Kroos culminó su leyenda: sus últimos segundos como madridista son inigualables
El alemán dio la asistencia del primer gol madridista y se marchó entre aplausos. Él rememoró su histórico gesto de Cardiff.
Londres.- Ahora sí. Toni Kroos (34) ha puesto punto y final a su carrera como jugador del Real Madrid. A falta de que dispute la Eurocopa con Alemania, no volverá a vestir la camiseta de un equipo profesional. Pero qué manera de despedirse. El alemán fue clave en la consecución de la 15ª Champions y la sexta personal, para marcharse de los terrenos de juego como una leyenda aún más grande. Sus nombres, inscritas con letras de oro en el fútbol mundial, brillarán en las listas de récords y en la mente de unos aficionados a los que se ha ganado a base de pases y algún que otro gol.
Todo el estadio tuvo un detalle con él cuando su nombre sonó por megafonía. Una ovación, incluidos los hinchas del Dortmund. Una gesto por parte de la afición rival, que sabe que lo necesitará al 100% si quiere hacer algo grande en la Eurocopa de su país este verano.
Quería mandar, muy a su estilo, pero el Dortmund no le dio demasiado aire. Al contrario, ahogó al alemán y a su equipo con presiones precisas, que hicieron que Toni perdiese más balones de los habituales. Pero eso no lo aturdió. Siempre valiente, siguió pidiendo la pelota y mejoró sus prestaciones. Sin embargo, donde peor lo pasó fue en la defensa. Sus compatriotas corren, y mucho. Él, más preparado para dominar los partidos que para correrlos, necesitó mucha ayuda de sus compañeros. Por suerte, la encontró.
Se acabó. ❤️🩹
— Relevo (@relevo) June 1, 2024
Toni Kroos ya es una leyenda del Real Madrid. pic.twitter.com/OrQJ03Z15w
Ya con la pelota y el control, llegaron sus minutos mágicos. Unos segundos de éxtasis que llevaron al Madrid a la victoria y los ascendieron una vez más al Olimpo del fútbol. Había sacado varios corners, todos con peligro. Pero fue en el 74' cuando un caramelo puesto a Carvajal acabó con le pelota dentro de las mallas de Kobel. Los blancos se ponían 1-0 y acariciaban la 15ª. Se marcha con una asistencia marca de la casa.
En el segundo, el de Vinicius, no participó, pero dejó una imagen que explicó a la perfección quién es Toni Kroos. Mientras toda la plantilla celebraba, él se quedaba en su campo, sin inmutarse, colocándose las espinilleras. Sabía que estaba rozando la gloria, pero también que su tiempo se acababa. Una sensación agridulce, pero la mejor posible a estas alturas de su carrera.
Minutos después, su cambio. Se marchaba del terreno de juego bajo vítores de la afición madridista. Como en aquella final de Cardiff, los miraba y levantaba los brazos. Lo habían conseguido otra vez. Su carisma, su magia, su fuerza. Todo a disposición del equipo. Y la poca energía que le quedaba para celebrar con los suyos. Su año de despedida lo convierte en un inmortal de este deporte.
Después del pitido final, un último homenaje. Sus compañeros lo subieron a las vallas publicitarias y lo pusieron frente a la grada. Todos cantaban su nombre, desde los jugadores al cuerpo técnico. Se retira una leyenda.