Benzema también baila samba

La Copa de Europa es para el Real Madrid como el Gintonic de media tarde, no hay mejor alivio para pasar un mal trago. Después del tropiezo ante Osasuna, Ancelotti desconfió de la confianza ante el Shakhtar y sacó un once de altura. Sin Courtois por obligación y sin Modric por devoción (volvía de lesión y merece cuidados). Y el Madrid allanó su clasificación a los octavos con un triunfo mucho más ajustado de lo que el ataque mereció. Porque desplegó mucho fútbol, pero hizo pocos goles. Fueron dos y pudieron ser siete, como dijo Kroos...

Los blancos jugaron uno de sus mejores encuentros en ataque, con Rodrygo golpeando primero, Vinicius después (una costumbre: séptimo gol de la temporada) y con Benzema como el perejil que ponía el color a todas esas salsas. Valverde fue el cuarto en concordia. Era un festival y prometía goleada. Sin embargo, acortó distancias el Shakhtar, la mirilla del Madrid se desvió. Hasta 36 remates firmó el equipo blanco. Trubin, portero ucraniano, también dio su discurso. Al final, marcador corto con algún susto (2-1) pero alivio grande en Chamartín. Pleno de triunfos en la Champions y el billete a la próxima ronda en la cartera. 

Para que un grupo de instrumentos se conviertan en una orquesta, se necesita un director que guíe y asocie su talento con el del resto para crear melodías. Contra Osasuna, Benzema regresaba de su lesión y se notó. Frente al Shakhtar volvió a ajustarse el traje y se lo pasó como si estuviera en un parque de atracciones, gracias en parte a la amabilidad en defensa de los defensores ucranianos. Karim es un abrazo. Puedes sobrevivir sin él, como ya demostró el Real Madrid en algunos partidos a lo largo de la temporada, pero la vida (y el fútbol) es otra cosa cuando lo notas. Esta vez, Vinicius, Rodrygo y Valverde sintieron su calor. Los cuatro combinaron como si la pelota fuera una bola del pinball y se divirtieron. Aunque pudieron hacerlo más... Su tridente con los dos brasileños suena a samba, porque Karim parece sacado de un sambódromo... Un enorme Trubin le privó del gol en varias de ocasiones, en una de ellas con un paradón de portada, pero hablar de que le faltó el gol en un partido como el que hizo es casi de mala educación.

Vinicius tiene encanto, velocidad y agitación, pero Rodrygo tiene desborde y gol, mucho gol. Le cuesta muy poco hacer lo que más cuesta y contra el Shakhtar volvió a mostrarlo. Recibió un pase interior de Tchouameni y debió de parecerle tan sencillo el camino que 'ideó' una pared con Stepanenko y con un derechazo, certero, desde el borde del área, abrió el marcador. Es más trueno que relámpago y su idilio con la Champions (11 goles ya) es casi una táctica más de Ancelotti. Precisamente con el brasileño tocó el italiano su pizarra, poniéndole por detrás de Benzema para que Valverde cosiera toda la banda derecha. El plan 'mediapunta' funcionó. Porque Rodrygo se entiende de maravilla con Benzema. Una combinación entre ambos, al primer toque, acabó en asistencia del brasileño a Vini, que abrochó el segundo y sigue en 'modo' pichichi, una grandísima noticia para Ancelotti. Igual que este Rodrygo, que bebe cada vez más del librillo de Karim y es imprescindible.

Todo el Shakhtar se merece un fondo de pantalla y el cielo. Eso sí, lo que hizo Trubin fue de monumento. Reconstruido de urgencia por el éxodo de sus brasileños debido a la invasión rusa, Jovicevic plantó un grupo en el césped del Bernabéu comprometido, sin miedo y con orgullo. No hay miedo escénico para quien convive diariamente con el miedo. Y a punto estuvieron de dar algún disgusto mayor al Madrid, que volvió a tener periodos de distraimiento: Mudryk, su jugador con más clase, puso en algún aprieto a Carvajal; Zubkov metió un golazo, acumularon ataques y ocasiones... El Shakhtar jugó con entusiasmo, algo de ternura, mirando siempre arriba y sostenido atrás por un portero, Trubin, que lo paró casi todo. Partidazo del guardameta.

Algo le pasa atrás al Madrid. Esos pequeños detalles de los que habló Ancelotti el martes y que urge solventar porque un rival más fiero que el Shakhtar puede hacer sangre. Osasuna lo sabe. Si Rüdiger salió en algunas fotos de los tanto rivales esta temporada, ahora fue Alaba. El austriaco no está fino en el juego aéreo y los ucranianos lo aprovecharon. Cuando el Madrid estaba dándose un festín, un centro desde la izquierda de Mykhaylichenko, la primera jugada clara de ataque, fue defendido por Alaba con la mirada y Zubkov batió a Lunin con un golazo. Un dato: el Madrid ha encajado en ocho de los 11 encuentros... Hay runrún. La jugada acabó con bronca de Ancelotti a los atacantes, por no ayudar, y con mirada al suelo de Lunin. El portero ucraniano ha encajado goles en los siete partidos que ha disputado con el Madrid...