La segunda Champions del Barça fue más que una remontada
El equipo catalán se proclama campeón de Europa tras remontar un 0-2 en una segunda parte para enmarcar de Patri Guijarro, Hansen, Rolfö y compañía.

El fútbol español miró con orgullo a Eindhoven. Al Barça. No importan los colores. Aunque haya unos pocos que ya se empeñen en remarcarlos. Lo conseguido por este equipo es extraordinario. Tanto, que ya se ha normalizado describirlo con esa palabra. Extraordinario. Nos repetimos. Me repito. No es ningún secreto. Tampoco el mérito que ha tenido un club que creyó, apostó y creó el mejor espectáculo para la comunidad perfecta. Un idilio que va más allá de las fronteras de Cataluña. Es ADN culé, pero por sus venas también corre todo lo que muchas lucharon. El empuje de quien no se conformó y busca seguir el camino de este equipo en cualquier lugar del mundo.
El Barça tampoco lo hizo. En su cuarta final, el equipo culé se reconcilió con la historia y con la Champions. Llegó la segunda, con épica remontada en apenas veinte minutos. Llegó la confirmación de que estamos ante un equipo de leyenda. Las azulgranas ya es uno de los grandes clubes de europea, tras empatar al Wolfsburgo en número de Champions (2). De Gotemburgo a Eindhoven, que fue testigo de la magia de este equipo dentro y fuera del césped. Alemanas, portuguesas, francesas, suecas... Sí. Había más ellas que ellos, si bien había muchos que las acompañaban. La mayoría también representaba a los jóvenes, a esas nuevas generaciones que traen el cambio. No obstante, las edades tampoco excluyeron. La variedad era eso, extraordinaria, en lo que hasta ahora había sido la afición a un equipo español femenino.
Con la grada dando ejemplo, llegó el fútbol. Con él, el Barça sobrevivió a los fantasmas del pasado más reciente. De la derrota en la pasada temporada en la final europea en Turín. Estos aparecieron en apenas tres suspiros. El equipo azulgrana se perdió. Quedó grogui en un primer tiempo en el que la presión y el recuerdo pesaron demasiado. Ambos se potenciaron por un chispazo. O, mejor dicho, un error. Lucy Bronze pecó de tranquilidad ante Ewa Pajor. Y la máxima goleadora de esta Champions (9 tantos) fue más que una delantera. Revolucionó un partido en una milésima de segundo. El mismo tiempo que tardó en detectar una debilidad en la salida para sorprender a Paños y poner el 0-1 en el mercado.
Afloraron los nervios. En el césped. En la grada. En la pelea entre la posesión y el acierto. Con el Barça incómodo, el partido se puso de cara para el Wolfsburgo. Las 'lobas' esperaron y sacaron petróleo de otro titubeo de las catalanas. Al tiempo que las culés perdían la paciencia en cada una de sus ocasiones falladas. Cuando el balón parecía tocar la red, se quedaba fuera o se topaba con una rival. Ni las jugadas más claras, como el cabezazo de Paredes a boca de gol o varios remates de sumo peligro, consiguieron su objetivo. El cuadro catalán empezó a dudar, con pérdidas poco habituales en su juego. Con pases errados. Con falta de ideas. Con el clamor de un equipo que espera y necesita una '9' goleadora.
Era el escenario perfecto para un Wolfsburgo. El equipo de Tommy Stroot sacó su lado más competitivo para sumar el 0-2 tras otra jugada con protagonismo de Ewa Pajor. ¡Cuánta calidad en las botas de la polaca! La atacante centró desde la izquierda y Alexandra Popp hizo el resto. La alemana hizo historia, igualando a Ada Hegerberg marcando en las cuatro finales que ha jugado, tras ser imparable en el área. La mítica futbolista del Wolfsburgo, que viene de liderar a Alemania en el subcampeonato en la Eurocopa y de firmar una tremenda temporada en la Bundesliga, derribó a Mapi, en una falta protestada por el Barça, y no falló en su objetivo.
Lo que vino después fue la excepción de que un gol al borde del descanso puede ser un mazazo psicológico. No pudo ese 0-2 con el Barça. Las de Jonathan Giráldez se limpiaron las dudas y se llenaron de seguridad para salir al campo con otra cara. La cara de un equipo campeón. Al frente de él varias magas. La primera fue Caroline Graham Hansen. Tras unas semifinales en las que fue la gran protagonista, la noruega se sacó una jugada de la manga que lo cambiaría todo. En el área le esperaba Patri Guijarro, que se puso la capa de goleadora para colgar el 1-2 y empatar el partido dos minutos después. El segundo, tras pase de una Aitana que también se lució por la banda, con recorte y buen centro incluido.
Enloqueció la hinchada culé. Y creyeron las azulgranas. El Barça no paró de dominar. De disfrutar en el verde. El resultado de su espectáculo, ahora sí, tuvo resultados en el marcador. El tercero llegó con una jugada trabada. Mariona Caldentey remató con dificultad en varias ocasiones y Rolfö llegó para poner la sentencia a la remontada y a su partidazo. La extremo puso la guinda a un partido en el que Alexia Putellas tuvo su momento de gloria. La actual Balón de Oro dio fuerza a sus compañeras, también a la hinchada culé, desde la banda. Su entrada fue el colofón de un partido para la historia. Porque la segunda Champions supo a gloria para ser mejores. Para seguir remontando todo lo que se ponga por delante.