OPINIÓN

El Atleti y el balón no terminan de hacer buenas migas

Samu Lino se desespera por una ocasión fallada./EP
Samu Lino se desespera por una ocasión fallada. EP

Este Atleti, querer, quiere, pero no puede. Este Atleti, proponer, propone, pero no le da. Si Griezmann no aparece, porque no siempre se puede ser un genio, el Atleti se convierte en un equipo vulgar, simple, chato y previsible. Su nueva versión futbolística, más asociativa, más combinativa, con más posesión y ocupación del campo contrario no termina de cuajar. Los del Cholo no terminan de hacer migas con el balón, ni con los largos ataques posicionales. No mastica bien llevar el mando del juego, ni dominar el partido hasta cuando tiene casi un 70 por ciento de tenencia como en esta ocasión. En definitiva, este Atleti lo que realmente echa de menos son los espacios que tan bien ha sabido aprovechar durante mucho tiempo.

No le van a los rojiblancos los partidos físicos ante rivales poderosos en la materia. Tampoco los que se ve obligado a atacar por sistema porque va por debajo en el marcador. Le ocurrió el domingo en el Bernabéu ante el Real Madrid, aunque empatara el partido en el 93 y le volvió a ocurrir ante el un Athletic que, posiblemente, perdió una gran oportunidad de sentenciar la eliminatoria de haber sido un poco más ambicioso.

Dicen los expertos que aunque las áreas son las piedras filosofales del fútbol. Es en en el centro del campo donde los partidos comienzan a ganarse y a perderse, y esa amplia zona ancha a los del Cholo se les convierte en un latifundio. No la pueden abarcar ni con los laterales incorporados. Les falta ritmo, vigor, pujanza, nervio para entrar en la pelea. Si el domingo Valverde, Camavinga y Bellingham se comieron a De Paul, Koke y Saúl, en este partido copero fueron los Ruiz de Galarreta, Prados Beñat y Sancet lo que impusieron su ley ante los De Paul, Koke y Pablo Barrios.

Los rojiblancos juegan al pie. Se engañan a sí mismos con triangulaciones a un toque que no les sirven para ganar terreno. El fútbol actual exige más dinamismo, ampliar más las zonas de influencia de cada uno. Ya no vale con quedarse cada uno en su parcela y entrar en acción cuando el balón pasa por allí.

Entre los centrocampistas, en espera de Vermeeren, que tampoco es un prodigio físico, solo Llorente parece estar capacitado para ganar duelos, pero Simeone se empeña en dejarle en el banquillo y cuando le pone le coloca de lateral derecho, una posición que le empequeñece. La segunda parte del Atleti fue un quiero y no puedo. Mucho balón (68 por ciento de posesión), demasiados pases (662), el doble que el Athletic, pero pocos ideas.

Que cada partido sea ya una final en las tres competiciones en curso comienza a apretar las neuronas de unos jugadores que no terminan de sentirse cómodo en su nuevo traje de ser más propositivos en su juego y de llevar más la iniciativa. El día menos pensado, el Cholo se encontrará un cartel en el vestuario: "Nos sobra el balón y nos faltan los espacios".