FÚTBOL

Las aventuras de vender botas a futbolistas de élite, entre la superstición y el regateo: "Cobras cinco millones, 300 euros no son nada"

Gustavo García se ha convertido en el contacto de botas de gama alta para varios futbolistas de Primera División. "Son muy supersticiosos. Si llevo este color, igual me va a ir mejor...", meciona.

Gus (GSBoots) posa con unos de sus pares más exclusivos de botas durante su entrevista con Relevo. /SALVA FENOLL / RELEVO
Gus (GSBoots) posa con unos de sus pares más exclusivos de botas durante su entrevista con Relevo. SALVA FENOLL / RELEVO
Jonathan Ramos
Salvador Fenoll

Jonathan Ramos y Salvador Fenoll

La clase de cuarto de carrera de Administración y Dirección de Empresas de la ESERP Bussiness School de Madrid notó una ausencia la pasada semana. Entre sus alumnos faltaba Gustavo García, un joven empresario de 23 años que corre como la pólvora entre la lista de contactos de los jugadores de Primera División bajo el nombre de GSBoots. Gus, como le llaman desde niño, faltó a clase por culpa de su visita a la redacción a Relevo, donde explicó largo y tendido un negocio que le reporta miles de euros en beneficios.

El regateo de los futbolistas de élite a la hora de comprar botas de alta gama. RELEVO / SALVA FENOLL

A sus 23 años se permite 'dosificar' sus esfuerzos como alumno para hacer florecer un negocio de venta de botas de fútbol de alta gama. Él vive despierto en su 'sueño americano'. Empezó en noviembre de 2021 con 300 euros, ahora factura 5.000 euros al mes. "Es una burrada de dinero, pero no todos los meses son así", dice. Resulta extraño ver a futbolistas gastando más de 300 euros en un par de botas de una marca que les patrocina, el matiz está en que Gus consigue modelos descatalogados que ya no regalan las marcas.

En tres años ha acumulado decenas de anécdotas, desde las supersticiones de Raúl de Tomás, hasta el "hola papá, soy Germán Pezzella", que recibió en su WhatsApp. A Gus no le va mal. No solo viste de gama alta a los futbolistas, también aprovecha los beneficios para darse algún capricho. El primer paso que dio en la redacción de Relevo fue con unas Louis Vuitton Trainers, un zapato que sobrepasa los 1.000 euros. Junto a él, una bolsa de Polo Ralph Lauren en la que metió tres pares de botas que ascienden a los 500 euros cada una. Esta es la carta de presentación de Gus, una rara avis entre los jóvenes de 23 años.

¿Cómo ha sido todo el proceso hasta llegar a vender botas a futbolistas de la élite?

Empecé en noviembre de 2021, porque a mí siempre me han encantado las botas de fútbol. Inició como un hobby, yo enseñaba las botas que tenía en ese momento, grababa un vídeo y ya está. Vi que mucha gente se interesaba en el tema y que era algo nuevo en España. Recibía preguntas: '¿estas botas dónde las has conseguido?'. Ahí vi una posibilidad de negocio. Ese mismo año empecé a subir más vídeos y empecé a crecer seguidores. Tendría como 500 seguidores y el crecimiento era muy lento. En noviembre de 2022, después de un año, ya tenía 10.000 seguidores y dije: 'igual puedo empezar a vivir de esto'. Me lo tomé más en serio y comencé a subir un reel diario, empecé a comprar mucho más stock y a vender mucho más. Así pegué el boom. Cada mes igual ganaba 10.000 seguidores. 'Joder, esto va para arriba', pensé. Llegó un momento donde empezaron a entrar los futbolistas profesionales y con ellos más dinero.

¿Más dinero?

Sí, con ellos pude empezar a subir el precio. Antes tenía precios muy bajos para que la gente me comprase y para destacarme sobre la competencia. Todo fue un proceso, empecé a vender a futbolistas y ellos lo subían a sus redes. Más futbolistas empezaron a comprarme y el crecimiento fue brutal. Todo esto hasta el día de hoy, que tengo 185.000 seguidores en Instagram y 160.000 en TikTok.

¿Cómo han vivido tus padres este proceso?

Yo empecé a vender botas en primero de carrera. Mis padres lo veían como un hobby, algo complementario. 'Tú estudia y a ver cómo te va', decían. Poco a poco han visto que ha empezado a ir bien, pero yo sigo estudiando. Estoy terminando ADE [Administración y Dirección de Empresas] y lo voy compaginando con vender botas. Antes tenía más tiempo y era más fácil aprobar todo. Ahora ya es más complicado, pero sigo compaginándolo. Mis padres lo ven como algo de lo que se puede vivir, pero tampoco quieren que esta sea mi única vía.

¿Cómo has hecho crecer el negocio?

Empecé en mi casa, en mi habitación. Imagínate una habitación con 100 pares dentro, en un espacio que es pequeñito. Llegó un momento en el que me dijo mi madre: 'oye mira, aquí no puedes meter más botas porque te tienes que salir tú'. Alquilé un trastero y ahí tengo todas las botas. De todas formas casi no puedo ni entrar en el trastero de las botas que hay.

¿Cuántos pares tienes?

Igual tendré 150 botas.

¿Cómo fue esa primera compra?

La primera bota que yo compré era una bota barata, igual me costó 80 euros y yo al final la vendía por 150 euros. No era un beneficio muy alto, pero no quería arriesgarme. En ese momento no tenía mucho dinero. Cuando empiezas lo único que tienes es la paga de tus padres y poco más. Siempre quieres asumir en menor riesgo posible y comprar botas que, si no consigues venderlas, puedas perder 50 euros como mucho. Por esto mismo no ganas mucho beneficio. Hay un momento en el que pienso que si empiezo a comprar botas más caras a la gente le gustará más y podré sacar más beneficio.

¿Con qué presupuesto empezaste?

300 euros. Yo dije desde el principio: 'lo voy a hacer todo yo'. Tenía ahorrados 300 euros y decidí invertir en tres botas a ver qué tal. Las vendí todas muy rápido. Luego compré otras dos y las seguí vendiendo rápido. 'Joder, igual tengo que invertir más dinero', pensé. Yo no pedí nada a nadie.

¿Y ahora a qué nivel de facturación estás?

He pasado de tener igual 400 euros a tener meses en los que gano 5.000 euros de beneficio. Eso sin impuestos, pero sigue siendo una burrada de dinero. Todos los meses no son así. En verano igual estoy de vacaciones y no puedo comprar tantas botas y son 1.900 euros de beneficio, por ejemplo.

En esa facturación tuvo mucho peso la llegada de los futbolistas de élite, ¿cuál fue el primero en comprarte unas botas?

Me acuerdo perfectamente, estaba tumbado en el sofá y me llegó por Shopify [plataforma para alojar tiendas online] esta vez. No me habló por Instagram ni nada. Vi el nombre del pedido y era Zech Medley. 'Uy, a este chico lo conozco'. Era el típico nombres que dices, 'es futbolista'. Lo busqué en Instagram y era un chico de primera división belga, que era inglés y había estado en el Arsenal. Jugó muchos años en el Arsenal, en el segundo equipo. Esto para mí fue un mundo. Le hablé por privado: 'Oye mira, ¿puedo subir que me has comprado unas botas?'. Estaba superemocionado, al final soy un chico que lleva toda su vida ha jugado al fútbol y ha querido ser profesional. Él me trató muy bien, me subió a Instagram y a raíz de esa venta me compraron varios compañeros suyos.

¿En España quién fue el primer futbolista en comprarte unas botas?

El primero fue Pathé Ciss, mediocentro del Rayo Vallecano. Me pidió dos pares de botas. La venta fue una novedad para mí, porque tenía que ir a la ciudad deportiva del Rayo a entregárselas a él. Conocer al futbolista en persona no es lo mismo que enviárselas y que él te mande una foto luego. Llegué allí con nervios, pero es una persona muy, muy maja y cercana. Le di las botas y le pedí una foto, se la hizo encantado. Lo subí a Instagram y ahí fue cuando llegó la compra de Raúl de Tomás. Entre los futbolistas la clave es el boca a boca o que digan 'este tienes estas botas, yo también las quiero, ¿dónde las has comprado?'.

Tienes a Cyle Larin entre tus clientes, pero en este caso te escribió él por Instagram.

Al final, aunque no sean amigos, los futbolistas se conocen y se siguen por Instagram. Si alguien sube una historia con unas botas que a ti te gustan, te vas a interesar y a preguntar por ellas. Es bastante habitual. Larin me preguntó si le podría encontrar un cierto modelo de botas. En Primera División tengo bastante gente que me ha comprado botas.

¿Cuántos compradores puede tener en Primera División?

En España serán unos 12 o 13 futbolistas profesionales y luego ya en Segunda División también como una decena. Luego en Europa tengo bastantes futbolistas, en la Serie A, en la Ligue 1, en Alemania también tengo unos cuantos y Portugal también.

Para un chico que intentó llegar a la élite, pero no pudo, ¿cómo abordas esa relación diaria con el futbolista?

La primera vez que hablé con un futbolista profesional era más desde la perspectiva de un fan. Me hace muchísima ilusión y esto me parece una locura, pero según van pasando futbolistas ya lo ves como algo más común. Te acostumbras y aprendes a tener un trato cercano, de confianza. No estás tan nervioso y exaltado por conocerlos. Antes era un poco: 'me encanta cómo juegas, veo todos tus partidos, ojalá te pongas mis botas'. Ahora es más: 'tengo este modelo a este precio, dime si te interesa. Si quieres tengo este más barato, te puedo enviar un video…'.

Entre ese trato con los jugadores de Primera, ¿hay mucho regateador de precios?

Sí, sí. Hay unos cuantos que sí. Son gente que cobra millones al año y sabes que para ellos 300 euros no es nada. 'Este es un precio un poco alto, en esta otra página los venden por 200 euros', te dicen algunos. Al final es mentira, porque en esa otra página tienen las botas a 200 euros, pero en una talla que no es la suya. Al final intentan engañarte para bajarte el precio. Me ha pasado, no muchas veces, pero igual dos o tres veces con algún futbolista. En ese caso tú dices: 'Joder, cobras cinco millones de euros al año, 300 euros no son nada'.

Siguiendo con le hilo de los jugadores profesionales. La mayoría tiene contratos con marcas como Nike, Adidas, Puma, etc. ¿Por qué se gastan tanto dinero en unas botas cuando pueden pedir los pares que necesiten a su patrocinador?

A los jugadores les dan las botas de este año y ya. El modelo de negocio de Nike y Adidas es dar la última bota y que lleven el último modelo que se ha sacado en el mercado. No quieren que se vean los modelos anteriores, ahí es donde entro yo. Yo encuentro botas que ya están descatalogadas, que a los futbolistas son las que les gustan. La mayoría no quieren un nuevo modelo, que igual les hace daño el dedo meñique o les aprieta el otro sitio. Cuando los jugadores preguntan a la marca, les dicen: 'es lo que hay, yo te doy una bota gratis y te la tienes que poner'. Ahí entro yo. 'Te gustan las del 2021, te las consigo'. Las de este año igual les parecen más duras o no les gusta el material. Yo tengo 150 botas, pero igual no están las que quieren. '¿Me puedes conseguir esta bota?', me dicen. En ese momento les digo si va a ser muy difícil, si lo puedo conseguir y a qué precio.

Después de estos años vendiendo a jugadores de élite te sobrarán anécdotas.

Alguna tengo. Por ejemplo, Pathé Ciss igual me ha comprado diez pares de botas. Un día fui a darle dos pares a la ciudad deportiva del Rayo. Siempre quedamos en la rotonda que está en la entrada. Yo veía que no llegaba, porque siempre lleva el mismo coche. 'Oye, estoy aquí. No sé si te has olvidado', le puse por mensaje. De la nada vi a un coche haciendo la rotonda y acecándose a mí y no sabía quién era. No era Pathé Ciss, era Mumin, que no le conocía. 'Oye, he quedado con Pathé Ciss, pero no sé dónde está', le expliqué en inglés a Mumin. Él llamó al vestuario para que saliese y se volvió a montar en su coche. Si tú ves la foto que me saco con Pathé Ciss con las botas, está el coche aparcado de Mumin y sale por detrás en la foto sonriendo. Yo en ese momento no sabía quién era Mumin, ni sabía que era profesional. Cuando vi la foto en casa me hizo bastante gracia.

Más tarde se convirtió en cliente.

Justo a raíz de ese día me preguntó: '¿tienes esta bota?'. Le dije: 'es una bota muy complicada'. Las que quiere son las más complicadas que existen, son unas Nike Hypervenom blancas que salieron muy, muy pocos pares y las quiere todo el mundo. Le conseguí tres pares y siempre me está preguntando si tengo más.

Imagino que ahora tendrás trato con los futbolistas y también con sus representantes.

Con Arana [Juan Carlos Arana, delantero del Racing de Santander] me pasó. Él me dijo: 'yo te quiero comprar las botas, pero si puedes, habla con mi representante'. Me llamó el representante y se presentó. Ya habíamos estado hablando del precio y el agente me dijo: 'yo te hago la transferencia, si puedes, mándame la factura'. Lo gestioné todo con su representante. Un futbolista tiene muchas cosas que hacer, o tiene partido, o tiene que entrenar, y por eso delegan en otras personas.

Entre los clientes que tienes también hay algún campeón del mundo como Germán Pezzella, ¿cómo surge esa relación?

Fue gracias al Chimy Ávila. El Chimy me ha comprado bastantes botas, y cuando fichó por el Betis me habló Pezzella por WhatsApp. 'Hola papá, soy Germán Pezzella', me dijo. Me comentó que le interesaban unas botas y me preguntó si podría conseguirlas. Eran unas botas enteras negras, donde no se ve el logo de la marca ni nada. Muchos futbolistas cuando se quedan sin contrato de patrocinio juegan con botas enteras negras para que no se vea la marca. Si te gusta mucho la bota, pero no te están pagando, o igual estás negociando con otras marcas, es una buena opción. Me pidió dos botas negras y me costó bastante, pero las acabé consiguiendo. Él es una persona muy maja y muy cercana. Le pedí que hiciese un comentario en la publicación de Instagram para que se vea que era él quien las compró y lo hizo.

¿Por qué son tan difíciles de conseguir esas botas?

Los jugadores las piden porque no quieren jugar con botas con cinta negra tapando el logo. Estas botas negras las manda la marca a futbolistas profesionales muy famosos, no a cualquiera, para que las usen antes de que salgan al mercado. Prueban con los futbolistas si son cómodas o si hay algún problema. Si todo está bien, las sacan al mercado con los colores normales.

Gus posa con uno de sus pares más cotizados en la redacción de Relevo.  SALVA FENOLL
Gus posa con uno de sus pares más cotizados en la redacción de Relevo. SALVA FENOLL

¿Las botas que le conseguiste a Pezzella eran de un futbolista entonces?

Sí, hay muchas veces que se las envían los futbolistas y ni siquiera la prueban. 'Ya las probaré', dicen a la marca. Luego ni las prueban y muchas de esas botas las dejan por ahí, hasta que se las quedan los utilleros. Ellos las venden en cualquier tienda de segunda mano. Las botas están nuevas, no han tocado ni el césped. Yo las compro y se las mando a los jugadores.

Los jugadores te piden botas que están descatalogadas, ¿se hacen mal los nuevos modelos?

No tiene nada que ver, las de antes sí que eran botas. La mayoría hechas de cuero o de plástico, pero de muy buena calidad. Lo notas en el tacto. Las actuales es como coger un plástico de cualquier sitio, lo doblas y se dobla mal, se dobla por todos lados. Antes las botas se hacían mucho mejor.

¿Cuál es el tipo de bota que más te piden?

Nike Hypervenom, sin duda alguna. Las típicas botas de Neymar en el Barça, que era el mejor futbolista, era el más estético, los mejores regates. Las de Neymar de 2014-2015, esas, sin duda. Al final del mismo año sacaron un montón de colores y ese modelo fue una bomba.

¿Cuántas has venido de ese modelo?

No tantas, porque son muy complicadas de encontrarlas nuevas, pero igual 30 o 40 pares. Esas botas son muy caras y hay páginas vendiendo por 1000 euros cada par. Sin duda alguna son las botas más difíciles de conseguir.

¿Las botas más caras que has vendido?

500 euros, otra Hypervenom. Eran de un color amarillo, que salieron poquísimos pares. Era muy difícil encontrarlas, pero lo hice. Se las vendí a un futbolista de la Atalanta, Brandon Soppy. Las quería y le avisé: 'estas botas cuestan 500 euros más el envío'. 'Me da igual, las quiero', me respondió.

Las tallas del pie influyen en el precio, ¿cuáles son las más raras que te has encontrado?

El precio de las botas depende mucho de la talla. Por ejemplo, si calzas un 40 igual cierto par te valdría 200 euros. Tú tienes que ir mirando por tallas y la mayoría de futbolistas suelen tener un 43 o 44 de talla, que son las más caras y las que mejor se venden. Yo tengo dos anécdotas de jugadores, una de una talla muy pequeña que me sorprendió y otra muy grande. Raúl de Tomás, en la tele se veía a un tío fuerte, alto, robusto, y cuando me dijo la talla que tenía, que era un 40 y medio, me pareció un pie muy pequeño. Encima, para un futbolista profesional que tienes que tener más superficie para controlar el balón, pues me sorprendió. Luego, como talla muy grande, Álvaro Rodríguez. Ahora jugador del Getafe y antes de la cantera del Real Madrid. Tiene un 48 y dos tercios. Yo nunca había visto esa talla. Tengo amigos que calzan un 46, pero cuando me lo comentó dije: 'joder, ya verás para encontrar esa talla'. Le encontré una bota, peor al final no surgió la compra.