado en los dos lados, ¿tú lo entiendes? Que sea mucho más difícil como entrenador que como jugador.

Sí, mucho más. De hecho creo que es un proceso. Fíjate en el Cholo, que yo le veo muchos días que se está mordiendo la lengua y él lanza sus dos o tres mensajes que tiene preparado y por dentro se tiene que estar muriendo. Como todos, porque al final los que llegan ahí son súper competitivos. Son animales competitivos los que están en la superélite y la mayoría han estado también en el césped y luego conocen la situación a la perfección. Pero tú tienes que hacer un ejercicio de pensar cómo puedo ayudar al equipo. Transmitiendo tranquilidad en el mensaje, transmitiendo control de la situación, no protestando al árbitro porque al final genera más nerviosismo. Y aunque, a veces te cueste, debes hacerlo. Creo que es un proceso y los buenos entrenadores lo tienen. Ancelotti es un maestro en esto, se puede estar muriendo por dentro que te da una imagen de calma absoluta. Creo que Luis Enrique también, Guardiola al final. Hay un porcentaje altísimo de los que están en la superélite que consiguen dominar estas emociones y transmitir esa tranquilidad al equipo y al jugador que necesita.

¿Quién es tu entrenador favorito y quién es tu jugador favorito?

Tengo varios, a mí por estilo me ha gustado mucho Jurgen Klopp. Me encanta por ejemplo cómo juega el Athletic Club. Este año me identifico mucho con este tipo de juego, de ir a defender hacia adelante, ser muy agresivo, asumir riesgos, muy presionante, atacar rápido. Pero obviamente Guardiola me parece el mejor. Ancelotti también me asombra y me maravilla. Todos los que están ahí tienen muchas cosas de las cuales aprender.

¿Y jugadores?

Te puedo decir que soy un enamorado de Toni Kroos. Creo que es increíble verle jugar al fútbol. Pero me gustan los atacantes. Los que saben jugar al fútbol. Me gusta mucho De Bruyne, me encanta Bernardo Silva, me encanta Vinicius, Dani Carvajal, por ejemplo. Cada uno en su puesto. Comparar jugadores en posiciones es diferente. Lo que necesita un lateral no es lo mismo que necesita Vinicius o lo que necesita Toni Kroos. Pero sí, hay jugadores que ahora mismo se me escapan. Kimmich me gusta mucho, me gusta mucho Sané. Muchos jugadores, la verdad.

¿Y tú como entrenador? Imagina que tienes un chico que es buenísimo, pero imbécil, una pésima persona. Y, por contra, el suplente es un chaval fantástico que tú lo adoptarías, pero no lo puedes poner. Eso personalmente, ¿cómo se gestiona?

Bueno, yo lo primero es que yo creo que cuando hay un trabajo en común, ahí se debe apartar todo. Yo puedo ser que no me lleve contigo, por ejemplo, tú eres mi lateral izquierdo y yo soy el extremo izquierdo, ¿vale? Y a lo mejor no tenemos muy buena relación, pero desde el minuto uno al noventa, debemos ser compañeros de batalla y ayudarnos, compenetrarnos por el bien común. Si eso se consigue, no hay ningún problema. A mí lo que pase después, oye, cada uno es como es. Obviamente respetando unas normas de conducta en un colectivo que creo que eso es imprescindible. Pero no hay demasiados casos, porque ¿sabes lo que pasa, Quique? Que por muy estrella que seas, el fútbol siempre te baja al suelo. Por ejemplo, yo siempre lo difiero de las estrellas del rock. No tienes voces disonantes. La gente que trabaja contigo, trabaja para ti. Tú eres tu propio jefe, los de la discográfica te adulan. Es muy raro que tengas voces disonantes. En el fútbol siempre tienes voces disonantes. El día que no juegas bien, el día que no ganas, el día que no te pone el entrenador. Muchas cosas. Yo siempre digo que he conocido gente más humilde y más sana dentro del ámbito del deporte que dentro del ámbito de la música. Hay más egos. Por raro que te pueda parecer, que he compartido vestuario con jugadores que se van a la conchinchina y son conocidos. Absolutas leyendas de la vida, del fútbol y de la cultura pop. Llámalo como quieras. Y luego, a veces, músicos que son conocidos aquí en España van con un aura de grandeza por ahí que es incomprensible.

¿Y en los medios, Álvaro? ¿Has conocido a gente con más ego que en un vestuario de fútbol?

No, la verdad que no. Fíjate que he tenido la fortuna, por lo menos en los sitios donde trabajo yo, donde hay un grupo humano sensacional. No te puedo decir que bueno, me atrevería a decir sensacional. En la radio, en la tele... Son mis amigos. Realmente hemos pasado de ser compañeros a ser amigos, confidentes. Es comodísimo eso, la verdad. Supongo que los habrá. Yo no los he conocido.