ARSENAL - SEVILLA FC

La controvertida venta de Reyes que cambió la historia del Sevilla: "Se escuchaban los porrazos en las puertas"

José María del Nido, Monchi y Francis Cagigao recuerdan aquella operación que encendió al sevillismo y dio la vuelta al club.

José Antonio Reyes sustituye a Denis Bergkamp, en el día de su estreno en la Premier con el Arsenal./
José Antonio Reyes sustituye a Denis Bergkamp, en el día de su estreno en la Premier con el Arsenal.
Samuel Silva
Alonso Rivero

Samuel Silva y Alonso Rivero

27 de enero de 2004. Tras dimes y diretes que se habían alargado desde el año anterior, el Sevilla traspasaba a José Antonio Reyes al Arsenal. Una venta, en medio de una eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey, que encendió a la afición sevillista, pero que, posteriormente, ha quedado en el recuerdo como la primera gran operación del club de Nervión y la que sirvió para darle un vuelco a la historia de la entidad de la mano de José María del Nido Benavente y Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi. Precisamente, con ellos y con Francis Cagigao, jefe de scouts del Arsenal durante casi dos décadas y hombre que vivió aquella negociación en primera persona, ha querido Relevo evocar aquellos días que llevaron a Reyes a Londres y que también supusieron el nacimiento del Sevilla de los éxitos.

Todo empezó con un flechazo entre los técnicos del Arsenal y el utrerano. "Personalmente ya había recomendado su fichaje 18 meses antes", recuerda Cagigao, que entonces era un colaborador principal en una estructura de ojeadores del Arsenal que lideraba Steve Rowley. Precisamente, este jefe de scouting, de plena confianza de Arsene Wenger, ya había acudido a Sevilla en varias ocasiones para completar ese informe técnico sobre Reyes con conversaciones con el jugador y su entorno. Partidos y entrenamientos contaban con presencia de esos técnicos del Arsenal, que ya intentaron abordar el fichaje de Reyes meses antes de que finalmente se produjera.

"Lo intentaron el verano anterior pero ahí no lo vendimos", reconoce Monchi, que entonces aún daba sus primeros pasos como director deportivo. "Fueron negociaciones muy duras. Lo acabamos vendiendo en invierno en medio de aquella eliminatoria ante el Atlético", añade el de San Fernando, quien junto a Del Nido lideró las reuniones en clave sevillista. "David Dean estuvo en varias ocasiones en Sevilla junto conmigo", dice Cagigao sobre aquellos días en los que viajó a la capital hispalense junto al entonces vicepresidente del equipo londinense y hombre fuerte en todas las operaciones. "Planteamos una negociación tipo empresa, si el Arsenal quería comprar que venga a por él. Ellos planteaban negociar en Barcelona o en Madrid y yo hice venir al vicepresidente del Arsenal a mi casa en el Aljarafe para negociar conmigo. Se dilató, pese a que teníamos una situación económica delicada, pero no íbamos a malvender a nuestra joya de la corona", agrega Del Nido sobre aquella negociación en la que contó con la disposición del propio Reyes: "Él colaboró, nos dijo que se quería ir porque la oferta económica era inigualable, pero me añadió: 'me debo al Sevilla y usted es el que marca la pauta'. La familia de José Antonio y él se pusieron en las manos del club. Él actuaba al dictado del presidente y yo marcaba el paso".

José María del Nido habla de la venta de Reyes.Relevo

Con todo, meses antes ya se habían producido los contactos entre el Arsenal y Reyes. De hecho, las informaciones apuntaron en verano a un contrato de cinco temporadas para el utrerano y unas cifras que multiplicaban sus ingresos en el Sevilla. Finalmente, y tras elevar su oferta, el Arsenal convenció a Del Nido y a Monchi de que la propuesta era irrechazable. "Estábamos vendiendo el buque insignia, la piedra por la que se quería construir el Sevilla del futuro. Fueron unas circunstancias difíciles para los que actores de aquella aventura: los agentes del jugador, el propio jugador, la familia, José María Del Nido como presidente, Joaquín (Caparrós) como entrenador, yo como director deportivo. Fue una operación difícil, pero necesaria para construir lo que vino", admite Monchi, que iniciaría con ese traspaso toda esa secuencia que transformaría a la entidad. "Estábamos en el preludio del centenario, él era humanamente un once y futbolísticamente era el emblema que queríamos ostentar en esos fastos. Pero como compañía mercantil no había duda que era la decisión que había que adoptar, el Sevilla arrastraba un pasivo de 40 millones de euros del año 2004", dice Del Nido sobre esa decisión que marcó el devenir de la entidad.

"Fue la primera gran venta del club, la que supuso que a partir de ahí se empezara a construir el Sevilla de los éxitos y los títulos. Esos ingresos permitieron sanear lo que había de deuda y empezar a invertir en jugadores que dieron resultados muy importantes", señala Monchi, recordando la importancia que tuvo ese traspaso para cambiar el devenir de la entidad. "Fue uno de los primeros traspasos de canteranos y ya era una cantidad muy importante. Luego llegaría el de Sergio Ramos y otros", dice Cagigao para resaltar la importancia de una transacción que alcanzó los 24,5 millones de euros. "Vimos que era la oportunidad para hacer el Sevilla que todos soñábamos. En la primera Junta que yo presidí, quien hacía las funciones de vicesecretario era Javi Moya y él nos dijo: 'presidente, yo reivindico mi derecho como sevillista de cuna a jugar una final, ni siquiera a ganarla'. Era un trauma que tenían los cientos de miles de sevillistas de aquella época. Aquello permitió relanzar un proyecto y dio los frutos que todavía estamos disfrutando".

Del Nido habla de la trascendencia del traspaso para el Sevilla.Relevo

Pero ni las cifras ni el momento gustaron a la afición del Sevilla. El club vivía un periodo complicado en el apartado económico, pero ya volvía a asentarse en Primera y los hinchas veían la venta como una descapitalización deportiva. "Recuerdo esa rueda de prensa en la que estábamos anunciando la operación y se escuchaba a la gente de fondo pegando porrazos en las puertas de estadio porque no estaban contentos. De hecho, me fui a Madrid al día siguiente, jugábamos contra el Atlético en la Copa, y lo pasé fatal. Me puse malo por la noche de toda la tensión que tuve y lo que surgió, pero era una necesidad, teníamos que vender", evoca Monchi sobre aquellos días. "Los momentos en el fútbol hay que aprovecharlos, hay que tener el pulso firme. Recuerdo que al salir del estadio había 100-200 aficionados que me insultaban, paré el coche, me bajé, les expliqué la situación y terminaron aplaudiendo. Si aquello no hubiera concluido en el Sevilla más grande la historia, pues hubiera sido un fracaso y una decisión errónea. Pero el tiempo nos dio la razón, en 15 meses llegaron cinco títulos. A lo largo de los años demostramos que teníamos el pulso firme, la opinión de la afición no alteraba nuestro estado de ánimo, sin perjuicio de la que respetáramos y la escucháramos".

"Tuvimos que escapar en coche, había gente que nos perseguía y tiraba ladrillos. Tuvieron que cerrar las puertas del club, querían asesinar al presidente. Hoy en día puede sacar una sonrisa y parecer gracioso, pero fueron momentos duros. No querían que se vendiera a José Antonio", admite Cagigao, que luego llegaría a Londres con Reyes de la mano. "Fue una de las pocas veces que he tenido una conversación con José Antonio muy profunda. Me llamó días anteriores, para decirme que era una oportunidad para él y su familia. Con él hablaba siempre en un tono menos formal, pero en esa conversación también demandaba ese paso. En esa operación a larga todos salimos ganando, pero en ese momento fue muy difícil de llevar cabo y muy compleja", reconoce Monchi. "Recuerdo a José Antonio, cuando le dije que la operación estaba terminada, llorando como el niño que lleva el padre a un colegio interno porque ha suspendido y no se quiere ir. Me dijo, volveré presidente y ganaré títulos con el Sevilla", dice Del Nido sobre ese final de la negociación que acabó con Reyes camino del Arsenal. "Me llamó a las doce de la noche para decirme que se iba al Arsenal. Lo notaba entusiasmado pero también triste, que el dejaba su ciudad, su ambiente y sus amigos. Él era un jugador franquicia del equipo en ese momento", remata Antoñito, amigo y confidente del utrerano, que incluso le bromeó para tratar de animarlo: "Le dije que al menos con el traspaso suyo íbamos a cobrar los demás. Y él se reía".

Del Nido habla de la necesidad del Sevilla.Relevo

Primeros días en Londres

Nada más llegar a la capital londinense, Reyes pisó la casa de Wenger. Allí se celebró el primer cónclave londinense con el jugador, al que acompañaban parte de su familia y sus representantes, con la presencia también de David Dean. "Aquí trata de mantenerte siempre en pie", aseguran que le dijo el mítico entrenador del Arsenal al futbolista como primera lección de lo que le esperaba en la Premier, un fútbol mucho más físico y de contacto entonces que el español. Hasta el propio Reyes lo reconoció así en su primera visita de regreso a Sevilla, a los pocos meses de haberse convertido en titular en aquel Arsenal de Los Invencibles. "Por cada 50 faltas que pitan en España, allí son cinco", decía el utrerano con esa sonrisa que siempre lo acompañó.

"Fui a verlo a Londres, y allí era dios en el campo. Con Henry está la anécdota con Aragonés, que le dijo que era mejor. El campo entero coreó su nombre cuando lo cambiaron después de haber metido dos goles. Cuando salió del estadio, le pasó con los chiquillos como en Sevilla, cientos de ellos alrededores de él. Me dijo que llevaba dos años en Londres y sólo sabía decir yes, y ya era mucho. José Antonio Reyes es una pérdida para la humanidad que no lo tengamos", concluye emocionado Del Nido, protagonista principal de aquellos días y que vendió al utrerano para construir el Sevilla de los éxitos del siglo XXI.