FC BARCELONA

Lo que no se vio del gol de Iniesta en Stamford Bridge: el "viento en los dedos" de Zubizarreta y las botas que ayudaron a Javier

Tres protagonistas de aquel encuentro recuerdan las sensaciones y los detalles 15 años después de uno de los goles en la carrera del manchego.

Andrés Iniesta en un momento de celebración tras su gol ante el Chelsea en la Champions 2008-09. /AFP
Andrés Iniesta en un momento de celebración tras su gol ante el Chelsea en la Champions 2008-09. AFP
Lu Martin
Alberto Martínez

Lu Martin y Alberto Martínez

Toda la discreción de Andrés Iniesta, su saber estar y su silencio se tornaron en un estruendo de dimensiones bíblicas y frenesí la noche del 6 de mayo de 2009. Un derechazo con el exterior a la escuadra de Peter Cech, el portero checo que jugaba con casco en el Chelsea, en el minuto 93 metió al Barcelona de Pep Guardiola en la primera final de la Champions de una era maravillosa e inolvidable para la afición azulgrana, y permitió aspirar a un histórico sextete que se hizo realidad meses después. El gol de Iniesta en Stamford Bridge es para el culé como el gol de Iniesta en el Mundial de Sudáfrica para los españoles. Siempre Iniesta.

Este lunes se cumplen 15 años. Iniesta tenía pelo y también un Guardiola que se pegó un sprint de época, y el Barça lo celebró en un partido polémico por el arbitraje de Tom Henning Øvrebø muy protestado en Londres... y en Madrid; pero también épico por la dureza e igualdad de una eliminatoria que se decidió en el último suspiro. Una de aquellas eliminatorias de videoteca donde hubo distintas miradas, recuerdos que embellecen todavía más aquel encuentro.

Como la de Emili Ricart, fisio personal del manchego, quien le ayudó en sus malos momentos con lesiones precisamente en esa mágica pierna derecha, que reconoce que le falla la memoria porque han pasado muchos años pero que hace una descripción del gol precisa como un analista: "Le memoria es traidora... Recuerdo un mal control de Etoo, un error de Essien para sacar el balón y que este le llega a Leo. Que no puede progresar pero ve a Andrés y se la da. Andrés inició aquella jugada en mediocampo. Y hace un tiro irrepetible de empeine exterior que coge un efecto y hace parábola. Esto es fútbol, momentos para la historia que recuerdo".

Mientras Ricart conserva la memoria fotográfica de la jugada, otro como Andoni Zubizarreta, que escribía columnas para El País, vio el gol desde el estadio con el prisma del cronista que un momento decisivo le obliga a cambiar el artículo o, como en su caso, hace de musa y despierta la inspiración. "Estaba trabajando y tenía que escribir un artículo, no sabía cómo empezar. Dije, 'quedan cinco minutos y tendremos una para empatar', pero con más fe que criterio", cuenta a Relevo el ahora director deportivo del Oporto. "Tenía una hora para escribir una vez acabó el partido", añade.

"Aquello acabó con un artículo titulado 'Con el viento en los dedos'. Es lo que sentimos los porteros cuando casi hacemos una parada decisiva, algo que le pasó a Víctor Valdés en el gol anterior del Chelsea", explica.

«Era una noche de calor sofocante en un campo seco, seco...»

Desde la tribuna de prensa de Stamford Bridge, hubo periodistas que habían perdido ya la esperanza, como Santiago Segurola, que por aquel entonces escribía para Marca. "Ese parecía un partido condenado al fracaso para el Barcelona. El Chelsea tuvo muchas, y el Barça jugó mal. Lo recuerdo desde la incomodidad absoluta", rememora visualizando un estadio donde no cabía ni un alfiler: "No estaba lleno, sino lo siguiente, no cabíamos. Recuerdo que Zubizarreta apenas podía doblar las piernas, en una noche de calor sofocante en un campo seco, seco...Pero tenía la sensación de que a aquel Barça no lo podías dar por muerto", añade.

Pero Segurola no vio el gol en directo. Cinco minutos antes del final se bajó a la sala de prensa porque "la conexión era muy mala". Craso error. Tuvo que regresar unos minutos después. "Vimos el gol por televisión y subí corriendo las escaleras para ver qué pasaba. Vimos la celebración y el final del partido de pie. Aquel desenlace fue como un parto de nalgas... Por lo que hizo aquel Barça la sensación es que hizo justicia. Fue un mal partido en una gran temporada".

El sorteo solidario de las botas y las comparaciones con Zidane

Más allá del momento, que muchos compararon 17 años después al gol de José Maria Bakero en Kaiserlauten que allanó el camino de la primera Copa de Europa, aquel tanto le hizo volar la imaginación a Ricart. "Lo que no recuerdo es como era la bota. Si era Nike y amarilla, como la vestimenta. Pero esa bota es una pieza única que debería ser admirada por todos los culés y debería estar en el Museu del Barça".

Pero la historia de la bota fue otra. Andrés Iniesta se las regaló a la familia de Javier, un niño de cinco años por aquel entonces que sufría parálisis cerebral y que necesitaba un tratamiento en Filadelfia, lo que le obligaba a viajar dos veces al año. La familia sorteó las botas y recaudó 100.000 euros en la venta de papeletas, pero no apareció el ganador por lo que hizo una segunda venta en Ebay y la adquirió el Museo de Juguetes y Autómatas de Verdú (Lleida). "Es la compra más emocionante de mi vida, porque son las botas de uno de los goles que me ha hecho más feliz y, sobre todo, porque el dinero se destinará al tratamiento de Javier", dijo Manel Mayoral en su día, el fundador del museo, que pagó 20.100 euros por tenerlas. El museo cerró dos años después.

Para Segurola, los goles de Iniesta, pocos pero determinantes, le recuerdan a los de Zidane, una comparación habitual. "Iniesta señala a la carrera de un gran futbolista, que no marcó muchos goles, pero los marcó en momentos puntuales e históricos. Tenía esas cosas. Un poco como Zidane, que deja los dos goles de la final del 98 en París, el inolvidable de Glasgow... Andrés es igual. Y aquel día dejó ese gol". Una vez finalizado el partido, Segurola bajó a la sala de prensa. "No me acuerdo bien, pero escribiría un churro de crónica en diez minutos".