Las notas del España - Japón: Unai Simón suspende y los cambios no funcionan

El peor partido de la Selección llegó en el peor momento posible. Fue un encuentro en el que España priorizó un control estéril que limitó a sus atacantes y engañó al público: el control era solo parcial. En este escenario, España se ve despojada de sus cualidades y quedan en el aire sus debilidades, unas que Japón castigó. Unai se equivocó en el gol, los atacantes no produjeron nada reseñable y el centro del campo no movió a Japón.

El portero del Athletic está teniendo más peso con balón que sin él en la mayoría de partidos, y ante Japón volvió a ser parecido. En el primer tiempo tuvo que ser jugador y, cuando le tocó ser portero, se equivocó claramente en el 1-1. No pudo hacer nada en el 1-2.

Fue el jugador más flojo de la defensa. Permitió movimientos a su espalda, perdió algunos duelos con su par y dejó dudas tras dos suplencias seguidas. No protegió bien el área en los peores momentos. Tiene pinta que Lucho volverá a recurrir a Laporte.

A ver qué pasa cuando vuelva al City y Guardiola le diga que tiene que volver al pivote. De central está disfrutando con la propuesta, tocando más balones que nunca, siendo el primer pasador y, además, dejando muy buenas acciones defensivas. Con 1-2 y el equipo atacando, dejó una gran acción a campo abierto para evitar problemas mayores. El mejor de la defensa.

Le tocó ser titular en el partido decisivo de un Mundial que hace poco pensaba que no jugaría. Como todo en este año de Alejandro Balde, le llega por sorpresa. Jugó un partido correcto, aunque no se pareció al Balde que enamora en Barcelona. Le faltó mordiente y dejó una pérdida que acabó en gol de Japón. Crecerá.

Cerró como tercer central y, pese a la gran asistencia en el gol de Morata, su partido no terminó de darle al colectivo lo necesitado en banda derecha. Demasiado corto y cerrado, ayudó a Japón su posicionamiento. Cambio en el descanso.

Su peor partido del Mundial. Impreciso en pases que siempre suele acertar, lento en la toma de decisiones y poco preciso en su toma de decisiones. En las pérdidas, se mostró desorientado en algunas transiciones.

El canario empezó mandando, pero a medida que pasaba el partido la Selección le fue necesitando en más sitios y eso diluyó su impacto. No pudo recibir como desea en zona de tres cuartos y tendió a recibir más cerca de Busquets, lo que le alejó de zonas dañinas.

Fue vital en los mejores momentos de España. El dominio se entendía desde su movilidad, que propició el 1-0, y un acierto en cada contacto. Indispensable para ganar duelos, terminó sustituido en el segundo tiempo.

Está sumando más en lo numérico que en el juego. Se invierte así su relevancia. Volvió a marcar pero en el juego se quedó corto, con malos apoyos e imprecisiones en según qué situaciones del juego. Fue sustituido.

Olmo puede ser perfectamente el jugador más inspirado en la fase de grupos. Volvió a sumar movimientos muy acertados, tanto al espacio como al pie, dejó gestos técnicos de alto nivel y fue el atacante que mejor entendió qué pedía el partido. Terminó jugando de interior y demostró ahí su versatilidad e inteligencia.

No fue su partido. Se contagió de la rigidez del juego de la Selección y eso inhabilitó su juego. No probó el 1x1 y tampoco buscó desmarques, limitándose a recibir al pie y buscar pase al compañero.

Entró para remontar el partido de extremo y lo terminó de 9. Dejó alguna buena acción en desborde pero cuando pasó a jugar de delantero centro estuvo perdido, sin estar alimentado.

 

Entró en el descanso y en apenas cinco minutos los japoneses remontaron, con un gol en el que le ganan la espalda. En ataque no pudo sumar apenas nada y se limitó a marcar la casilla de "presentado". Dudas en quién será el lateral ante Marruecos.

Entró para ser 9, pero ante la incapacidad de recibir en esa zona, se puso de extremo diestro. Incapaz de poder generar ventajas desde el disparo (no lo probó) pese a ser su mejor arma, tampoco desbordó. No fue una solución.

Entró por Balde para tener mayor amenaza al espacio pero ante una Japón muy bien estructurada sus movimientos no encontraron recepción y se limitó a recibir al pie sin producir nada notable.

Debutó en este Mundial en el peor escenario posible, pero también en el que ha demostrado que puede ser una opción. No pudo recibir en ventaja ante un expeditivo Tomiyasu y en área rival no logró entrar en juego.