EL REAL MADRID, CAMPEÓN

Apoteósico fin de fiesta del Real Madrid: manteo a Kroos, Modric desliza que sigue y misterio con Nacho

Espectacular celebración de la Decimoquinta con una afición que arropó masivamente a los campeones de Europa.

Nacho, con la Champions en Cibeles. /EFE
Nacho, con la Champions en Cibeles. EFE
Sergio Gómez

Sergio Gómez

En su esmero por construir una leyenda interminable, el Real Madrid ha acabado por convertir la alegría en rutina y la capital de España en una fiesta periódica. Como aquella que inspiró a Hemingway para bautizar su obra de París. Tanto para el escritor como para el club de las 15 Copas de Europa, la única preocupación al llegar la primavera es encontrar el lugar idóneo donde uno puede ser feliz. El Madrid solo se siente bien en la victoria y, después, en la celebración con su gente. Como en la de este domingo, que arrancó bajo el calor sofocante de este de junio 'agostizado' y finalizó bajo un techo retráctil que quedó descapotado para pintar el cielo de fuegos artificiales. Fue un día apoteósico para honrar a un equipo que está marcando una época.

Como en los festejos por la 36ª Liga, hace tres semanas, resultó una cabalgata multitudinaria, masiva. Desde la Catedral de la Almudena al Ayuntamiento, desde la sede de la Comunidad de Madrid a los pies de la diosa Cibeles para acabar en un Santiago Bernabéu que vive en permanente delirio. Convertido ya en un centro de eventos, el estadio, que aún sentía las réplicas del terremoto Taylor Swift, presenció un grandioso espectáculo de luces, sonido e historia y se vino abajo con la presentación, uno a uno, de los campeones.

El We are the Champions precedió a la levantá de Nacho con la Champions. El capitán no hizo ninguna confesión sobre su futuro. Con la temporada cerrada, sus labios siguieron sellados. Y eso alimenta el misterio en torno a un jugador cuya salida parecía hecha, pero el silencio alimenta esperanzas: "Ha sido una temporada espectacular. El presidente ha formado un lío con el estadio este, que es increíble. Muy orgulloso del equipo, de la afición, hemos hecho una temporada que es de soñar. Trabajamos por noches como esta. Tenemos 15 Copas de Europa, somos los reyes de Europa, del mundo, del universo. Para mí es un orgullo ser el capitán. Ojala sigamos haciendo historia".

Kroos, manteado en el Bernabéu.  REUTERS
Kroos, manteado en el Bernabéu. REUTERS

Quien sí deslizó su continuidad fue Modric, que finiquitó su discurso con un "hasta la temporada que viene". El croata firmará la renovación con el club blanco y se hará oficial en las próximas horas. Algo que no hará, pese a los intentos de la afición ("¡Toni, quédate!"), Kroos. "Muchas gracias por esta última semana, por la despedida inolvidable en este estadio. Gracias por diez años aquí inolvidables, desde el primer día hasta hoy, me habéis dado mucha ayuda y cariño. No puedo decir mucho más que gracias. ¡Hala Madrid y os quiero!", se despidió el alemán, que fue manteado por última vez.

Cerró Ancelotti, que pronunció un discurso que, por momentos, provocó que el hincha se sintiera un jugador más: "Quiero decir una cosa, ganar nos da a todos mucha felicidad, pero la felicidad más grande es la manera de compartirlo con vosotros. Seguiremos todos juntos luchando, compitiendo, ganando, soñando con vosotros y para vosotros. Este estadio fantástico, espectacular, el mejor del mundo, es capaz de generar una energía que nos ha permitido y nos va a permitir que nunca nos rindamos y hacer cosas que pueden ser impensables. Porque lo que todo el mundo: noventa minutos en el Benabéu son molto longo".

El madridismo se echó masivamente a la calle

Con seis Copas de Europa en diez años y en una temporada en la que se logró el doblete, al madridismo le sobraban los motivos para echarse a las calles y lo hizo de forma masiva a primera hora de la tarde. La plantilla, de nuevo con look impecable, corbata negra a juego con el traje y camisa blanca nuclear, y con Florentino Pérez conduciendo el grupo, recibió el primer baño en su visita a la patrona de Madrid, donde ofreció la Champions en una catedral poblada de niños y niñas que se entusiasmaron cuando vieron aparecer a los ganadores en Wembley.

Los jugadores del Madrid, con la Champions.  EP
Los jugadores del Madrid, con la Champions. EP

Incluso, alguna madre se vio obligada a esprintar para alcanzar a su hijo, que se coló por un hueco imposible, escurridizo, para intentar tocar a Bellingham, sin duda uno de los más aclamados, en el interior del recinto y en el exterior. La chavalada presumía de firmas de Jude, Vinicius, Rodrygo, Lucas o Camavinga, el más cariñoso con los más pequeños. Algún sacerdote, más centrado en su fe que en la actualidad, se preguntaba cómo había entrado toda esa gente con camisetas del Madrid.

Fue una ofrenda exprés. Acabó a las 19:00 para dejar paso a la procesión del Corpus Christi y, sobre todo, para intentar cumplir con los horarios y el protocolo en las siguientes paradas: la sede de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. A esas horas, la afición del Madrid que se congregó en esos puntos ya era una masa compacta, intergeneracional e internacional. El agua y las gorras ayudaron a mantener el sol a raya y a sobrellevar mejor la espera. El fervor al paso del autobús se asemejaba al que se huele en esas mismas calles durante una procesión de Semana Santa. "¡Así, así, así gana el Madrid!", gritó el magma a su llegada al Kilómetro Cero y mientras los jugadores saludaban a la presidenta Isabel Díaz Ayuso.

La afición se echó masivamente a la calle para felicitar a los campeones de Europa.  EFE
La afición se echó masivamente a la calle para felicitar a los campeones de Europa. EFE

El presidente del club, Florentino Pérez, y el capitán, Nacho, centralizaron los discursos oficiales de reconocimiento a una etapa memorable. "Es un orgullo ser capitán de este equipo, pero con estos jugadores es muy fácil, con ese hambre, esa ambición, esas ganas de ser los mejores... Ojalá este club venga aquí muchas veces más", dijo el central. "Aquí hay jugadores con muchas Copas de Europa, alguno de vosotros habéis alcanzado una cifra que parecía inalcanzable, las seis de Paco Gento. Nacho, Dani Carvajal, Luka Modric y alguien a quien tenemos que dar las gracias por todo lo que ha demostrado dentro y fuera de los terrenos de juego. Gracias, Toni Kroos. Gracias por tu fútbol de excelencia y por tu comportamiento siempre ejemplar durante todos estos años", se rindió Florentino. En ese instante, la Casa de Correos estalló en una emotiva ovación que obligó al alemán a apartar su formalidad para levantarse del asiento y saludar a una sala abarrotada. El presidente finalizó con un elogio a Ancelotti y un anuncio que explica la filosofía que rige los despachos del Madrid: "Carlo, eres un referente en todo lo que representa este club. Ya estamos trabajando en la Decimosexta".

La Puerta del Sol era un océano plácido de cabezas hasta que se abrieron las puertas del balcón de la Comunidad. Aquello se convirtió en una fortísima marejada que jaleó a sus ídolos y de ellos recibió cercanía, espontaneidad, agradecimiento y locura. Hubo tres protagonistas por encima del resto: Kroos, Rüdiger y Vinicius. El centrocampista se desató en su despedida. Escuchó cómo sus hinchas le rogaban que no se marchara ("Toni, quédate"), recordó que cumplió su promesa de volver con la Decimoquinta y calentó a Rüdiger ("¡Loco, ven aquí!"). El central, reclamado por la marea y por Toni, no decepcionó ("¡El loco está muy cansado! ¡Es broma! ¡Que estoy aquí, el loco!"). Por su parte, el brasileño, entre gritos de "¡Vini, Balón de Oro!", expuso su gran objetivo: "Hemos aprendido mucho de Toni, de Nacho, Luka, de Carvajal, que han ganado mucho. Y los jóvenes que estamos aquí queremos ganar mucho más".

Nacho saluda con la Champions en el Bernabéu.  EFE
Nacho saluda con la Champions en el Bernabéu. EFE

El sol comenzaba a amedrentarse y Cibeles estaba rebosante. Lo comprobaron los jugadores, cuando acudieron al Ayuntamiento, donde les recibió José Luis Martínez Almeida. Su alma atlética no fue obstáculo, nunca lo ha sido, para reconocer la dinastía blanca. El alcalde de la ciudad, muy cómplice con los campeones, auguró más tardes de champán ("antes del 2027 volvéis con la Decimosexta"). Terminaron los actos oficiales, teloneros del jolgorio, desaparecieron los trajes y comenzó el macrofestival.

Una fiesta colosal

La imagen en torno a la diosa, epicentro de las celebraciones del Real Madrid, era impresionante. Algún veterano de guerra no tenía rubor en afirmar que la afluencia le recordaba a la locura de la Séptima Copa de Europa. Miles de madridistas aguardaban a un autobús descapotado escoltado por policías a caballo... ¡y uno de ellos era el padre de Carvajal!La rúa fue memorable: con Ancelotti repitiendo la foto, ya icónica, con gafas y puro y bailando junto a Vinicius, Militao, Camavinga. Aquello se asemejaba a una discoteca móvil.

Ancelotti, Nacho y Courtois saludan a la afición.  REUTERS
Ancelotti, Nacho y Courtois saludan a la afición. REUTERS

Pasadas las 21:30, el Madrid se subió a la 'Pasarela Cibeles' y se descorcharon las emociones. Las miradas pronto se clavaron en Toni Kroos. Su adiós al club quedará en el recuerdo. En la fuente volvió a ser venerado por los suyos, manteado. "Tengo una casa y es aquí", exclamó el alemán antes de oficializar el traspaso de poderes y dorsal: "¡Para mí es un honor dar mi número 8 a este chico, Fede Valverde!". El centro del campo de Wembley sigue llorando al ver las huellas de Toni. Hablaron Carvajal, Modric, Vinicius, Lucas... Ancelotti sorprendió a todos de nuevo. Primero sacando del cascarón a Güler y exponiéndolo en sociedad: "Os presento a un chico muy interesante: ¡Arda (Güler)! Es muy tímido". Tras un esforzado "somos una familia, gracias por todo", del turco, Carletto se dirigió a la hinchada recordando al inmortal Juanito. Algo que repitió en la juerga del Bernabéu: "¡Gracias a vosotros, 90 minutos en el Bernabéu son molto longos!".

Retomó su recorrido la comitiva para reunirse en el Santiago Bernabéu con el resto de aficionados y culminar 24 horas de apoteosis. El recorrido hasta el estadio dejó instantáneas asombrosas: puentes inundados de gente, aceras colapsadas, sirenas mezclándose con la música, camisetas volando al autobús. A las 23:00 horas arrancó el espectáculo en el coliseo. 70.000 espectadores disfrutaron de un fin de fiesta de locura y que se alargó hasta pasada la medianoche. Fue un domingo fastuoso y quedará en la memoria.