OPINIÓN

Lamine Yamal es el primer verano de nuestra vida

Lamine Yamal durante el partido. /AGENCIAS
Lamine Yamal durante el partido. AGENCIAS

A Lamine Yamal lo bañó Messi en una de esas fotografías que inundan de significado cualquier gesta que esté por venir. A Lamine Yamal lo bañó Leo y no sabemos si fue en el río Estigia, desconocemos qué parte de su cuerpo es normal, humana, pero sí sabemos que lo presenciado ante el Benfica obedece a ese momento en el que Leo le permitió a Lamine vestirse de Messi, no en forma, pero sí en contorno. Su regate para asistir a Raphinha conecta con el de Boateng en 2015 y su disparo posterior, suave, con el que Lío patentó toda una existencia. El Barça tiene a Lamine Yamal y el resto no. Con esta frase se abre cualquier libro.

Este Barça no es perfecto ni está cerca de serlo. A tramos parece vulnerable, a veces el rival parece acercarse, poder quitarse de encima el hechizo de Flick. Y está bien que así sea, pues este Barça no es hijo de la madurez, sino de la juventud, una adolescencia que hace que el Barça sea imperfecto y a ratos nervioso, impetuoso y un poco inconsciente, y por eso todavía nos gusta más. Nos vemos reflejados en ellos, una adolescencia que explota ante nosotros con la vilurencia del primer verano de nuestras vidas.

El primer tiempo retrata la vigorosidad de un proyecto que se repite a sí mismo cada día que este año es el suyo. El Benfica salió a la yugular con una presión alta y un juego vertical pero pronto descubrieron que Olmo es invisible cuando quiere y, sobre todo, que el talento y pegada del Barça arriba les inunda. A Raphinha este curso le controla una fuerza superior que hace imposible atarle en corto porque no obedece las leyes de un extremo al uso; da igual si lo atas en corto o si no regatea porque no lo necesita. Lo suyo es destrozar sistemas defensivos desde una voracidad sin precedentes. Raphinha es al fútbol lo que las abuelas al mundo: una infinita vocación por el hambre ajeno. Con Raphinha nadie se queda sin bocad pues lo llena absolutamente todo.

Flick sobre Lamine: "Es el mejor en su posición". Barça One

Se hace difícil calibrar a De Jong. El culer, en su mayoría, lo ha aniquilado ya en la plaza pública. Es un jugador que compite como si la vida no le fuese en ello y si a ello le sumas que uno esperaba que fuese algo que no es el escarnio está servido. Pero es de justicia reconocer que su 2025 es muy positivo y que la clave para que el Benfica saliese del descanso sin opciones ya no de marcar, si no de tener la pelota, fue suya y de Pedri. Flick apostó por Frenkie cuando nadie lo hubiese hecho, con el equipo carburando y ganando, y lo hizo porque entendió que el Barça sería mejor si el neerlandés llegaba su nivel. El Barça es un equipo más pleno y completo si De Jong y Pedri ocupan y manejan toda la base del juego.

El fútbol es inescrutable y casi siempre cruel con quien se cree que merece algo, porque este juego no otorga, sino que dispara. Y este Barça parece dispuesto a asumir y creer en sus posibilidades hasta el final. La Champions es, sobre todo, una cuestión de fe. Y los de Flick creen como cien pueblos juntos, encabezados por un Íñigo Martínez que ha rejuvenecido para que sean otros, Pedri y Lamine, quienes envejezcan sin perder su inocencia. Habrá tiempo de medir qué impacto tiene todo, pero el Barça cierra eliminatorias de Champions pasándose la pelota y no los nervios algo que hacía una década que no sucedía.