Mbappé se acostumbra a marcar al Barça y Dembélé se suma a la fiesta
El exbarcelonista solo ha marcado tres goles este curso, pero dos llegaron en esta eliminatoria, en la que junto con su compañero de ataque se coló en semifinales.
![Dembelé y Mbappe celebran uno de los goles del PSG. /EFE](http://s3.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202404/16/media/cortadas/1480053241-RoB1uUHV2r71CJd4yZneFaP-1200x648@Relevo.jpg)
Mbappé no brilló en la ida, en París, pero no se puede detener tanto tiempo una fuerza de la naturaleza. El jugador de Bondy terminó certificando el pase del PSG, el equipo de su ciudad, a las semifinales de Champions League. Primero marcando de penalti, más tarde con un segundo gol en una jugada que él mismo empezó en su área, un contraataque que solo tras un pequeño lío final terminó en los pies del delantero y en la red de Ter Stegen. Fueron más fogonazos que buen juego, no fue constante, no fue durante 90 minutos el jugador que se esperaba. Pero sí fue suficiente para lo que se requería en otra ocasión. Habrá otras ocasiones en las que no valga con esta versión.
En el Barcelona saben cómo se las gasta, ha marcado seis goles en cuatro partidos contra ellos, un verdadero festín para un jugador enorme, incluso en los días regulares. Todos los clubes tienen ese tipo de demonios, jugadores que cuando aparecen en la alineación rival crean una presión en el pecho y un miedo cerval.
No es casualidad que Mbappé sea uno de ellos, al fin y al cabo forma parte del ramillete de uno, dos o tres jugadores más grandes del mundo. Pero también es bastante claro que al Barcelona le hace especial daño. Más que al Madrid, por ejemplo, que de una manera u otra han sabido ir sobreviviendo cuando el PSG estaba enfrente.
Este es, quizá, el último baile de Mbappé con el equipo de su ciudad. Después de siete temporadas parece cansado de estar allí, en el club asumen que no seguirá con ellos. Pero hasta que llegue el día del adiós, en todo el rato que siga sobre el terreno de juego, se mantendrá como el faro que guía al equipo. Incluso en los días en los que no está tan exuberante, tampoco en Montjuïc hizo las mejores que le hemos visto hacer, pero como ese martillo que golpea al clavo una y otra vez, se deshizo del Barcelona y se coló en semifinales. La penúltima estación será el Borussia, quizá nunca antes fue tan favorito en esa penúltima ronda de la Champions.
La vuelta de Dembélé
Si Mbappé es la tormenta del presente del Barcelona, y puede ser incluso más intensa a partir del próximo año si termina viviendo en Madrid, Dembélé representa el fantasma de las navidades pasadas. Muchos le culparon de las eliminaciones del equipo azulgrana las últimas temporadas, porque es un jugador errático, fallón y desordenado en demasiadas ocasiones. Esta vez, sin embargo, también le pueden culpar de sus desdichas, porque sin sus goles todo esto hubiese sido distinto.
Dembélé abrió la lata tanto en París como en Barcelona. En el Parque de los Príncipes fue un golazo, un disparo rotundo; en la vuelta se conformó con un gol de merodeador, aprovechando un centro que Cubarsí no supo despejar y que le quedó a él en el segundo palo, con poco ángulo, para remachar y empezar la remontada. Iba el equipo perdiendo 1-0 en ese momento y, aunque Araujo ya estaba expulsado, todavía les quedaba mucha piedra por picar para pensar en ser uno de los cuatro mejores equipos de Europa.
Dos goles de los tres que ha marcado esta temporada, una cifra escasa para un atacante titular en un equipo que domina su liga con mano de hierro. También es cierto que han llegado en el mejor momento, cuando cada minuto es trascendente.
Dembélé es un jugador de claroscuros, a ratos brillantes, en otros desesperante. Esta vez hizo de todo, porque también hizo rabiar a los suyos en unas cuantas jugadas, pero terminó sumando. Primero en el gol, después provocando el penalti que supondría el 1-3. Esa jugada es muy Dembélé , un control no muy bueno que se convierte en válido por un error del Cancelo.
La retransmisión le dio como el mejor del partido, sin duda fue el más importante. No es el jugador más deslumbrante del PSG, eso queda siempre para su compañero en este texto. Pero, después de unos años en el Barcelona con lesiones e inseguridades, quizá tampoco importa. El 17 de mayo su equipo sigue vivo. Esto no era una costumbre en su carrera.