BORUSSIA DORTMUND - REAL MADRID

El niño que creció en el Muro del Westfalenstadion: "El éxtasis llegaba cuando el Dortmund marcaba un gol y llovía la cerveza"

Miguel Gutiérrez nació en Dortmund en 1969, vive en Madrid desde hace más de 20 años y de simple aficionado pasó a ser speaker, intérprete y ahora es el periodista que más sabe del rival del Real Madrid.

Imagen del famoso Muro Amarillo de aficionados del Borussia Dortmund. /
Imagen del famoso Muro Amarillo de aficionados del Borussia Dortmund.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Fundado en el Wildschütz, un bar de salchichas y patatas fritas, en el que hoy se levanta una hamburguesería de comida rápida, el Pommes rot-weiss y bautizado con el nombre de la marca de cerveza típica de la ciudad en aquellos tiempos, principio del siglo pasado, Borussia, el Ballspiel-Verein Borussia 1909 e.V. Dortmund se hizo grande como un club de barrio, humilde, que nunca renunció a escalar peldaños hasta convertirse en el primer equipo alemán en ganar una competición continental. Fue el 5 de mayo de 1966 en el Hampden Park de Glasgow, donde el Real Madrid ganó la Quinta (1960) y la Novena (2002), el mismo año que los blancos ganaron la sexta en Bruselas. Era la final de la Recopa y el rival, el mismísimo Liverpool de Bill Shankly. Todos firmes. Ese Borussia que puso a Dortmund en el mapa futbolístico europeo había eliminado en cuartos de final al Atlético de Madrid de Luis, Adelardo, Ufarte, Mendoza, Griffa, Collar...

Miguel Gutiérrez, en el Westalenstadion.
Miguel Gutiérrez, en el Westalenstadion.

Entonces, el protagonista de esta pieza futbolística que responde al nombre de Miguel Gutiérrez no había cumplido aún los tres años y comenzaba a almacenar en su cuerpo la devoción por el fútbol en general y por el gran club de su ciudad en particular. " Yo nací en Hörde, un barrio del sur de la ciudad, en el hospital de San José. Mi padre, Manuel Gutiérrez Escalante, que falleció en 2016, fue uno de los muchos españoles que en los 60 se fue a Alemania y aterrizó en Dortmund, que era una ciudad minera y metalúrgica. Después de la Segunda Guerra Mundial, en todo Centroeuropa se necesitaba mano de obra y allí se fue. Mi madre, Teresa, era funcionaria del Ayuntamiento de Dortmund. Así se conocieron. Yo me crie más en un ambiente alemán, aunque de vez en cuando íbamos al Centro español, que entonces era muy importante en la ciudad por los miles de españoles que vivían en la zona".

A Miguel siempre le dio por pegar patadas a todo lo que se le ponía por delante. "Allí había varios clubes pequeños, en uno jugué yo, en el que llevaba el nombre de mi barrio, el Vfl Hörde. Allí viví hasta que hace 22 años, más o menos, me vine a Madrid. Hubo un tiempo en el que vivía a caballo entre los dos sitios, pero ni ahora, que ya vivo aquí, ni entonces, me he ido definitivamente de Dortmund. Lo digo en el aspecto mental. A veces he vuelto solo para ver un partido, para estar en mi barrio y acudir al Westfalen, que así se llamará siempre para mí ese estadio que ahora es el Signal Iduna Park".

En esa zona alemana, la cuenca del Ruhr, el fútbol era la salchicha y la cerveza de todos los fines de semana. En cada ciudad que se preciara existía un gran club. A 35 kilómetros, militaba el Schalke 04 (el gran rival del Borussia, el derbi de Westfalia), pero también estaban el Bochum, el Duisburgo, el Essen... Y un poco más lejos el Bayer Leverkusen, el Colonia, los clubes de Dusseldorf. "Comencé a ir al estadio a los 10 años. Mi memoria dice que el primer partido que vi fue contra el Colonia. Fui con mi padre y un amigo de la escuela, Christoph Burkhardt, que era muy del Borussia. Ya entonces existían las entradas juveniles que nos costaban cinco marcos, lo que hoy sería dos euros y medio. Nos poníamos en el ahora llamado internacionalmente Muro Amarillo. No era fácil conseguir entradas. Se vendían en las administraciones de lotería. El Muro siempre tuvo localidades de pie, hasta que la UEFA obligó a poner los asientos para poder jugar la Champions. Los asientos estaban, pero la gente no se sentaba".

Vivencias del 'Muro' desde dentro

Miguel se imagina con sus pantalones cortos camino del estadio. "Siempre que me dicen que cuente cómo se siente uno dentro del Muro, digo que no se puede describir con palabras. Hay que estar dentro. Había que llegar muy pronto. Una hora y media o dos antes de la hora del partido. Aquello era una fiesta. La gente hacía de todo para pasárselo bien. Y cuando digo de todo, es de todo... Bueno, eso no lo ponga, que eso no se puede decir. Lo que sí se puede decir que yo fui creciendo en el bloque 14 de ese Muro que presidió mi infancia y mi adolescencia. Ahí nunca iban los ultras, como se entienden ahora. Era un ambiente muy sano. La gente se conocía. Eran amigos de diario, compañeros de trabajo o de estudios. En Dortmund, entonces cuando nací y ahora casi 60 años después, no hay nada más importante que el Borussia. Diría que no hay otra cosa. La gente va por la calle, a trabajar, a estudiar, a tomar una cerveza y va vestida con los colores del Borussia... Y no ahora porque juegue la final de la Champions. Es de siempre, de toda la vida. Nunca se podrá comparar con el Real Madrid, no tienen nada que ver por concepto, por sentimiento, por grandeza".

Imagen de Miguel Gutiérrez, de niño.
Imagen de Miguel Gutiérrez, de niño.

Miguel recuerda cuando llegaba el momento de máxima excitación. "El éxtasis se conseguía cuando se marcaba un gol y la gente tiraba la cerveza al aire. Allí todos tenían su vaso de cerveza en la mano. Todos deseábamos mojarnos, significaba que había marcado nuestro equipo. Y luego hay un dicho allí que dice que cuando el Muro grita, ruge, empuja el balón hacia dentro de la portería visitante. Allí no había peleas. Si acaso pasaban fuera, no dentro. Y nunca entre nosotros. Nuestro gran rival, entonces, y ahora, es el Schalke 04. Corrían los 80 y comencé a ir a los entrenamientos. Me gustaba. Hablabas con la gente mayor que llevaba siendo socios del club desde décadas antes. Yo me hice socio con 20 años, más o menos. Comencé a tratar con gente del club. El entrenador era Udo Lattek, con quien luego trabajé en el canal de televisión, DSF. Entonces jugaba Votava, que era mediocentro... y luego fichó por el Atlético".

El niño del Muro fue creciendo y comenzó a crearse un porvenir. "Estudiaba filología en Bochum, a 15 kilómetros de Dortmund, y como me gustaba el mundo de la comunicación me presenté a unas pruebas en la radio de mi ciudad y me cogieron. Me gustaba también mucho la música pop, iba a todos los conciertos que se daban por la zona e hice entrevistas a gente importante. Comencé en la radio con programas de música, hasta que un día dio la casualidad que al Borussia le tocó el Zaragoza en la Copa de la UEFA. Era la temporada 92-93 y los de la redacción de deportes me dijeron que les echara una mano para hacer una entrevista y traducir a Víctor Fernández, que era el entrenador. Yo dije que sí, claro. El fútbol era mi otra pasión. Me pidieron después que fuera con ellos al partido de vuelta en La Romareda. Pasó el Borussia. Y estando allí, el jefe de Prensa del Dortmund me dijo que no había nadie para traducir en la conferencia de Prensa... Yo me puse al servicio de mi club y lo hice. No podía decir que no... Nuestro entrenador era Ottmar Hitzfeld, que luego fue campeón de Europa con el Borussia".

Era el principio de una nueva carrera. En la temporada 94-95, los de Dortmund se enfrentaban al Deportivo también en la Copa de la UEFA. "Hubo hasta prórroga en el partido de vuelta allí. Y el jefe de cantera entonces, Heinz Keppmann, me señaló que la UEFA les obligaba a tener un speaker y que si les podía ayudar. En la conferencia de Prensa me llevé una bronca tremenda cuando me puse a hablar en español. No sé por qué... A partir de entonces me comenzaron a llamar cada vez que se enfrentaban a un equipo español y me convertí también en el speaker del estadio para dar las alineaciones en castellano y los consejos de seguridad para los aficionados".

Miguel Gutiérrez, entrando en la radio.
Miguel Gutiérrez, entrando en la radio.

Su vida cambió radicalmente. "Dejé los programas de música y ya me pasé a la información futbolística. Y cubría la información del Borussia para la radio de allí. Después pasé a la DSF, que compró los derechos de la Liga española y tuve la suerte de que mi jefe de Radio Dortmund se fue allí y me llevó. Así comenzó todo. Tuve la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. Luego ya, cuando me vine para Madrid, cada vez que había un enfrentamiento con un equipo alemán, eran los medios españoles los que que me llamaban para hablar de ellos y todavía me siguen llamando. Cada vez más. En todo este tiempo mi presencia en los medios alemanes ha sido constante. He trabajado con ellos, con Premiere, ahora Sky, en Mundiales y Eurocopas, mientras que en España me convertía en el especialista de la Bundesliga y ahora, por ejemplo, estoy en Movistar como experto en la materia".

Perdió el móvil en la final contra la Juventus

La historia del club camina paralela a la de Miguel Gutiérrez. O viceversa. En 1972, seis años después después de ganar su primer título europeo, desciende a Segunda y no vuelve a ascender hasta cuatro años después. "En los 70 mandaban en Alemania el Bayern y el otro Borussia, el de Moenchengladbach. En los 80 también apareció fuerte el Hamburgo y el Dortmund ganó la Pokal (Copa) del 89. En los 90 ya fue nuestra gran época con los dos títulos de Bundesliga (1995 y 96) y la Champions. Esa noche, la del 28 de mayo de 1997, que ganamos 3-1 a la Juventus, yo estaba en el Olímpico de Múnich como un borusser más. Nunca lo olvidaré porque perdí el móvil y me llevé un disgusto terrible. Esa final y ese título fue la consumación de la gestión que una década antes habían comenzado Gerd Niebaum y Michael Meier, que los que consiguieron hacer del Borussia un gran club, no solo a nivel alemán, sino también europeo".

Miguel Gutiérrez, en el césped.
Miguel Gutiérrez, en el césped.

Fue cuando comenzaron a llegar los grandes fichajes: Reuter, Sammer, Riedle, Julio César, Andreas Moller, Kohler, Paulo Sousa... Una inversión de más de 15.000 millones de pesetas. Muchos repatriados de la Liga italiana, que era el paraíso futbolístico de aquellos tiempos. En el 2000 se convierte en el primer y único club alemán en cotizar en Bolsa.Vuelve a ganar la Bundesliga (2002) y pierde la final de la Copa de la UEFA contra el Feyenoord. Aquello fue el final de la gran época. De la bonanza económica se pasa a una situación que a punto está de generar la bancarrota del club. Las acciones de Bolsa se desplomaron en 2004 y la brillante gestión de Niebaum se desvanece hasta el punto de descapitalizar el club para pagar las deudas.

"Fue una gran época. Su propósito no era otro que competir con los grandes clubes alemanes y lo consiguieron. En los 90 fue un gran club, competitivo. Llegó Ottmar Hitzfeld de entrenador, con quien se ganaron esas dos Ligas y la Copa de Europa y hace un gran equipo. Luego hubo otros grandes entrenadores como Sammer, o el mismo Klopp... La magia del estadio continúa siendo inigualable desde entonces. Yo estoy agradecido de haber nacido en Dortmund y de ser hijo de un español que se fue a ganar la vida al extranjero y se la ganó. Hoy en día hay mucho mimoso que se queja porque se tiene que ir al extranjero. Entonces sí que no había nada de nada. No ahora, que tienen de todo. No saben lo que es la vida".

Del Dortmund... pero ídolo de Beckenbauer

El niño del Muro, camino de sus 55 años, estará en Wembley para animar a su equipo. "Con todo el respeto a todo lo pasado, para el Borussia es el partido más importante de su historia por quién es el rival. No olvido ni la final ganada a la Juventus, ni la otra, que también se jugó en Wembley, en el 2013 y que perdimos contra el Bayern, pero en la que competimos bien. Ahora es la final contra el Real Madrid, el club de las 14 Copas de Europa. Nos viene bien el papel de que todos den favorito a los de Ancelotti. Allí estaré. No estaré en el Muro que la afición montará en Wembley.He conseguido por medio del club otras entradas en medio de las 402.000 peticiones. En los últimos días todos me llaman para pedirme entradas y, por muy bien considerado que estoy en el club, que es un orgullo, tengo la mía y gracias".

Miguel Gutiérrez, junto a Sammer.
Miguel Gutiérrez, junto a Sammer.

Miguel quiere dejar un último mensaje. "Me gustaría decir que aunque soy un hijo de Dortmund y un aficionado del Borussia, mi gran ídolo futbolístico fue un jugador del Bayern: Franz Beckenbauer. Así es la vida. Y tuve el honor de verle jugar en directo en el Muro, en un partido contra el Hamburgo en el 82, que solo jugó un tiempo. Luego, trabajando en Sky, se lo comenté un día y se acordaba del partido. Me dijo que se lesionó y por eso no había salido en la segunda parte... Mi gran ídolo del Dortmund fue un jugador poco conocido en España, pero que nació en la ciudad y que comenzó en los juveniles antes de saltar al primer equipo. Me encantaba, era Daniel Simmes, que marcó un gol parecido al de Maradona contra Inglaterra en el Mundial 86 o el de Messi contra el Getafe. Jugó en la década de los 80 y los 90. Era delantero centro, pero también jugaba por la derecha... Claro, y luego estaba Andreas Moller, que me ha parecido uno de los mejores mediapuntas del fútbol alemán y europeo. Vino del Eintracht Francfort. ¿Mi entrenador? Udo Lattek para mí era pura energía a su edad. Luego, claro, Ottmar Hitzfeld, que lo que hizo fue brutal. Aunque no olvido la época de Klopp, porque además es una persona entrañable y fantástica que habla con todo el mundo"