BARCELONA

La odisea más larga del Barça: cartas, parchís y 'PSP' para hacer frente a 14 horas de autocar

En 2010, el Barça tuvo que desplazarse a Milán en autocar debido a la imposibilidad de viajar en avión.

Rafa Márquez y Touré, durante el viaje./FCB
Rafa Márquez y Touré, durante el viaje. FCB
Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

El Fútbol Club Barcelona vuelve al Giuseppe Meazza, ahí donde en 2010 tuvo que viajar en autocar por la erupción del volcán Eyjafjallajokul. De los que vivieron esa odisea, solo quedan en plantilla Gerard Piqué y Busquets y en el banquillo Xavi Hernández, que en ese momento era jugador. En total, 14 horas de carretera que dieron para mucho.

La expedición salió desde Barcelona el domingo a las 14:30. Lo hicieron en dos autocares. La imposibilidad de volar provocaba que, en caso de emergencia, nadie pudiera viajar como recambio. Por ello, Pep Guardiola convocó a última hora al canterano Andreu Fontàs. Como es habitual, en la parte de delante estaba el 'staff', mientras que atrás se colocaron los pesos pesados, jugando a cartas, parchís o a la PSP.

En todo desplazamiento siempre había varios jugadores que destacaban. Uno era Gerard Piqué, amante de las bromas. También Touré, al que le gustaba 'chinchar'. A todos menos a Zlatan. "A 'Ibra' no, que es muy grande", decía siempre el marfileño.

Tertulias improvisadas

La de la 'casa' la formaban los Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Pedro, Bojan y compañía. Messi, Milito y Pinto pasaban muchas horas juntos. Maxwell, Abidal, Touré Yaya, Keita e Ibrahimovic integraban un grupo con buena cuota de acento francés. Así se repartía el vestuario azulgrana.

Leo Messi, en el autocar. FCB
Leo Messi, en el autocar. FCB

Pasadas las 21:00 horas, la plantilla llegó a Cannes (Francia), donde hizo noche. El lunes por la mañana esperaban cinco horas más de carretera hasta llegar a Milán para comer, descansar y entrenarse en la previa del envite.

Ya en martes, día del partido, en el autocar sonaba Coldplay en el trayecto del hotel hacia el estadio. Esa tarea recaía siempre en manos de Tito Vilanova, en paz descanse. La tradición no surtió efecto aquella noche. 3-1 en contra y la obligación de remontar en el Camp Nou.

Regreso con polémica

En la vuelta, también por carretera, el de Olegário Benquerença fue el nombre más repetido. El colegiado luso debió anular el 3-1 de Diego Milito por fuera de juego. Aunque lo que más indignó a los azulgranas fue lo que sucedió antes del partido.

Keita, protestando al colegiado. FCB
Keita, protestando al colegiado. FCB

"No entendimos qué hacía Figo -entonces directivo del Inter- a pie de campo bromeando con el árbitro. No recuerdo haber vivido antes una escena así", explica, aún incrédulo, uno de los miembros del entonces cuerpo técnico del Barça.

El trayecto de regreso se hizo del tirón. El enfado era máximo y no había ganas de alargarlo ni un minuto. "No perdimos por culpa de las 14 horas de autocar, pero, poco o mucho, eso afectó a los jugadores a nivel físico", explica a Relevo otro integrante de aquel 'staff'.

En el partido de vuelta, los de Guardiola vencieron 1-0 en el Camp Nou, quedando apeados de la final del Santiago Bernabéu.