Otra obra de arte de una Real Sociedad que se mete en octavos y enamora a Europa

Otra obra de arte. La enésima de la temporada y en esta ocasión, eficacia incluida, para pasar, otra vez, por encima de un Benfica que no sabía muy bien por dónde le estaba dando el aire. Si frente al Barça, el arranque fue para enmarcar, el inicio protagonizado por los de Imanol Alguacil ante el Benfica fue demoledor. Para quitarse el sombrero. Uno se queda sin elogios ya para describir lo que está haciendo el conjunto blanquiazul, que con la victoria ante el conjunto luso y el triunfo del Inter en Salzburgo (0-1) ya está en los octavos de final de la Champions League 20 años después.

El mensaje de Imanol Alguacil tras la dolorosa derrota encajada frente al Barça caló hondo en un vestuario que frente al Benfica tuvo la mejor respuesta posible. Para el minuto 20 ya había dejado visto para sentencia el partido gracias a los goles de Merino, Oyarzabal y Barrenetxea. Incluso el 3-0 con el que se llegó al descanso se quedaba corto para los méritos del equipo de Alguacil, al que le anularon dos goles, uno por mano de Merino y otro por posición antirreglamentaria de Oyarzabal, y que falló un penalti. Le dio lo mismo. En la segunda parte continuó el baile pese al tanto de Rafa Silva al inicio de la misma y pese al esperpento vivido en la grada con el lanzamiento de bengalas por parte de la afición lisboeta.

La Real Sociedad llegaba al choque con varias dudas sobre el estado físico de algunos de sus mejores jugadores, pero muy pronto quedaron disipadas, por lo menos en el caso de Ander Barrenetxea, que era uno de los que estaba entre algodones. De hecho se perdió uno de los primeros entrenamientos de la semana. Bastaron unos pocos minutos para volver a comprobar que el atacante blanquiazul atraviesa por el mejor momento de su carrera. El 3-0 fue una obra de arte. Primero, por el regate a Joao Neves, que todavía lo está buscando, y segundo, por la ejecución. 'Barrene' puso el balón en la misma escuadra de la portería defendida por Trubin. De locos. El donostiarra está de Selección y no sería de extrañar que fuera uno de los integrantes de la lista que dé a conocer Luis de la Fuente mañana viernes. Al '7' le sale todo. Está de dulce como se pudo comprobar unos minutos después con un control de balón excelso. Su posterior pase llegó a Oyarzabal al que Otamendi se llevó por delante. Aguantó 76 minutos, tiempo más que suficiente para deslumbrar.

Si Ander Barrenetxea está, en estos momentos, tocado por los Dioses, qué decir de Mikel Oyarzabal, que no hace mucho era el blanco de las críticas por su, para algunos, preocupante estado de forma. El '10' ha trabajado como un animal para volver a ser el que era y lo ha conseguido. Marca la diferencia jugando incluso de '9' cuando él no estaba llamado, a principio de temporada, a jugar en esa demarcación.

Carlos Fernández, Sadiq o André Silva tenían que batirse el cobre para ganarse la confianza de Alguacil que, siempre ha mostrado una predilección por su capitán. Frente al Benfica volvió a mostrar ese instinto de anticiparse a la jugada. Solo así puede explicarse el 2-0. Florentino, que solo aguantó media hora sobre el terreno de juego, dio un pase sin sentido. El '10' se dio cuenta del error, le ganó la partida a Otamendi y gol. Otro más y muchas bocas calladas.

Sin lugar a dudas, Imanol Alguacil, era el realista más hundido al término del encuentro frente al Barça. Dicen que la cara es el reflejo del alma y la del entrenador de la Real dijo muchas cosas en la sala de prensa de Anoeta. Quizá ese enfado, esas declaraciones tenían un doble sentido. Si así fue, el 'gitano de Orio' volvió a dar en la diana, como tantas veces ha hecho desde que llegara al banquillo del primer equipo. La Real vive una época dorada de la mano del oriotarra, un entrenador de la casa que maneja a la perfección todos los escenarios posibles. Él es consciente de que su equipo juega como los ángeles, pero no se conforma. Quiere mucho más. Dicen que el elogio debilita e Imanol prefiere que nadie hable de su Real. Difícil lo va a tener si protagoniza actuaciones como la de hoy frente al Benfica. Mientras otros muchos lo siguen buscando, la Real ha encontrado un tesoro en la figura del entrenador blanquiazul.

Es una vergüenza lo que pasó antes del partido, en los aledaños de Anoeta, y lo que ocurrió dentro del santuario blanquiazul. Pero la Real está por encima de todo y de todos y lo demuestra que ni tan siquiera el comportamiento de los aficionados del Benfica pudo empañar la fiesta y el espectáculo ofrecido por los blanquiazules desde el minuto uno hasta el final. Es incomprensible que siga ocurriendo algo como lo de hoy en los estadios de fútbol, que se permita que ultras, sean del equipo que sean, entren con bengalas a un terreno de juego y campen a sus anchas por la ciudad de turno. Esos desalmados, que no tienen otro nombre, no son merecedores de presenciar un espectáculo como el que ofreció, una vez más, el conjunto dirigido por Imanol alguacil, que sigue paseando su nombre por Europa de la mejor manera que sabe, jugando a fútbol. Los Remiro, Merino, Zubimendi, Oyarzabal, Barrenetxea y compañía están empeñados en hacer historia. Van por el mejor camino posible.