Diseccionando la depresión de fútbol del Barça: la repetición de patrones que a Xavi no le funcionan
El equipo de Xavi atraviesa un valle de juego desde hace unas semanas.
![Xavi Hernández pensativo. /GETTY](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/07/media/cortadas/decalogo_foto-R8ifWOimloYNr5DkkqjYm2K-1200x648@Relevo.jpg)
Salvo las victorias ante Betis y Amberes por 5-0 de forma consecutiva, el Barça solo ha ganado un partido (2-0 ante el Cádiz) por más de un gol de diferencia. En el resto de encuentros, los de Xavi o han ganado por la mínima o han perdido (Real Madrid, Shaktar) o empatado (Getafe, Granada, Mallorca). El problema, más allá de cuestiones emocionales como señaló el técnico tras el varapalo en Hamburgo, es sobre todo futbolístico, unas cuestiones que han calado en el corazón del equipo y que impiden ver una evolución que rescate malos rendimientos y empuje los buenos.
Sería imposible apuntar solo a un factor como el eje determinante de la caída a nivel de juego (y de resultados recientes) del FC Barcelona, porque es un problema estructural que nace con balón y termina sin él, exponiendo unas carencias tácticas que el proyecto no debería tener dos años después de haberse iniciado. Aún estando fuera nombres como De Jong o Pedri, el Barça ha repetido patrones que no le han funcionado, y se ha tropezado con la misma piedra una y otra vez. ¿Cuáles son los principales puntos?
Poca identidad sin pelota
Sin balón, el FC Barcelona de Xavi está lejísimos de ser un equipo competitivo. Ya no hablamos de ser élite europea, sino de unos mínimos que le permitan sobrevivir en el día a día ante rivales de mucha menos entidad, en escenarios que, por puro talento y capacidad de hundir al contrario, el equipo debería solventar con más agilidad. Xavi, que construyó a un equipo campeón de Liga en base a una buena presión tras pérdida y mucha solidaridad en su bloque defensivo, está viendo cómo su equipo está quedándose muy corto en todas las áreas exigibles para un equipo que aspira a ganar.
La presión, seña de identidad del Barça el pasado curso, está siendo uno de los grandes enemigos. No porque no se haga, sino porque se hace mal. Y la presión es un combate; es mejor retirarse a tiempo que ir desnudo a por el contrario. Los de Xavi están robando menos balones en el campo rival (de 21 a 15 de media), y el rival avanza con mucha más facilidad.
Una tendencia habitual, bien sea Ferran o Joao Félix quien ocupe ese extremo izquierdo, es que tiende a hundirse mucho, priorizando defender a su par (el lateral rival) que acompañar la jugada para restar espacios y tiempo al equipo contrario. El Barça se viene desangrando cuando su oponente le atrae y le fuerza a ir con todo, porque mientras unos se lo creen, el resto no acompaña.
En la secuencia del 1-0 del Shaktar, el principal problema del Barça es que hasta ¡tres! jugadores quedan por detrás de la pelota en una acción defensiva en campo contrario, es decir, eliminados de la jugada, lo que impide que el equipo pueda presionar de forma correcta. ¿Es dejadez? ¿Falta de compromiso? Viendo la secuencia entera, queda claro que el jugador responde a un estímulo individual, por pura intuición, ya que si un jugador salta, otro debe acompañarle. Hay dudas sobre quién debe hacer qué, y el equipo se hunde con facilidad.
Sin pelota, el bloque medio del equipo no logra dominar la altura defensiva a la que quiere defender, y termina hundido sobre su propia portería, sobreviviendo con los avales de Koundé, Araujo, Christensen, Íñigo y Ter Stegen. Aunque el Barça sea un equipo que tiene más posesión que el resto, es importante dominar escenarios defensivos a menos altura para que el rival no te hunda, cerrando puertas interiores y forzando a jugar por fuera al rival.
Se echa en falta mayor trabajo de los puntas para tapar pases dentro, ensuciar jugadas y condicionar al contrario en esa segunda altura. Con un Barça que quiere defender siempre lejos de su portería, pero que a la misma vez no sabe cómo gestionar esos escenarios, el rival encuentra muchas facilidades para poder conectar con sus jugadores más alejados y, de un solo plumazo, meter a todo el Barça en su área.
¿Pueden ser perfiles que faltan para poder defender mejor? Seguramente el equipo no cuente con los jugadores más adecuados en primera línea para iniciar una presión agresiva y sostener esos choques en la medular, pero existe un problema mayor y es que el equipo es incapaz de anticiparse a sus propias limitaciones, en vez de camuflarlas, las expone todavía más. Si el equipo tiene flaquezas, se ven el doble. Decía Rodri que Guardiola les daba una caja de herramientas a los jugadores para poder anticipar ciertas situaciones del juego, y con Xavi da la sensación de que son los futbolistas los que las tienen que encontrar.
Una hoja de ruta poco clara con balón
Con balón, el Barça necesita reencontrarse con sus mejores jugadores. Que Pedri, De Jong, Gündogan, Cancelo y Gavi coincidan y se puedan expresar conjuntamente, porque de ese dinamismo nacerá todo lo bueno del equipo. Sobre todo un Pedri que con sus dos ratos ante la Real Sociedad y el Shaktar vuelve a demostrar que, como dijo James Harden en su presentación con Los Angeles Clippers, no es un jugador de sistema, él es un sistema en sí mismo.
Con ausencias y poca capacidad de construir algo reconocible, el Barça ha sido un equipo que ha atacado peor, organizándose mal alrededor de la pelota, alejando a sus jugadores en vez de acercarlos, dibujando rutas que no facilitaban la progresión del equipo, lo que terminaba dejando pérdidas con menos jugadores cerca para poder presionar. El pez que se muerde la cola.
Ante presiones altas como las que planteó el Athletic Club o la Real Sociedad, el FC Barcelona ha tenido muchos problemas para progresar y ha ido repitiendo los mismos patrones ante equipos que le buscan arriba. Con Cancelo o Araujo como laterales sobre los que el equipo se apoya, y movimientos tanto del interior como del extremo para acercarse al poseedor, cosa que dificulta avanzar ya que se atrae también las marcas contrarias y se requiere mucha precisión en espacios reducidos.
![Ante la presión del Athletic, el Barça se cierra sobre su lateral, dejando sin opciones de salida al equipo al llevar la pelota justo donde el rival quiere. WYSCOUT](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/08/media/cortadas/sortida_1-U68128348335FCW-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
![Pérdida del Barça. WYSCOUT](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202311/08/media/cortadas/sortida_2-U61338224746fTK-624x385@Relevo.jpg?cw=780&ch=481)
El hecho de llevar la pelota a zonas que el oponente está deseando es otro de los problemas que nace del hecho de que muchas veces al Barça le falta personalid ad colectiva para ser capaz de reconocerse en escenarios de presión, y buscar progresar sin llevar la pelota a zonas que el contrario está deseando presionar. Con poca movilidad, jugadores que no asumen la responsabilidad y un plan colectivo que no termina de empujar al jugador a dar su mejor versión.
El Barça está a tiempo de ir corrigiendo y solventando todos sus problemas colectivos, unos que serán mucho más sencillos de subsanar si se recupera a los mejores jugadores. Hay tiempo y tanto en Liga como en Champions, el equipo está plenamente enganchado al liderato. Pero el fútbol suele ser un deporte que premia el largo plazo y que regala más alabanzas a quien sabe detectar a tiempo qué falla. Cancelo apuntó tras el partido ante el Shaktar que no lo sabía. Están a tiempo de descubrirlo.