CHAMPIONS LEAGUE | BENFICA - FC BARCELONA

Pep Guardiola encontró un Puyol en Otamendi y Messi, el amigo que se deja la piel: "Si no fuera futbolista, sería boxeador"

El central argentino lidera al Benfica ante el Barcelona tras una carrera de ensueño: "Nunca vi a nadie con su mentalidad".

Nicolás Otamendi, con la selección argentina, jugando uno de los encuentros del Mundial de Qatar. /GETTY
Nicolás Otamendi, con la selección argentina, jugando uno de los encuentros del Mundial de Qatar. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

"El General se queda" fue el lema del Benfica en 2023 para anunciar que Nicolás Otamendi renovaba por dos temporadas. Nunca un apelativo fue tan preciso. Ese contrato finaliza en junio, cuando pondrá punto final con 37 años a su segunda etapa en Portugal después de pasar primero por el Oporto, antes de jugar también en Valencia y de ser uno de los primeros líderes del Manchester City de Pep Guardiola. Y, en medio, su jerarquía en el centro de la zaga de la Argentina campeona mundial en Catar en 2022. Lo ha tenido todo este "mercenario" -así lo describe un compañero, por su facilidad para adaptarse a cualquier entrenador- del que subrayan que es un "animal competitivo" y un "líder natural". Este miércoles recibe con el Benfica a un Barça que ya le marcó cinco goles en la fase de grupos (4-5), donde Otamendi siguió siendo Otamendi buena parte del partido.

De su paso por el City cuentan que el central argentino fue clave en la consecución del título de la Premier en la campaña 2018-19, en la Liga en la que el Liverpool persiguió a los de Guardiola hasta el último suspiro y en la que ambos conjuntos consiguieron 98 y 97 puntos. Un mano a mano de época. Llegaron con esa ínfima ventaja a la antepenúltima jornada, cuando al City le tocó visitar el campo del Burnley. Un partido que se complicó más de la cuenta. Kun Agüero marcó en el 63' y liberó un enredo, pero los locales empezaron a asediar el área del City, defendida por Laporte y Kompany, actual técnico del Bayern de Munich. "En el estadio daba la sensación de que el empate llegaba. No paraban de colgar balones desde todos los lados", explican desde el cuerpo técnico de aquel City. Y, en el minuto 92 -el colegiado había añadido ocho-, Guardiola dio entrada a Otamendi por Sterling. Tocaba achicar agua. No quedaba otra. Y nadie mejor que el argentino. "Jugó lesionado mil veces. No tenía miedo a nada ni a nadie, nunca le dolía algo. Si tenía que jugar lo hacía aunque tuviera mal el bíceps femoral. No se escondía", explican desde el staff de Guardiola.

Y ese fue el momento Otamendi. El general se impuso en todos los balones aéreos y sostuvo al City, que acabó ganando esa tarde y los dos partidos que restaban de Premier y adjudicándose un título carísimo. La sensación en el cuerpo técnico de Guardiola es que Otamendi salvó uno de aquellos momentos donde se ganan las ligas y quizás no retienen los aficionados... pero sí el vestuario. "Era un buen tío, siempre riendo en el vestuario, con una broma a tiempo. Y luego daba aliento a los compañeros. No hacía nada para la galería, era un tipo para el equipo. El mundo no existía para él, solo el equipo. Si tenía que levantar la voz, lo hacía", añaden.

Es en esa etapa del City -de 2015 a 2020-, el central se sació de títulos y aumentó su estrecha relación con Agüero, compañero en la selección. Al Kun le llamaban perri, porque él utilizaba ese término con todo el mundo, y a Otamendi le pusieron salchicha. Cosas de argentinos. De Guardiola aprendió mucho y heredó su pasión por ser entrenador. "No era el central de pie fino típico de los equipos de Guardiola, pero el técnico le tenía una estima absoluta. Era su Puyol, si iba mal, aparecía él, si había problemas, levantaba la mano. Kompany era el capitán, pero siempre lo encontraba a su lado", relatan las mismas fuentes.

El error de Maradona y su salto al Oporto: «¡Tomas mucho mate!»

Antes de recalar en el City, sin duda su etapa más mediática, Otamendi había llegado a Europa por Oporto. Llegaba con 22 años, pero algo 'tocado' por lo que le ocurrió en el Mundial de Sudáfrica. El central formado en Vélez Sarsfield llegó como una promesa, pero Diego Maradona lo colocó de lateral izquierdo y quedó retratado en el 4-0 de Alemania. Pero ese verano el Oporto pagó cuatro millones por sus derechos y allí fue el central, a lanzarse a los grandes de Europa desde la liga portuguesa, lugar de paso habitual. Aunque no fue su etapa más brillante y le costó jugar con asiduidad, allí empezó a labrar su fama, como recuerda Abdoulaye Ba, quien pasará por el Rayo Vallecano en la campaña 2014-15 tras estar tres años en la disciplina del Oporto. Para Ba, Otamendi "es un hermano y un amigo" y un futbolista irrepetible.

"En el fútbol la mentalidad hace la diferencia y él era muy fuerte. No tenía tanto cuerpo, no era alto, pero anticipaba los movimientos, leía el juego. Siempre sabía lo que tocaba", rememora Ba, que destaca por encima de todo su capacidad para adaptarse a cualquier esquema: "Jugó en competiciones diferentes como Portugal, España, Inglaterra, y siempre fue titular. Es un jugador disponible para cualquier táctica, se adapta rápido, es un mercenario", cuenta. Aquel Oporto ganó tres Ligas, cuatro Copas y una Europa League, y Otamendi fue importantísimo: "No era de hablar todo el rato, solo cuando era necesario. Intervenía con justicia. Colocaba a los compañeros, era humilde y trataba a todos por igual, independientemente de dónde procedíamos. Yo jugaba en su posición y él me ayudaba a mejorar", explica.

"Hablaba cuando era necesario, era humilde, intervenía con justicia y te ayudaba"

Abdoulaye Ba Exjugador del Oporto

Hay dos aspectos que destaca Ba por encima de todo de un Otamendi que dejó huella en el Oporto. El primero de ellos, el boxeo. Era un fanático y así se declaraba a tumba abierta: "Contaba que si no fuese jugador, seguro que iba a ser boxeador. Es su deporte favorito. Hacía siempre gimnasio, boxeo y también meditación. Se cuidaba mucho. No tenía prisa por ir a casa. Hacía bañeras de hielo, le dedicaba mucho tiempo a la recuperación". Y siempre con el mate en la mano. "Cuando los jugadores comemos, engordamos rápido, pero él siempre estaba con mate para mantener su peso. Yo le decía 'tomas mucho mate', y él me contestaba: 'mira eso me ayuda mantener equilibrio y peso".

La música alegre, el boxeo y una huella imborrable en el Valencia

Después de unos años en el Oporto, y tras un paso fugaz por el Atlético Mineiro, Amadeo Salvo fichó a Otamendi para el Valencia. Era un club menos incendiado que el actual, con Jorge Mendes en la sombra de las operaciones y Nuno de entrenador. Y aquel Valencia acabó cuarto, entró en la Champions y el central argentino fue uno de sus líderes, como recuerda Javi Fuego, que ya tenía 30 años y vivió sus últimas experiencias en el club ché. "Nico era un líder natural, por su forma de ser en el vestuario y por su forma de actuar en los entrenamientos y partidos. Tenía también esa parte alegre y musical que compartía en el vestuario, sobre todo eligiendo la música junto a su inseparable Rodrigo de Paul. Era un gran compañero, respetuoso y leal".

Con 3.099 minutos y seis goles, Otamendi fue el jugador más utilizado y al mismo tiempo el cuarto máximo goleador del equipo. Detrás de ese jugador áspero para los delanteros, se escondía un delantero en potencia y un fino estilista con el balón, especialmente con los desplazamientos en largo milimétricos. "A nivel futbolístico, era y es un "animal competitivo". Además de sus muchas virtudes físicas y de entendimiento del juego, creo que su rasgo más diferencial es su competitividad y su gen ganador. En Valencia dio un gran rendimiento tanto en ataque, tanto iniciando las jugadas siempre con mucho criterio y haciendo goles sobre todo a balón parado, otro de sus fuertes; como en defensa, ganando muchas acciones individuales y ordenando la línea defensiva", rememora Fuego.

"Tenía una parte alegre y natural, escogía la música junto con su inseparable Rodrigo de Paul"

Javi Fuego Exjugador del Valencia

Ya era un Otamendi avanzado a su tiempo, lo que le permite seguir en la elite a su edad en una posición tan sacrificada, algo que recuerda a Pepe. "A nivel de cuidados, siempre fue un gran profesional, se fijaba en los detalles. Recuerdo que le gustaba mucho el boxeo y era habitual verle haciendo ejercicios para calentar pre-entrenamiento o para "quemar" los días de menos carga". explica el centrocampista, que después jugó en Espanyol y Sporting.

El tatuaje de homenaje a Messi y otra época dorada del Benfica

Tras ese paso por el Valencia, el City pagó 44,5 millones por el argentino, que les dio un fenomenal rendimiento. Jugó 210 partidos y si hubiera sido por Guardiola se habría quedado más tiempo, pero el argentino quería abandonar Inglaterra. Pero el City no quiso dejarlo ir gratis y formó parte de la operación que llevó a Rubén Dias de Lisboa a Manchester y a Otamendi con el billete contrario. "Llegó con críticas porque siempre en Benfica se critica que los jóvenes se quedan poco en el club, como paso con Ruben Dias o luego Joao Neves. Se había ido un referente y venía un jugador que parecía acabado y lo asociaban al Oporto. No era un buen Benfica pero con el tiempo mejoró, con Smith hacen gran campaña y ahora se le respeta", explica uno de los periodistas que siguen al Benfica.

Otamendi pasó de ser visto como el central que ganó la Europa League con el Oporto y ya con 33 años a ser considerado un pilar fundamental. De hecho, el Benfica es el club en el que más partidos ha jugado, con el de este miércoles en Champions serán 215. "Es una barbaridad la cantidad de minutos que juega, no se lesiona, su disponibilidad física anormal", se sorprenden. "Hace poco hubo una mini polémica porque a veces llegaba a los entrenos dormido porque se quedaba a ver los partidos de River Plate...", apunta, pero cierra rápido el debate: "Es un gran referente, se especula que se irá y termina siempre renovando. Los centrales jóvenes que despuntan acaban desplazándose al lateral porque nadie puede desbancarlo. Está mejor ahora que hace tres años", añade.

Y es que Argentina siempre le tiró, por eso fue uno de los jugadores simbólicos en el Mundial de 2022. Otamendi jugó todos los minutos con la albiceleste en Qatar. Un premio a un camino sinuoso para uno de los mejores centrales que ha dado Argentina y uno de los miembros de la llamada 'mesa chica', liderada por Messi y Mascherano en el Mundial de Rusia de 2018. En Catar Otamendi fue uno de los líderes de la selección y su campeonato fue inmaculado. Al central y al rosarino les une una relación tan especial, que Otamendi se tatuó una imagen de Messi con el escrito "gloria eterna", lo que le hizo recibir hasta los elogios públicos de su compañero: "Vi un montón de cosas espectaculares, pero que un compañero, un amigo, se haga este tatuaje, es especial. ¡Muchas gracias, Ota!". Un colofón a un central que dejó huella en todos los vestuarios, el mejor recuerdo a una carrera.