INTER MILÁN 4 - FC BARCELONA 3

Ronald Araujo tropieza en la misma piedra, rescata la crítica de Gündogan y el barcelonismo le señala: "¿Crees que me ha faltado contundencia?"

El central uruguayo salió en las fotografías del 3-3 y el 4-3 tras ya ser protagonista de la eliminación del curso pasado ante el PSG.

Acerbi junto a Araujo en la jugada del 3-3 que forzó la prórroga. /GETTY
Acerbi junto a Araujo en la jugada del 3-3 que forzó la prórroga. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

En el minuto 76 de partido, Hansi Flick hizo un cambio que, a posteriori, dinamitó la eliminatoria. Iñigo Martínez, que tenía una tarjeta amarilla y arrastraba problemas físicos —aunque el central lo negó en la zona mixta—, dejaba su lugar a Ronald Araujo. El Barça controlaba el partido, con 2-2, y amenazaba con solventar el encuentro aunque había bajado las revoluciones. Y ese 2-3 llegó por medio de Raphinha, que remachó el primer despeje de Sommer. Parecía que el Barça ya le había puesto el lazo a la eliminatoria, pero finalmente todo cambió en el minuto 93.

Araujo sale en la fotografía. Dumfries le roba un balón a Gerard Martín, con posible falta que reclamó el Barcelona, y, tras acercarse a la línea de fondo, centra al área pequeña. Araujo se encarga de la marca de Francesco Acerbi, pero, en vez de cubrir portería, lo marca por detrás, por lo que el defensor puede conectar un remate a quemarropa que sorprendió a Szczesny. No tuvo oposición el italiano tras el fallo de Araujo a la hora de no interpretar bien la acción. Algo que se repitió con el 4-3.

Thuram está emparejado con Araujo en el costado izquierdo y, con facilidad, progresa, le supera y centra, al estar el uruguayo mal perfilado. Después hay una cierta falta de tensión en el resto de los jugadores teniendo en cuenta que Davide Frattesi estaba ya dentro del área. El uruguayo, cuestionado por su actuación al final del encuentro, lo vio a medias: "¿Crees que me faltó contundencia? Estoy marcando en el 3-3, es suerte del delantero que lo mete ahí. Luego soy fuerte en el uno contra uno, quizás tengo que estar mejor ahí, pero esto es fútbol, a veces es así, también existen las coberturas. Hay que levantar cabeza".

No están siendo meses sencillos para Araujo, que ya la temporada anterior vivió una situación parecida cuando el PSG eliminó al Barcelona de la Champions en cuartos de final. Con el 2-3 de la ida, el uruguayo tuvo un triple error en una acción que explosionó la vuelta. Un error en el pase, en el repliegue y la decisión de frenar a Barcola cuando iba directo a la portería que le causó la expulsión. El Barça jugó una hora con diez y perdió 1-4. Tras el encuentro, Araujo no hizo autocrítica, Gündogan lo señaló en la zona mixta y, al final, el alemán lo zanjó así: "Si no estás preparado para admitir errores, no puedes tener éxito".

"Te deja mal, frustrado, y, además, teniéndolo tan cerca", remarcó Araujo, relegado este curso a un rol secundario, a la sombra de Pau Cubarsí e Iñigo Martínez, la pareja que ha contado con más estabilidad. "Creo que la jugada del 3-3 es falta a Gerard, no le deja disputar la pelota. Es cierto, pero hay que seguir. No hay que poner excusas. Este equipo tiene una mentalidad tremenda y volverá a intentarlo, hay una generación que seguro que ganará muchas Champions", añadió.

Rápidamente, a la hora de señalar aquellos instantes del partido que pudieron cambiar el rumbo, el barcelonismo miró el papel de su capitán. "Esta batalla continuará", dijo en sus redes sociales, y rápidamente despertaron mensajes negativos en contra del jugador. "Cada jugador, cuando llegue a casa, podrá mirarse al espejo y estar orgulloso de sí mismo. Analizaremos el partido con calma y veremos qué hacer", resolvió Hansi Flick, que no quiso personalizar en nadie, y ensalzó a todos.

Un caldo de cultivo entre la suplencia y la venta que no le ayuda

Lesionado desde el pasado junio, Araujo regresó en enero ante el Barbastro en la Copa del Rey, cuando se mostró dubitativo con su renovación. "Veremos", dijo, mientras semanas después, con una propuesta de la Juventus en la mano, se reunió con la dirección deportiva para pedir que le dejaran marchar. Deco, consciente de que el Barça, que había recuperado la normalidad económica, no podía perder efectivos cuando estaba vivo en tres competiciones, lo convenció para ampliar su contrato hasta 2031 con un asterisco: en verano, durante unas semanas, su cláusula sería de 65 millones de euros, una cantidad más terrenal para clubes europeos que lo quieran.

Su rendimiento ha sido discontinuo desde entonces, convirtiéndose más en un futbolista específico en algunos momentos de partido que en un titular de garantías. Flick no ha tenido reparos en sustituirlo al descanso, como ante el Alavés, o de, incluso, no darle minutos en muchos partidos y de forzar a la pareja Cubarsí e Iñigo Martínez. Ahora, señalado en este eliminación de Champions, es difícil imaginar el Barça 2025-26 con él en la plantilla. Pero dependerá de las ofertas que le lleguen. La entidad azulgrana necesita vender si quiere reforzarse y ganar fondo de armario.