INTER 1-BARCELONA 0

¿Por qué el Barça no puede darle las llaves del equipo a Dembélé?

El francés no estuvo a la altura en una cita crucial para los de Xavi Hernández.

Dembélé durante el partido /Getty
Dembélé durante el partido Getty
Albert Blaya

Albert Blaya

Xavi peleó mucho para que Ousmane Dembélé se quedase en el Barcelona. Y es comprensible. Hay pocos jugadores con el desborde y la capacidad de dejar atrás al rival como el francés y, además, en los últimos meses mostró una predisposición que hasta la fecha nadie había atisbado. Pero Dembélé está lejos de ser el jugador diferencial del ataque, o por lo menos, no esa primera espada.

El planteamiento era claro. Con Dembélé siendo el extremo diestro se dibujaban dos caminos a su alrededor: Roberto le vigilaría la espalda situado como tercer central y Gavi le ofrecería desmarques continuos sobre la última línea para que así Ousmane tuviese tiempo para poder desequilibrar. Xavi sacrificó a Raphinha situándolo en una zona que para él es complicada (por dentro y cayendo sobre su perfil menos bueno) para que el francés se luciese. Pero de tanto mirarlo, Dembélé fue perdiendo brillo, como una foto que ya tienes demasiado vista.

El primer tiempo del Barça fue lo que Dembélé decidió que fuera. Y aquí hay que repartir responsabilidades. Xavi y los jugadores creyeron ciegamente en el poder de Ousmane para desequilibrar y el francés creyó que, conduciendo, ganaría el partido. 20 pérdidas en 56 toques, 0 regates completados y una mala toma de decisiones que terminó por transformar el potencial dominio azulgrana en una brisa suave. El huracán nunca llegó a desatarse.

Y es que Ousmane Dembélé es un jugador especial, distinto. Su desborde es tan útil como peligroso, como una herramienta que viene sin instrucciones y uno no sabe cómo usarla. Solo queda confiar en que te va a solucionar la vida. Cuando mejor juega el Barça es cuando Dembélé recibe con la jugada ya masticada, con el último gesto pendiente del acelerón final. Ahí es determinante porque su margen de error es menor. Cuando el Barça le da las llaves el equipo compite peor. Y aquí toca mirar a quién usa las llaves pero también a quién se las da. El Barça volvió a caer en la misma trampa.