Qué son los chalecos GPS y por qué se están convirtiendo en un filón de oro en el mundo del fútbol
Su rápida evolución, desde 2010, permite que cada año puedan recabarse datos más precisos sobre el desempeño deportivo de los futbolistas.

Los chalecos GPS se han consolidado en el mundo del fútbol. Desde 2010, su presencia ha dejado progresivamente de sorprendernos. La empresa pionera, la australiana Catapult Sports, desarrolló su primer prototipo experimental justo diez años antes, en el año 2000. Desde entonces, y gracias a su meteórico desarrollo, hemos normalizado su presencia en el deporte rey pero, ¿sabemos realmente qué son y para qué se utilizan?
Para empezar, cabe resaltar que lo importante no es el chaleco en sí, sino lo que transporta. En palabras de un analista de la Premier League a Relevo, "el chaleco no es más que un sujetador, la gracia es que en la espalda lleva un bolsillo donde se mete el GPS". Precisamente, "este GPS está conectado vía bluetooth a una centralita, ya sea un maletín, un portátil, una tablet... donde se ven los datos de los jugadores en vivo".
¿Por qué el chaleco y no cualquier otra prenda?
El motivo principal de recurrir a los chalecos para cargar con el dispositivo es meramente práctico, como bien dilucida Fabio Nevado, analista de fútbol en LaLiga y profesor de fútbol del INEF de Madrid: "En su origen, estos artilugios eran de un tamaño superior a los de hoy en día. Entonces, para que a los jugadores no les molestase ni supusiesen un riesgo de lesión, otra área que no fuese la espalda era inviable".
De cualquier manera, Nevado explica que "nadie ha prohibido llevarlos en otro tipo de prenda", aunque la exposición no es la misma: "Imagina que los llevasen en unos calentadores, en un bolsillito interior. A priori, podría pensarse que no habría ningún problema, pero en cualquier choque de muslo contra muslo, un impacto en un salto... ese dispositivo duro podría ser lesivo para el jugador. Por un lado, por ello se optó por la espalda. Por otro, porque se entiende que en la columna vertebral, entre las dos escápulas, se encuentra la mejor zona para que el dispositivo mida el desplazamiento, todas las inclinaciones y demás, y no estar sujeto a tantas oscilaciones como en un miembro inferior".
Sí que es verdad que se llegó a esta conclusión cuando la tecnología incorporó los sensores necesarios para medir las oscilaciones mencionadas. En consecuencia, "se ideó un top muy ajustado que no cimbrea", expone el analista.
En fútbol, los chalecos son una herramienta utilizada especialmente en los entrenamientos, "no tanto en los partidos, pues LaLiga trackea también todas las distancias a través de unas cámaras que hay en los estadios y han dejado de ser imprescindibles", informa Nevado.
El futuro, sin embargo, pasa por abandonar progresivamente el uso del chaleco. De hecho, ya existen empresas que han desarrollado su propia tecnología adaptada, por ejemplo, a las medias. Precisamente, Pablo Fernández, director comercial de Oliver, la compañía que abandera esta revolución, añade a lo expuesto que al final, la normativa permite este tipo de artefactos porque no deja de ser "un negocio". Mantiene que en su día "los grandes desarrolladores tecnológicos llevaron la idea a la FIFA como un chaleco y así se autorizó". Cosa que todavía no pasa con el dispositivo instalado en las medias, para el cual "no hay proceso definido aún de homologación".
Su composición: «Una absoluta locura todo lo que llevan»
El propio Fabio Nevado trata de desgranar de la forma más sencilla qué incluye este tipo de tecnología y para lo que sirve: "Hoy en día es una absoluta locura todo lo que llevan incorporado". Se refiere a que más allá de la señal satélite del GPS, los dispositivos incorporan acelerómetros, giroscopios y, además, se pueden combinar con un pulsómetro, siempre externo y sujeto a una banda, para que te registren la frecuencia cardiaca. Este permite obtener variables indirectas a través del pulso como "el consumo máximo de oxígeno, algunas relacionadas con el PlayerLoud -una tasa instantánea de cambio de aceleración-...".
Según revela el analista de LaLiga, "los dispositivos suelen tener entre 15 y 25 señales de posición por segundo de cada jugador". Todas estas herramientas permiten calcular diferentes parámetros relativos a las distancias y las velocidades. El giroscopio faculta al artilugio obtener diferentes variables como el balance entre los impactos con cada pierna, las inclinaciones, las asimetrías en la carrera, etc. El acelerómetro, por su parte, facilita datos de los cambios de ritmo. Como curiosidad, resulta más útil en rugby, puesto que la medición de impactos, principalmente los placajes y otros tipos de choques, se usa para conocer el daño que producen en el jugador.
Pablo Fernández, de Oliver, aporta que los sistemas pueden esclarecer métricas específicas "combinando la señal GPS con un sensor de movimiento que detecte cada paso del futbolista. Así, pueden ser más precisos a la hora de conocer métricas relativa a las aceleraciones, desaceleraciones y velocidades, entre otras muchas, en diferentes umbrales: caminata, trote, máxima intensidad... Incluso poder ajustar estos últimos manualmente como individualizar la velocidad de sprint óptima para un jugador en particular".
¿Qué utilidad le dan los cuerpos técnicos a los datos recabados?
Para cualquier cuerpo técnico de élite, el uso del chaleco GPS se ha convertido en esencial para conocer diferentes datos de rendimiento físico y condicional de sus jugadores y, en función de los mismos, trabajar en su forma física atendiendo a las demandas de la competición. Y todo ello, previniendo daños. Es decir, en palabras de Nevado, "orientan a los técnicos a la hora de planificar los entrenamientos, cuantificando la carga demandada en los mismos para evitar fatiga muscular, sobrecargas y molestias. También facilita a los entrenadores la capacidad de darle el estímulo adecuado a sus pupilos para que mejoren sin riesgo de lesión".
Relevo ha podido contactar con el segundo entrenador de un equipo de élite y los parámetros en los que ha hecho mayor hincapié han sido la distancia al sprint y los esfuerzos a máxima intensidad de los jugadores. La primera, en pretemporada, suele estar entre los 150 y los 180 metros, aunque el objetivo es aumentarla periódicamente hasta una media de 300 metros. Por ejemplo, "al sprint, Vinicius y Militao pueden prolongar su carrera a máxima intensidad unos 100 metros por encima de la media (400)", comenta el técnico. En cuanto al registro de los esfuerzos, te brindan la oportunidad de poder manejar información del tipo de partido que ha sido: si has sido dominante, no hay métricas muy altas en este sentido. Como curiosidad, a la distancia total recorrida apenas se le da valor.
En categorías inferiores, se trabaja poco a poco para intentar equiparar los registros a los del primer equipo.
¿Hacía dónde gira el futuro? Adiós al chaleco
En lo que a fútbol respecta, la evolución tecnológica ha llevado el GPS de la espalda a la pierna, concretamente en una media. Oliver es la empresa que ha apostado por el cambio. El fin, como confiesa Pablo Fernández, "es medir la interacción con balón: cantidad de golpeos, fuerza de golpeo, dribbling, distancia en dribling... cosa que un chaleco nunca te va a poder medir. ¿Por qué? Porque el chaleco originariamente se creó para otros deportes (rugby, fútbol americano...)".
Todo dispositivo desarrollado por cada empresa, según el director comercial, "es muy parecido y varía en función de las métricas que pretendan desarrollar cada una". Por ejemplo, el de Oliver cuenta con la particularidad de la tecnología IMU, que es un sensor de movimiento para contar pasos, lo que procura también su uso indoor. Esto es importante, puesto que "la señal GPS a veces puede fallar en función de las condiciones climatológicas".
El cambio de ubicación y el adiós al chaleco se sustenta básicamente, según Pablo Fernández, en que "es bastante incómodo y el jugador no está acostumbrado a llevarlo; sin embargo, una media sí".
Diferencias abismales de precio
Nadie mejor que un director comercial para hablar sobre el rango de precios de esta tecnología GPS. "El GPS existe desde hace varios años, pero muy enfocado al fútbol de élite a costes muy elevados. Una solución para un equipo puede variar de los 60.000 a los 100.000 euros, ya que requiere una instalación de antenas para que funcione la señal GPS correctamente".
Oliver se define como una de las empresas que están luchando por democratizar un poco el negocio, tratando de ofrecer un servicio más asequible y "de que todo el mundo pueda ser consciente de su juego". Varios equipos de diferentes categorías ya cuentan con sus servicios, pero lo que más llama la atención es que la Kings League ha apostado por su tecnología.
Entonces, el precio varía en función de sí el GPS contratado es de élite o no. El de élite te mide el tiempo real, por lo que requiere una instalación de una serie de antenas. Se trata del servicio más caro, difícilmente asumible para la gran mayoría de clubes (entre los 60.000 y los 100.000 euros). Para sacar provecho al tiempo real necesitas tener un staff muy amplio a su alrededor: preparadores físicos, readaptadores, fisioterapeutas y analistas de datos expertos, capaces de analizar los datos al momento. Eso lo limita a un fútbol muy elitista.
Un GPS que no te mide el tiempo real suele ser mucho más económico y accesible. En Oliver, por ejemplo, Fernández matiza que "un maletín de un equipo podría salir en torno a los 3.000 euros por temporada". La diferencia es abismal.