Golpe de realidad para Lewandowski: lejos de Múnich hace tanto o más frío
El polaco llevaba 10 temporadas seguidas disputando al menos los octavos de final de la Champions.

"Estoy en el lugar correcto en el momento correcto", decía esta semana Robert Lewandowski en una entrevista a 'L'Equipe'. El polaco buscaba en el Barça un nuevo reto. Lo que quizá no esperaba el ariete es que el salto al vacío tendría tanta profundidad. El '9' ha cambiado un equipo ganador por uno en construcción. Las obras, visto lo visto, van a requerir más tiempo de lo esperado. El de Varsovia firmó por cuatro temporadas, pero a sus 34 años no puede perder el tiempo.
Lewandowski llevaba diez temporadas consecutivas disputando al menos los octavos de final de la Champions. La última vez que cayó en la fase de grupos fue en la campaña 2011-12, su segunda en la cuenca del Ruhr. Campeón con el Bayern en 2020, el gran reto del polaco es sumar su segunda 'orejona' con el conjunto catalán. "Sé que el Barça tuvo problemas la temporada pasada, pero es un club con un potencial extraordinario y ha hecho buenos fichajes. Creo que la entidad está en el buen camino para volver a la cima y mi objetivo en el Barça está claro: ganar trofeos", admitía Robert en su primera entrevista, a 'BILD', como azulgrana.

En Múnich, el ariete se quedó sin marcar. Este miércoles, ni siquiera disparó entre los tres palos. El equipo ha perdido fuelle tras el último parón de selecciones y Robert se resiente de ello. Finalizador como pocos, el delantero necesita suministro para poder brillar. Inter y Bayern le han vigilado muy de cerca y ni los extremos ni los hombres de segunda línea han sido capaces de encontrar los mayores espacios en otras zonas del campo.
El polaco, 'picado' en el orgullo
Si algo destacan de Lewandowski quienes le conocen es su carácter competitivo. El delantero tuvo sus más y sus menos con Nagelsmann, claro vencedor del doble duelo entre catalanes y bávaros. Además, su amigo Thomas Müller hurgó en la herida con su 'divertido' video en redes sociales. "Lewy, que venimos", deslizó el alemán. Dicho y hecho. El Bayern volvió a pasearse en la ciudad condal, algo a lo que se está acostumbrando en los últimos años. Si el momento del Barça ya es de por sí delicado, la felicidad teutona deja aún más frustrado a Lewandowski.

Robert mantiene su confianza intacta en el proyecto de Xavi. Sabe que su etapa como azulgrana tan solo acaba de comenzar. También es consciente de que su mentalidad de hierro debe servir para curtir al vestuario y en especial a los jóvenes. Su profesionalidad y cultura del esfuerzo es el mejor espejo para los que suben con hambre. A la vez, el polaco necesita brotes verdes a corto plazo porque afronta el tramo final de su carrera. Aunque firmó cuatro temporadas, no puede ni quiere desacostumbrarse a ganar.
Lewandowski dejó el Bayern porque se sentía admirado pero no querido. En Barcelona, el delantero ha encontrado el cariño desde el primer día. El Camp Nou coreó su nombre ya en el Gamper, lo que le dejó alucinado. En lo extradeportivo, Robert ya tiene lo que quería. Sobre el césped, la realidad es cruda: los alemanes ofrecían más garantías. Lo demuestra el hecho de que, en un mes, el polaco haya perdido tantos partidos en Champions (3) como en sus últimos cinco años en el Bayern. De ahí que alguna compañía aérea se atreva a mofarse de la situación.