REAL MADRID

La Champions tapa las vergüenzas del Real Madrid

El equipo blanco se impuso al Atlético en una tanda de penaltis de infarto, pero dejando malas sensaciones sobre el terreno de juego.

El Real Madrid, celebrando el triunfo en Champions./EFE
El Real Madrid, celebrando el triunfo en Champions. EFE
Rodra P

Rodra P

Dani Ceballos y Éder Militao se abrazaban y se tapaban a la vez. No querían mirar. Rüdiger caminaba hacia el punto de penalti y la tensión rebasaba el Metropolitano. Si marcaba, el Real Madrid pasaría a los cuartos de final de la Champions. Si fallaba, el Atleti seguía con vida. Y anotó. Los futbolistas blancos estallaron de júbilo, corriendo por el estadio rojiblanco y copiando la carrera de su héroe alemán.

Los de Ancelotti consiguieron el objetivo. Se impusieron a todo. Las lesiones, el empuje de los de Simeone, el griterío de la afición rival, el gol de Gallagher en el primer minuto de juego, el penalti fallido de Vinicius Júnior. El Real Madrid se repuso hasta de su mala actuación.

En el vestuario merengue y también en la zona noble del club salieron del Metropolitano muy felices, pero a la vez muy críticos con el partido de su equipo. "Nos ayudó que el Atleti no quiso ir más a por el encuentro. Hasta los minutos finales, cuando nos dejaron vivos, no lo hicimos nada bien", contaban entre bambalinas empleados del Madrid.

Ancelotti, en la rueda de prensa posterior al derbi europeo.EFE

Y es la realidad. No jugaron un buen choque. Ni en la vuelta ni en la ida en el Santiago Bernabéu. "Otra vez empezamos como si ya hubiéramos ganado y en el primer minuto ya nos igualaron. Eso nos jode", dijo Fede Valverde nada más terminar la tanda de penaltis, aún emocionado por el triunfo.

El Real Madrid, con el subidón de la victoria, tiene varios asuntos de los que preocuparse. El conjunto blanco apenas compareció en los primeros 70 minutos de juego, casi que despertó con el penalti errado por Vinicius. Sin dinamismo, sin generar peligro y hasta dejando la sensación de que el duelo ni les iba ni les venía, con las pulsaciones a cero.

El equipo no transmitía ser un equipo. Únicamente entregados a los inventos de los cuatro de arriba, cada vez más deslavazados, alejados entre sí, inconexos. La dirección de Ancelotti volvió a dejar que desear. Sin Ceballos no encuentra su centro del campo, le falló la aparición de Modric, y sólo acopla a Camavinga cuando los partidos se rompen. Tampoco se atrevió a sacar de inicio a Brahim, un perfil mucho más dañino contra rivales como el Atlético de Madrid. Cuando la mayoría de los jugadores no rinden en su punto óptimo, mala señal.

Además del mal juego, el Madrid estira sus problemas físicos. Mendy se retiró lesionado y varios futbolistas dieron muestras de estar al límite. Rüdiger, Valverde, Bellingham y Mbappé acabaron muy mermados. Y los cuatro reconocen que llevan tiempo jugando sin estar al 100%, con molestias que les impiden rayar a su mejor nivel.

Contra el Atlético de Madrid hasta se vieron 'broncas' entre compañeros. Nada extraño en una plantilla de élite, pero sí llamó la atención. La más sonada fue la de Bellingham con Vinicius. El británico le recriminó al brasileño que no bajase a defender tras una pérdida, uno de los debes que persigue a esta plantilla desde el inicio de curso. El idilio del Real Madrid con la Champions, de nuevo presente en una tanda de penaltis para la historia, tapa las vergüenzas de los blancos, pero Ancelotti tiene mucha tarea si quiere coronar el curso con títulos.