El Madrid tiene suerte en los sorteos
Me gusta ver los sorteos de la Champions porque sea cual sea la bola que salga hay respuestas para todo.

No aprendemos. Analizamos por encima de nuestras posibilidades aunque sepamos (porque lo sabemos) que el balón, de repente, sale disparado, rompe el cristal de la ventana de la vecina y hace añicos cualquier tipo de pronóstico. Me gusta ver los sorteos de la Champions porque sea cual sea la bola que salga hay respuestas para todo. Y crecen los futurólogos que dan porcentajes de favoritismo. Tan exactos como, por ejemplo, un 67% de opciones. No aprendemos. Y menos si hablamos del Real Madrid.
El blanco es uno de los pocos equipos, si no el único y ahí está la puerta de la hemeroteca abierta, que hace que la suerte en Europa suela ser buena porque él decide que así lo sea. Solo hay que ver la temporada pasada, donde esa 'suerte' emparejó al Madrid con PSG, Chelsea, City y Liverpool, pantallas de videojuego programadas por ese guionista del fútbol que se excita con el más difícil todavía. En esta nueva edición, parece que va a desandar el último camino: se enfrentará de nuevo al Liverpool. Pero ni las tablas de balances, ni los 'palos' al estado de Van Dijk, ni los elogios a Valverde, ni la renovada venganza de Salah, ni tan siquiera la última final de la Champions servirán de nada. El exceso de futuro crea ansiedad y es inútil.
Ni el Madrid ni el Liverpool serán los mismos en febrero porque hay un Mundial emparedado entre noviembre y diciembre que cuelga a todo el cartel de imprevisible. Lo que suceda en Catar afectará más al juego que muchos planes tácticos. Todo es una incógnita: en qué estado llegará Benzema, si será determinante el descanso mundialista de Salah, cómo afectará todo al depósito de gasolina de Vinicius... Lo único inalterable son la mística de Anfield y el miedo escénico del Bernabéu. La lucha de gigantes empieza ahí y el Madrid juega la vuelta en casa...
Esa es la primera de las dos certezas. La segunda es que la Champions no se puede explicar. Me recuerda al comienzo del monólogo que Robin Williams le dijo a un jovencísimo Matt Damon en El Indomable Will Hunting: "Si te pregunto algo sobre el arte, me responderás con datos de todos los libros que se han escrito. Pero tú no puedes decirme a qué huele la Capilla Sixtina. No has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto". No hay dato que defina la música de la Champions. Hay que oírla para saber lo que no se puede contar y para entender que cualquier análisis es accesorio. Eso sí, ninguno ha ido más a la Capilla Sixtina que el Madrid porque tiene 'suerte' en los sorteos. La suerte solo es buena si decidimos que lo sea. Y nadie tiene tanta decisión en Europa que los blancos. Veremos.