TELEVISIÓN

Arturo Valls recuerda los episodios de 'Caiga Quien Caiga' entre el veto del Bernabéu, el momento toalla con Pau Gasol y el "¿tienes miedo?" a Michael Jordan

El presentador y actor valenciano rememora anécdotas en el Bernabéu, La Bombonera, con Michael Jordan y Shaquille O'Neal, entre otras "víctimas" del exreportero del CQC.

Arturo Valls, en el Festival de Cine de San Sebastián. /LOBO ALTUNA
Arturo Valls, en el Festival de Cine de San Sebastián. LOBO ALTUNA
Cristina Bea

Cristina Bea

El regreso del Caiga Quien Caiga, diecisiete años después, dejó en su primer primer programa el pasado domingo una imagen que seguro hizo sonreír a los fieles de la primera etapa del CQC: la presencia de Arturo Valls (Valencia, 1975) en uno de sus reportajes, entrevistado en la alfombra roja de los nominados a los Premios Goya. Con el que fuera reportero del programa (1998-2002), que entonces conducía el Gran Wyoming, y posterior presentador del CQC, charlamos sobre las anécdotas deportivas que vivió detrás del micrófono con aquel traje negro y la misión de ponerle las gafas también negras a los mejores deportistas no sólo nacionales, sino del planeta. El actor y presentador valenciano reconoce entre risas que la falta vergüenza "ha sido algo que me ha acompañado toda la vida. He creado un imperio a partir de ahí. El Caiga Quien Caiga tenía mucho de eso: la cosa irreverente, ya ese look, porque ese traje a modo de Reservoir Dogs, de Blues Brothers, ese traje negro con la corbata negra, las gafas negras en un acto, en un evento donde todos los periodistas tienen una cosa más estándar, lógicamente, de repente un tío con un traje negro haciendo preguntas, y haciendo preguntas desde otro punto de vista siempre, pues había que tener un poquito de morro".

El CQC y su veto en el Bernabéu: «Siempre la liábamos»

"Yo empecé primero haciendo cosas como más sociales, reivindicativas, y luego fui combinando cine, estrenos y mucho evento deportivo: finales de Champions, NBA, partidos importantes, Copas del Rey… Eran de mis preferidos, porque mi vocación inicial que luego se torció era el periodismo, el periodismo deportivo. Entonces, claro, combinar humor, el sarcasmo, la ironía, ese tono que tiene el Caiga siempre pues era lo más guay, era perfecto el formato", asegura Arturo, que rememora cómo "el traje negro y el micrófono del Caiga" eran siempre "motivo de alerta": "Llegabas al campo y decían: 'Uf, ya están estos aquí', porque sabían que ibas a hacer la pregunta que nadie hacía, ibas a sacar a la gente de su discurso habitual y a esto la gente le tiene mucho miedo".

Despertaban alertas hasta el punto de estar vetados en escenarios como el Santiago Bernabéu. "Esto era así porque la liábamos. La liábamos en los palcos, la liábamos en la zona mixta y directamente no nos acreditaban, y la excusa era que no éramos un medio deportivo. Entonces, teníamos que utilizar los mil trucos para intentar acceder a los jugadores, o bien en la calle cuando se iban con sus coches o de repente a veces te colabas con el viejo truco: hacías como si fuera un directo, yo iba hablando a cámara, miraba a la cámara, 'y en estos momentos, tal', entonces el de seguridad le daba como palo interrumpirte y nos colábamos hasta que nos pillaban luego", cuenta entre carcajadas el actor y presentador valenciano. "Era como una aventura". 

No lo era menos cubrir competiciones internacionales de fútbol. "Yo recuerdo en la Champions hablar con los jugadores desde la grada. Nos sacábamos una entrada, ocultábamos la cámara -nos metíamos con cámaras pequeñitas-, y como si fuéramos un aficionado: bajábamos hasta la primera fila y desde ahí gritábamos a los jugadores que también, de alguna manera, había como cierta simpatía a los reporteros del Caiga. En ese momento el programa estaba en lo más alto y siempre había esa cosa de que les hacías gracia, muchas veces. Algunos te temían por 'ostras, a ver éste qué me va a preguntar, que me va a poner en aprietos', y otros que directamente les hacía gracia, les resultaba atractivo.

De hecho, hace unos meses charlábamos con Arturo Valls detenidamente sobre su carrera y su pasión por el fútbol y ya nos recordó cómo consiguió ponerle las gafas negras a Raúl en la final de la Champions de París en el año 2000 entre el Real Madrid y el Valencia de su corazón, para enfado de su familia: "Acabó el partido, le lancé las gafas a Raúl, se las puso, y yo estaba emocionado por la parte del trabajo, de decir: '¡Guau, tengo el reportaje!' Entonces, me llaman mis primos, que estaban ahí desplazados -claro, toda la familia fue a aquella final de París-, y yo: 'Buah, tío, ¡cómo mola, le he dado las gafas a Raúl!' Y mis primos: '¿Cómo? ¡Pues haberle escupido en las gafas'! Y yo digo: '¡Es verdad, es verdad, perdón, perdón!' (Se ríe). Narrando mis logros como periodista y la familia estaba fastidiada por el resultado".

Entre jugadores «de dos metros y medio» en toalla en la NBA

Donde los resultados de los reportajes fueron más fructíferos nos cuenta Arturo que fue en Estados Unidos, en la NBA. "Lo más sorprendente, lo más flipante, es que veníamos de campos como el Bernabéu, que te vetaban directamente porque ibas a ser incómodo, de LaLiga que te ponía las mil trabas para meterte ahí en zona mixta para hacer preguntas, porque éramos siempre los más gamberros y los que, como te digo, hacíamos la pregunta que el jugador no estaba acostumbrado a contestar -¿Qué te voy a contar a ti? 'El fútbol es así, es once contra once, vamos a pensar en el siguiente partido'-, y entonces de repente llegas a un sitio donde todo son facilidades", relata. "De repente yo me veo en el vestuario de un equipo de la NBA, de Memphis en este caso, porque fuimos a ver a Pau Gasol, con la toallita. Recién salidos de la ducha, con la toalla puesta un señor de dos metros y medio, contestándote a preguntas, y era increíble cómo entendían ellos la importancia de la comunicación, del espectáculo, del periodismo en pro de la promoción del espectáculo, y esto era fantástico", recuerda el exreportero del Caiga Quien Caiga, que guarda con especial cariño dos encuentros.

Uno, con "el del puro". "Uno que ha sido fan y que ha llevado fotos de Jordan en la carpeta cuando iba al instituto, pues de repente tenerlo ahí cara a cara era increíble. Estar ahí con una leyenda fue increíble, la verdad. Fue muy divertido. Fue en la retirada de Jordan o en un All Star, o en el último partido con los Washington creo que fue, y fue un cruce así por pasillos. Le pedí un uno contra uno, me dijo que no y le hice la gallina: '¡Pooo, po, pooo! ¿Tienes miedo'? Y el tío se rio", dice también riéndose Arturo, que revive la escena completa: "A Jordan lo tuve cerquísima. Luego lo vi jugar a dos metros pero no pude entrevistarlo, más allá de un grito: '¡Michael, venimos de España, no sé cuántos. Un saludo! ¿Juegas un uno contra uno?' Y el tío me miró como diciendo: '¿Dónde va este gilipollas?' Estuvo simpático". 

Y dos, con Shaquille O'Neal. "Tengo una foto mítica con Shaquille O'Neal, que creo que sí se puso las gafas. Tengo una foto en casa que le estoy abrazando con el traje del Caiga, con el micrófono, a la altura de la cintura. Mi cabeza está… Es una imagen increíble, porque Shaquille O'Neal ya no sólo es altura, es envergadura, y él fue simpatiquísimo, se puso las gafas y fue muy guay ese momento", confirma.

La osadía con River en casa de Boca Juniors

En Buenos Aires el protagonista no se puso las gafas, ni Arturo Valls una controvertida camiseta. "Fue también en otra despedida u homenaje, en este caso a Maradona en la Bombonera, en el campo de Boca Juniors, que ese reportaje fue increíble también. Accedimos, yo creo que también fue un poco a gritos, pero hubo un momento en el que yo, aficionado del Valencia y uno de mis jugadores preferidos de la historia del Valencia ha sido Pablo Aymar, 'El payaso' -era un jugador que su juego estéticamente me encantaba, el estilo que tenía, cómo corría, cómo manejaba el balón, había como mucha belleza ahí, me encantaba-, y entonces estando en Buenos Aires, cerca del campo de Boca Juniors, había una tienda de deporte muy, muy cerquita, la típica de souvenirs, de fútbol, de bufandas y tal, y pedí una camiseta de River. Es como si te vas al Bernabéu y 'oye, ¿bufandas del Barça?", dice y se ríe Arturo Valls, que acabó consiguiéndola. "¡Y la temían! La tenían en el almacén guardada, y me la vendieron como si me estuvieran vendiendo, yo qué sé, explosivos. 'Por favor. Toma, pero por favor que no la vea nadie. Este tío está loco'. Sí, sí, porque claro, esa afición es súper loca. Me la compré y me la escondí y no pasó nada, pero vamos, esa gente va muy a tope".

Él también iba muy a tope en sus reportajes, pero "sin faltadas". "Había que tener mucho cuidado porque tampoco era la faltada gratuita. Esto lo teníamos muy presente, que había que tener cierta sutileza, que había que ser crítico pero sin tampoco… A veces estabas rozando el palo de la cosa así un poquito más ofensiva y no tanto la cosa más irónica, más humorística", confiesa y narra una situación vivida con el motorista Sete Gibernau. "Fue muy graciosa, la vi hace poco porque estuve con Jorge Martín, el campeón del mundo del motociclismo. Le recordé la vez que haciendo un reportaje del Caiga me colé en el circuito de Cheste. Me colé en el paddock, me vestí de azafata, la del paraguas, ¿sabes? Los motoristas extranjeros no entendían nada. Decían: '¿Pero esto qué es? Pero este tipo… ¿Pero tú quién eres? ¿Quién eres?' En aquella época estaba Pedrosa, no sé si Jorge Lorenzo y estaba Sete Gibernau, que había tenido una mala temporada —se ríe—, porque se salía cada dos por tres de las curvas. Hubo una que se quedó sin gasolina. Entonces, fue muy gracioso porque yo le estaba entrevistando y estábamos hablando justamente de eso, 'joder, la gente, los chistes, qué putada que tu carrera ahora se limite a estos chistes' y 'sí, es verdad, es verdad', y digo: 'Bueno pues yo no voy a hacer nada de esto, y cuando se va le digo: '¡Sete oye, te sales! ¡Eres increíble, te sales! Y el tío me miró con una cara… Y la gente se moría de la risa". 

Como Arturo al recordar aquella época y las escenas en las que se vio involucrado, aunque confiesa más serio cómo en su momento "hubo una proliferación de reporteros cachondos". "Ibas a un evento, ya como actor, y de repente había como tres o cuatro que eran la pregunta graciosa, el regalo que te hacían gracioso… Entonces, hubo cierto hartazgo, por eso creo que ahora llega en un buen momento el programa, porque ahora yo como que echaba de menos alguien que hiciera algo más alternativo en cualquier evento, que cubriera la noticia de otra manera, pero cuando estábamos hubo un momento que salió mucha gente al rebufo y era, uff, a ver quién era el más atrevido, el más cachondo, el más loco… Y sí, sí, pero en su momento eso era una marca, claro, tener mucha caradura", concluye Arturo Valls.